Vive en paisajes urbanos que mantienen cierta biodiversidad. Su comportamiento y habituación proporcionan información sobre cómo evolucionan para persistir en un mundo que cambia rápidamente.
Por Melisa Morales – Veterinaria*
La presencia de zorros en jardines de casas de Chacras de Coria y Vistalba parece ser un hecho cada vez más frecuente. Inclusive, muchas familias los respetan y sienten afecto por este particular amigo a pesar de que no sean factibles mascotas.
Hasta el momento la analogía puede remitir a la amistad de “El Principito” con el zorro en la novela de Saint-Exupéry. Sin embargo, la Ciencia también registra que en diferentes ciudades del mundo existe una interacción importante entre zorros y humanos, con una creciente adaptación a entornos urbanos. A pesar de ello se consideran animales silvestres no domesticados.
El zorro que observamos en los alrededores lujaninos, es un zorro gris (Lycalopex griseus), también conocido como chilla. Este ancestral carnívoro es una de las cinco especies que podemos encontrar en gran parte de la Argentina. Durante varias décadas sufrió una fuerte presión de caza por el valor comercial de su piel, llegándose a exportar alrededor de 5 millones de pieles entre 1972 y 1979. Actualmente es una especie protegida en Mendoza donde se prohíbe su caza, aunque no así en la Patagonia. A pesar de ello se considera que las poblaciones de los últimos años son estables.
De este amigo zorro que frecuenta los alrededores de viviendas periurbanas, la Ciencia local conoce muy poco. En Europa, Australia y Norteamérica, el éxito de otras especies de zorros que se han adaptado y prosperado en zonas urbanas, ha reflejado cambios interesantes. Sobre todo cuando se han comparado con los de áreas rurales, también expuestos a la presencia y costumbres de los humanos.
A pesar de que se suelen ver de día, los zorros de áreas urbanas se vuelven exclusivamente nocturnos, ya que evitan las actividades diurnas de las personas y su principal amenaza, los perros. Son buenos controladores de especies de plagas como roedores y también consumen palomas y gorriones. El acercamiento a los jardines de las viviendas, ha facilitado el consumo de verduras y frutas de las huertas, alimentos de mascotas, lombrices y también basura. A su vez, un alto porcentaje de hogares encuestados en Suiza reportó que alimentaban intencionalmente a los zorros visitantes con comida de buena calidad.
Esta nueva dieta “urbana” que permanece durante todo el año y que prácticamente no requiere de un comportamiento de caza, han favorecido el aumento de masa corporal y tamaño de zorros de áreas urbanas. Inclusive, se ha descubierto que los cráneos de zorros depositados en antiguos museos, son más pequeños que los actuales.
Por primera vez en la historia la mayoría de la población humana reside en áreas urbanas. Y no existen prácticamente lugares no modificados. Contemplar y admirar un zorro en el jardín de una vivienda, es un ejemplo de que lo natural y lo artificial se integra y evoluciona. Las ciudades también están llenas de vida y los zorros seleccionan estos nuevos hábitats. Conocer, respetar y valorar estas especies nos demuestra que los cambios siempre traen oportunidades.
Otras curiosidades
Reproducción: se ha observado que las hembras de zorro en áreas urbanas prefieren hacer madrigueras en jardines donde predominan plantas nativas arbustivas y donde pueden cavar y esconderse. El apareamiento y cría se concentran en primavera-verano y la lactancia puede durar entre 4 y 5 meses.
Enfermedades: la interacción con las mascotas en áreas urbanas puede enfermar a los zorros con sarna sarcóptica y otras parasitosis. Por lo tanto observar un zorro con áreas sin pelo puede relacionarse a esta enfermedad. También se ha descripto que los zorros pueden infectarse con el virus de la rabia. Por lo tanto, por prevención es altamente recomendable vacunar anualmente a nuestros perros y gatos contra la rabia.
*Datos de la autora: Autoras: Vet. Melisa Morales. Lab. de Medicina y Endocrinología de la Fauna Silvestre. IMBECU. Conicet- Uncuyo, CCT-Mendoza. Contacto: memorales@mendoza-conicet.gob.ar