¿Cómo se atreven? “Mi mensaje es que los estaremos vigilando. Todo está mal. Yo no debería estar aquí arriba. Debería estar de vuelta en la escuela, al otro lado del Océano. Sin embargo, ustedes vienen a nosotros, los jóvenes en busca de esperanza. ¿Cómo se atreven? Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Y, sin embargo, soy de los afortunados. La gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos al comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno ¿cómo se atreven? Nos está fallando. Pero los jóvenes están empezando a entender su traición. Y si eligen fallarnos, nunca se los perdonaremos”.
Con estas palabras, Greta Thunberg, una joven sueca de 16 años, se dirigió a los, aproximadamente, 60 líderes mundiales, que asistían a la Cumbre de Acción Climática convocada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Según la revista Times, Greta Thunberg es una de las jóvenes más influyente del planeta. Hace poco, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la trató de ‘mocosa’ y el presidente de los EEUU, Donald Trump, prefiere ningunearla.
Elegimos este párrafo del discurso de la joven sueca como disparador para reflexionar sobre algunos sucesos importantes del 2019.
Los adultos y adultos mayores, por nuestra experiencia de vida, deberíamos ser mucho más conscientes de nuestros actos y decisiones que los jóvenes que se están formando. Pero la realidad nos demuestra lo contrario. Mientras a los adultos nos gobiernan con lemas y planes económicos que solo apuntan a obtener ganancias sin mirar cuánto y de qué manera esos proyectos, a la larga nos terminarán hundiendo a todos, los jóvenes se movilizan reclamando justicia y dignidad.
En Chile las protestas y reclamos las iniciaron los estudiantes, sin liderazgo cierto, sin gremialistas ni prepotencias. El presidente Piñeyra los ignoró. Pensó que a esos muchachos revoltosos los ‘calmaría’ sacando en ejercito a la calle. A la vista está que se equivocó. Obligado y, contradiciendo sus convicciones íntimas, se vio obligado a llamar a un plebiscito para reformar la constitución pinochetista.
Cada vez menos la gente tolera las injusticias y las marcadas desigualdades sociales.
Los argentinos somos seres especiales. Hace pocos días una multitud acudió a la Plaza de Mayo para despedir al presidente que se retiraba. El mismo que dijo en campaña que la inflación era el problema más fácil de resolver y, además, que juzgaran a su gestión por el nivel de pobreza. En Mendoza la inflación durante estos cuatro años llegó al 300% y hay muchos más pobres que antes.
Nos asombramos de algo que debería ser natural en un régimen democrático: que un presidente no peronista termine su mandato. Pero nos acostumbramos a que todos los días los precios aumenten, a que los salarios cada vez rindan menos, a que maten a un pibe para robarle un celular, a que los chicos no aprendan lo suficiente en sus escuelas… Pero no hubo muchas reacciones para cambiar algo. Tal vez sea porque la gente tiene muchas expectativas en el gobierno que recién asume. Como pasó hace cuatro años.
Sería muy bueno que todos los argentinos asumiéramos el mensaje de Greta y le manifestáramos a las autoridades, de cualquier signo político, que hoy gobiernan: “los estamos vigilando, no nos traicionen, porque si nos fallan no los vamos a perdonar”
En fin, 2019 fue un año difícil. Todos los argentinos debemos tener esperanzas para que el 2020 sea un poquito mejor.
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Felices fiestas y un mejor año nuevo.