Imprudencia ante todo. Las calles de Chacras de Coria hace rato se convirtieron en autopistas para colectivos, vehículos, motos y sobre todo para conductores que a la hora de manejar no respetan las señales o más bien las transgreden. El teléfono al volante es figurita repetida en el distrito. Con operativos selectivos, las autoridades aseguran controlar lo que parece haberse ido de las manos. ¿Zona 30? La iniciativa de bajar un cambio, que hace años tuvo la Unión Vecinal Chacras de Coria como propuesta al plan de ordenamiento territorial, por lo cual surgió una ordenanza, parece haber quedado en el olvido. Muchos ciclistas son también responsables del caótico andar chacrense. El concepto de “pueblo sin prisa” es el que motiva a rescatar valores y restablecer una vida más pausada, con autos que circulen a la velocidad debida para que peatones y niños se sientan seguros. Responsabilidad al andar, por favor. Para no lamentar accidentes ni tragedias, para recuperar la armonía y la seguridad en las calles, en especial en Darragueira, Besares, Loria, Italia, Viamonte, Liniers, Álzaga, Pueyrredón y Almirante Brown.
Por Sofía Pavez – Especial para Correveidile
Una de las circunstancias más preocupantes que se desprende de los datos de siniestralidad está vinculada a los motociclistas que realizan envíos a domicilio y que en muchos casos, poco respetan las reglas de tránsito, exceden los límites y pasan a los autos por la derecha, entre otras infracciones. Cansados y preocupados por la falta de conciencia al volante, vecinos piden medidas efectivas y disciplinarias para evitar accidentes, sobre todo en las zonas con mayor flujo vehicular. Durante el tiempo de encierro y ante la disminución de autos en la vía pública, los automovilistas han aumentado aún más la velocidad. Tanto es así que el peligro creció y disminuyó la presencia policial.
Según manifestaron a Correveidile, solicitan la implementación de mesetas peatonales acompañadas de señaléticas. Dichos reductores están conformados por una elevación prolongada del pavimento y su colocación resulta más económica que la de las tachas, que además se salen al poco tiempo de su colocación. En este sentido, el chacrense Ricardo Romagnoli sostuvo: “Se aprovechan de la capacidad de sus vehículos y pueden causar accidentes, circulan con gran rapidez y eso reduce la posible reacción que tiene un conductor ante un imprevisto”. Calles como Loria, que es la entrada al pueblo, Besares, Pueyrredón, Italia o Viamonte son las principales afectadas, entre otras. “La gente quiere y necesita salir y para eso hay que valorar el espacio donde vivimos. Pedimos medidas esenciales, cartelería, multas y acciones legales porque queremos tranquilidad”, agregó. Por su parte, su coterráneo Humberto Ferrari expresó: “Los autos y motos pasan sin respetar al peatón, es un descontrol y esto se debe a que hay escasos controles. Los reductores de velocidad como las tachas son un dolor de cabeza ya que destrozan los autos y se salen con facilidad”.
La vecina Johana Barrios también opinó al respecto: “Hay mucha omnipotencia en las personas, que no quieren escuchar hablar de límites y de precauciones, lo sienten como un recorte a la libertad. Ellos sobrestiman sus capacidades y posibilidades. No usan el cinturón de seguridad, ni controlan la velocidad, utilizan el celular o han bebido alcohol al conducir.” Ante este panorama creciente, nos comunicamos con el subsecretario de Seguridad Ciudadana Héctor Garzón y con el supervisor general de la Policía Vial del departamento, Antonio Cáceres, quienes expresaron: “Somos conscientes de que Chacras es una ciudad muy transitada y que las personas no respetan el límite de velocidad y mucho menos la señalética. Nos comprometemos a realizar acciones en las intersecciones donde hay mayor riesgo. Pero necesitamos tiempo y generar conciencia en los conductores”. Además Garzón mencionó que siempre costó ordenar el distrito, que tuvo un gran crecimiento demográfico, gastronómico y comercial sin considerar lo que eso provocaría en la circulación de las calles: “Sin embargo, queremos conversar y proyectar con vecinos de la zona para encontrar juntos una posible solución que sea factible y eficaz al tema”. Cáceres agregó: “Tenemos puntos rojos que son las zonas accidentológicas de todo Luján. Ante el pedido de los vecinos realizamos reductores de velocidad como tachas, mesetas, badenes y lomos de burro. Mientras dure la pandemia estamos limitados de personal, aunque nos comprometemos en estos días a avanzar en calle Pueyrredón y Viamonte”.
Asimismo sostuvo que con la incorporación de vehículos adquiridos por el Municipio recientemente, hay varios destinados a controlar y garantizar la seguridad en las calles. Situación en contexto En el año 2009 -durante la gestión de Omar Parisi- por iniciativa de la Unión Vecinal Chacras de Coria, se promulgó la ordenanza N°9003 en relación al distrito “Chacras 30” -Pueblo sin prisa-, creada por el Concejo Deliberante, que menciona la necesidad de prevenir accidentes viales en las arterias principales, conflictivas y más transitadas del pueblo. Hace hincapié en regular y establecer áreas urbanas denominadas “Zona 30”. Por otro lado, la ordenanza N°13.649-2020 -en relación a la intersección de calles Álzaga y Pueyrredón- considera y garantiza controles en la vía pública junto a la instalación de reductores que aseguren tranquilidad tanto al peatón como al conductor.
El presidente del Concejo Deliberante Andrés Sconfienza y vecino de la zona se refirió a “Chacras Zona 30”: “Las ordenanzas no se cumplen y por eso necesitamos generar una campaña de concientización, con mucha focalización visual para que la gente respete los 30 kilómetros por hora para un pueblo sin prisa. Los cambios son posibles y requieren de compromiso”. Es una realidad que Chacras se convirtió en una de las ciudades con mayor disminución de presencia policial y de medios físicos reductores de velocidad. Los conductores no respetan los límites y han transformado al distrito en una zona peligrosa. Se necesitan medidas preventivas por parte de la Municipalidad y comprensión en las personas para devolverle a la ciudad la calidad de vida y la paz alterada con cambios que ahora exigen una revisión.