Por estos días, a dos años y meses de “celebrar” su centenario -el club fue fundado el 15 de julio de 1922 en una desaparecida casona de la calle Las Piraguas (hoy Lamadrid)-, Luján Sport Club atraviesa el peor momento de su historia y lucha por subsistir.
Por José Félix Suárez – Especial para Correveidile
La institución, en estado de abandono casi total, hasta se quedó sin luz, por lo que un grupo de hinchas -en su mayoría padres de los chicos que integran las divisiones inferiores-, se hizo cargo del pago de la deuda que ascendía a $64.000. Reunieron $40.000 que permitieron reconectar el medidor que había sido retirado y ahora restan dos cuotas de $12.000, por lo que la energía eléctrica retornó a las deterioradas instalaciones de “El Jardín del Bajo”, así llamado porque alguna vez fue uno de los escenarios más coquetos del deporte mendocino.
En la actualidad, una agrupación se ha hecho responsable del proceso de refundación porque la institución se encontraba acéfala. Tras el receso judicial de enero se está a la espera de los estados contables, con la intención de cumplir con las formalidades y exigencias de personerías jurídicas que permitan llamar a una asamblea para elegir a una nueva comisión directiva. La contadora Andrea Landi, quien ocupó el cargo de presidenta entre julio de 2015 y febrero de 2017, comentó a Correveidile: “A la fecha no tenemos ninguna facultad para decidir, porque existe una comisión en funciones que debía convocar a elecciones para la renovación de autoridades pero se le venció el plazo en febrero de 2019”.
En noviembre de 2017, el Granate descendió del Federal B a la Liga Mendocina y renunció casi toda la Comisión Directiva. Fue el comienzo del fin. En la actualidad suena el nombre de Walter Ibaceta como uno de los dirigentes que podría asumir la nueva conducción, cargo que ya ocupó antes. Mediante un comunicado difundido en las redes sociales del Club, el ex titular Iván Ponce reconoció la existencia de la crisis originada en la falta de recursos. Dio un paso al costado y llamó a elecciones. Por otra parte, agradeció el gesto de los hinchas y de los padres que se hicieron cargo del pago de impuestos.
En situación crítica Una visita al estadio Granate en enero permitió comprobar el estado de abandono de las instalaciones. Así, por ejemplo, una pared es sostenida por un palo de construcción y la escalera del sector de ingreso principal está venida a menos; la pileta olímpica se ha convertido en un depósito de hojas, basura y aguas contaminadas, la tribuna del sector sur permanece cerrada e inhabilitada por riesgo de desmoronarse, las butacas de los bancos de suplentes están destrozadas, hay estructuras completamente herrumbradas, el campo de juego se encuentra en pésimo estado. El lugar se ha convertido en un potrero por la falta de agua: el único baño de la cancha en la platea está clausurado por la falta de cuidado.
Para esa misma fecha, cuando la noticia se difundió en los medios, de modo especial en la televisión y las redes, las mismas personas que están colaborando y poniéndole el hombro a la crisis, se autoconvocaron de manera voluntaria para cortar yuyos, limpiar las tribunas y ayudar con el riego con una manguera de bomberos. La solidaridad y la mayor ayuda posible fue la inmediata respuesta de quienes quieren los colores y anhelan verlo de pie, como en los tiempos de grandeza y esplendor, para que el centenario de 2022 encuentre a Luján Sport Club activo y orgulloso.
“¡Querido club!”
En su edición del 20 de enero, Los Andes publicó una editorial del escritor Rodolfo Braceli, hincha Granate, donde llama al máximo apoyo de los lujaninos para que el club no desaparezca en vísperas de sus cien años de vida. Cierra su nota con un: “¡Aguante, querido club!”. Del mismo modo, se conoció el artículo del colega Miguel Títiro, donde abriga la esperanza de que cuando cumpla su primer siglo de vida, Luján Sport Club se encuentre en plenitud.
Foto Claudio Gutiérrez / Diario Los Andes