Archivo | enero 27th, 2020

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Recuerdos literarios: “Platero y Yo”

Así como un papel transparente despilfarra estímulos de ternura y hallazgo de lo simple, sus palabras dicen: “Mira Platero la flor del camino, mañana no estará pero vivirá eternamente”.

Por Raquel Aznar

Es tan probable que entre los recuerdos lectores de tiempos no tan cercanos, “Platero y Yo” traiga el eco de un trotecillo a la memoria anunciando su lectura. La obra poética que gira más allá de las lenguas y geografías alienta la reflexión, reconoce la naturaleza en un escenario que dibuja el entorno del accionar y pensar basado en el asombro.

El 28 de setiembre visité Moguer, pueblito de Huelva en Andalucía, donde está la casa natal del poeta. Fue entonces cuando mi mirada pudo jugar con el deseo y mis pisadas escuchar el silencio, ante la solemne circunstancia de estar en la casa primera que vivió Juan Ramón Jiménez. La obra fue escrita en otra casa, la de su niñez y juventud, declarada por el ayuntamiento del pueblo: Casa Museo de Zenobia y Juan Ramón Jiménez.

La poesía se hace piel en ese espacio habitacional, trepa las enredaderas de la casa, se trasluce en las esculturas del burrito, paredes altas y sonoras, en la sensibilidad de una apretada estantería de libros, biblioteca atesorada de lecturas.

En esa circunstancia íntima pude advertir en la emoción una transparencia de lo bello, además presentir una bambalina que se corre para advertir lo que sucede a nuestro alrededor para mirarnos entre el otro o los otros, así lo anticipa el título: “Platero y Yo”.

Al habitar los pasajes de esta casa, llegar al lugar que impulsó su obra, escrita no sólo para niños, sino para todo aquel que quiera leerla, en el imaginario visualicé a los niños del mundo tomados de la mano como sosteniendo distancias y colores de piel y supuestas diferencias. La obra es un legado de humanismo y advertencias.

En la casa se presienten las páginas de la obra por haber sido quien albergó el pensamiento e imaginación del escritor al escribir las andanzas pueblerinas del amo y su inseparable burrito de plata y luna al mismo tiempo.

El lugar habitacional, ataviado de arte es tan silencioso como sonoro, al ingreso se encuentra esculpida la figura de Zenobia, su mujer. Ambos anudaron la consistencia de un don de sensibilidad social que inquieta y adquiere  cada día más vigencia.

Dejo esta reseña tan sublime como real… Volver a Platero es reencontrar otras intenciones de admirar, de incluir y vivir cada instante sabiéndonos entre los demás.

El legado está en el Museo, pero lo que se adhiere a la piel recorre el mundo.

*Poeta. Docente.

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Cine: Cosecha del año que se fue -->

Cine: Cosecha del año que se fue

Diciembre es la recta final, un mes óptimo para cierres y balances. Toda propuesta antológica peca de subjetividades y gustos quizá caprichosos, pero si soslayamos de entrada cualquier pretensión canónica y absoluta, aquí va una pequeña y muy opinable lista de buenas películas.


Por Patricio Pina*

El año que termina es siempre un buen punto de partida para el recuerdo o el descubrimiento. Hablemos entonces de algunas películas que vale la pena ver (y rever):

HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD: Tarantino reconstruye y reescribe (una vez más) la historia, ahora en un 1969 donde un hecho ominoso parece simbolizar el fin de una época en el cine norteamericano, quizá también la muerte de la inocencia y el flower power. Playlist de lujo congelado en el tiempo, con Leo Di Caprio y Brad Pitt ascendentes y cool, respectivamente.

TOY STORY IV: La tercera parte cerraba todo de maravillas, pero la aparición de un nuevo personaje dispara aventuras disparatadas, empoderamiento femenino, reencuentros, despedidas lacrimógenas y, atención, más reflexiones existenciales que muchas películas serias pero irremediablemente aburridas.

ELLOS NO ENVEJECERÁN: El documental de Peter Jackson sobre la Primera Guerra Mundial representa un hecho histórico en sí mismo, no sólo por el rescate de material fílmico y voces anónimas sino también por su técnica prodigiosa. Sólo el director que hizo de la Tierra Media un mundo tangible podía revivir las imágenes centenarias de la Gran Guerra y dotarlas de tremendo e impactante espesor humano.

DOLOR Y GLORIA: Almodóvar filma una suerte de Ocho y medio nostálgico, con el cada vez mejor Antonio Banderas como evidente alter ego del realizador manchego. El deseo como motor de la vida, la pasión como la llama que enciende la creatividad y transforma los recuerdos en imágenes de despertares o de plácidas despedidas.

EL IRLANDÉS: De Niro, Pacino, Pesci, Keitel. La mafia. Scorsese clausura una época y un género con una épica melancólica, donde la traición parece tan irremediable como la muerte. Esta película existe gracias a Netflix, ese gigante tantas veces criticado desde el mundo del cine, hoy presencia insoslayable.

MONOS: La película sudamericana del año. Epopeya colombiana de una potencia visual pocas veces vista, actuada por jóvenes no profesionales y filmada en geografías y condiciones extremas. De breve paso por Mendoza, estará en el GRABA en el próximo marzo. De visión imprescindible.

*Rector de la Escuela Regional Cuyo de Cine y Video. Junto a Claudia Nazar brindan un Taller de Cine todos los sábados a las 18:30 hs. en la Biblioteca Popular de Chacras de Coria. Se toman unas breves vacaciones y vuelven en febrero.


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