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Editorial: ¿Jubileo o Jubilación?

“Cábenos dejar constancia -y esto es importante- que los trabajadores no somos enemigos de que se nos jubile. Entendemos que después de entregar nuestras energías al trabajo, tenemos el derecho a una vejez sin hambre, y partiendo del principio de que el capital es trabajo acumulado no pagado, los capitalistas son los que tienen que ceder una parte del producto de nuestro trabajo que ellos retienen para su exclusivo beneficio”

(Acción Obrera N° 3. Junio de 1924. Informe de Secretaría. La Ley de Jubilaciones y Pensiones)

El término ‘jubilación’ proviene del latín ‘jubilare’: “saltar de alegría”. También está estrechamente relacionada con ‘jubileo’. Para la iglesia católica, el jubileo es una celebración que de ordinario tiene lugar cada 25 años y en la que se concede la indulgencia plenaria.

Seguramente muchas personas ‘saltaron de alegría’ cuando pudieron jubilarse de un trabajo sumamente agobiante y que por alguna razón detestaban. Otros muchos no esperaban con ansias su retiro. Porque amaban su trabajo, los hacía sentirse útiles y productivos. Pero ineluctablemente el retiro llega. Dejamos de ser personas activas y nos convertimos en la clase pasiva.

El párrafo que precede esta nota muestra lo que sentían los obreros en 1924 cuando el Congreso de la Nación aprobó la Ley N° 11289. Casi 100 años han pasado desde entonces. Hay que hacer el esfuerzo mental de imaginar las condiciones laborales y sociales de la época. Los trabajadores temían que sus aportes previsionales manejados por el Estado no les fueran devueltos correctamente o que el ente recaudador los utilizara para otros fines.

Por eso organizaron una huelga general contra la Ley 11289. Ésta preveía un aporte del 5% del salario del trabajador y otro 5% del empresario. Tampoco los empresarios querían aportar y organizaron un lock out en las principales tiendas y comercios. Cerraron los talleres y algunas fábricas para obligar a los huelguistas a volver a trabajar.

Finalmente, la ley no prosperó y en 1926 la dejaron sin efecto.

Esta introducción histórica es para que reflexionemos desde qué tiempos venimos discutiendo los argentinos el tema jubilatorio. Todos los gobiernos modifican la fórmula de ajustes de la jubilación. Y todos argumentan lo mismo: el único objetivo es que los jubilados cobren más.

La realidad está demostrando lo contrario. Durante la gestión del presidente Mauricio Macri por ley se cambió la formula anterior que venía de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. A pesar de la gran protesta de la oposición que arrojaron toneladas de piedras contra el Congreso, la ley se aprobó. Resultado: los jubilados cobraron menos. Actualmente el gobierno de Fernández volvió a cambiar la fórmula. Los jubilados cobran menos.

La jubilación mínima es de alrededor de $19.000. Para este diciembre el gobierno otorgó un aumento, a los que cobran la mínima, del 5%, o sea alrededor de $950.

¿Gritarán de alegría estas personas? Pensemos en el valor de una canasta alimentaria. Pensemos en el costo de los remedios. No olvidemos que la vejez nos trae un natural deterioro en la salud. Y por ende los medicamentos son una parte sustancial de la existencia. Es cierto que hay medicamentos gratis. Pero es igualmente cierto que el PAMI no funciona muy bien.

Los jubilados son una especie de rehenes de los vaivenes históricos de distintos gobiernos.

No se pueden quejar, no pueden hacer una huelga para mostrar su descontento. Sólo les queda esperar que las buenas intenciones de todos los gobiernos alguna vez sean una verdad y no etéreas promesas.

Mientras, siguen subsistiendo como pueden.

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