Archivo | octubre 16th, 2019

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Desafíos bioéticos actuales: Frente a los avances científicos y tecnológicos

En la actualidad, la humanidad se enfrenta a una serie de cambios en la dinámica de la vida debido al avance tecnológico que permite, por ejemplo, que vivamos más.

Por Dra. Myriam R. Laconi*

De modo que las pirámides poblacionales van mutando y esto demanda cambios para adaptarse a las nuevas necesidades socioeconómicas de una población con más adultos mayores y menos niños, tanto en salud como en infraestructura. El cambio climático global, por otro lado, nos pone como gran desafío modificar hábitos para preservar la vida y cuidar de nuestro entorno para sobrevivir.

Otros cambios tienen que ver con las decisiones de vida que llevan a las personas a que decidan reproducirse menos y a edad más avanzada, lo que demanda estrategias como el congelamiento de gametos, el alquiler de vientres, las técnicas de reproducción asistida novedosas. Ya hay países con una tasa de fertilidad negativa, de modo que esto cambia radicalmente el foco de los desarrollos tecnológicos en biología reproductiva en pos de evitar la desaparición de la especie humana. Al mismo tiempo, hay otros lugares en los que los niños crecen en condiciones muy adversas.

La ciencia ha logrado mejorar y hacer más eficientes las fuentes de alimentos (ganadería y agricultura), trabajar en producción sostenible y hasta generar alimentos transgénicos que le hacen frente a las plagas. Finalmente existen desarrollos en ciencias biomédicas que nos permiten modificar el material genético para curar, evitar ciertas enfermedades o simplemente generar “niños de diseño perfectos”. Estos avances, por ejemplo, la técnica de edición genética CRISPR, ha sido recientemente utilizada en forma imprudente para crear gemelas resistentes al SIDA.

Frente a este escenario de rápidos avances científicos y tecnológicos, la bioética crea un marco de reflexión y prudencia para proteger a la naturaleza y a los seres humanos y generar un puente entre las necesidades y derechos de los seres vivos y los desarrollos científicos y tecnológicos. La bioética genera un marco de discusión, debate y búsqueda de consenso para intentar balancear costos y beneficios de cada desarrollo, cuidar el ambiente y los seres vivos que en él habitan.

Preguntas como “¿es éticamente válido todo lo que es técnicamente posible?”, se la vienen haciendo los bioeticistas desde hace tiempo.  Nos preguntamos si modificar genéticamente embriones humanos es éticamente válido o cuál es el fin último de estas técnicas. ¿Se conoce el alcance de alterar genéticamente una porción de un gen? ¿Está esta técnica lo suficientemente probada en modelos experimentales como para ponerla ya en práctica en seres humanos? ¿Es segura y eficaz?

Estas y muchas preguntas surgen a diario frente a muchos desarrollos relacionados con promesas de mejoras en la calidad de vida, pero a las que subyacen muchas otras dudas serias sobre sus beneficios o riesgos reales. Me pregunto, ¿será que nos acercamos a la era en que los seres humanos decidan elegir el color de ojos, piel, cabellos y demás rasgos físicos de sus hijos en un catálogo? ¿Cómo afectarían estas decisiones la variabilidad de la especie humana? ¿Ganamos en niños perfectos y resistentes a ciertas enfermedades y qué perdemos en esta carrera?

Se las dejo picando….

*Investigadora Científica IMBECU-CONICET

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La experiencia de una clase sobre ruedas -->

La experiencia de una clase sobre ruedas

La convocatoria se difundió por redes sociales y acompañaron a los estudiantes de arquitectura, los profesores arquitectos Oscar Razquin y Verónica Escudero, y el ayudante Leonardo Galante. Por interés personal al programa se sumó el ingeniero Daniel Navarro, el arquitecto Eduardo Menengazzo y el ciclista Darío Dehesa.

El 29 de agosto, como en años anteriores, la cátedra de Movilidad Urbana de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Mendoza realizó una clase abierta y sobre ruedas. La experiencia, en esta ocasión, tuvo lugar en el Distrito Vertientes del Pedemonte.

La iniciativa se desarrolla para motivar a los alumnos en el proceso proyectual e invitar a la ciudadanía a recorrer distintos ámbitos con la intención de mejorarlos. Propiciar el contacto directo con la movilidad y sus preocupaciones es otro de los objetivos propuestos.

La actividad se inició en la estación de servicio de Panamericana y camino La Unión, donde los alumnos, arquitectos e ingenieros mantuvieron un breve encuentro con Javier Pittau, hijo de Magdalena Pérez Guilhou, quien presentó la zona y aporto información relevante sobre los primeros vecindarios y su evolución.

Avanzando por La Unión, se detuvieron en la zona ferroviaria y del cauce al oeste de la ruta, donde se describieron acciones previstas por el proyecto de la DPV para este sector de la RPNº82.

En la delegación municipal, Adriana Agüero recibió al grupo y describió el proceso de crecimiento que experimentó la zona, aportando datos muy útiles sobre el funcionamiento y la organización social local, los servicios públicos disponibles, la tarea de la delegación y sus dificultades, remarcando siempre la valoración de muchos lugareños por el medio natural. El testimonio de Adriana fue muy importante para entender el comportamiento de los habitantes y la relevancia de los referentes vecinales en la gestión del territorio.

En el recorrido se apreciaron diferentes formas de apropiación del espacio por parte de cada vecindario y de este modo, la clase se cargó de información en cada detención, en cada tramo de pedaleo, bajando y subiendo hasta llegar a lo de Nora.

La vecina del conjunto Terrazas recibió a la clase completa con enorme simpatía y generosidad, y compartió también su paz y la del lugar. Nora mostró su cálida vida, abriendo sus puertas a estos ciclistas que le tomaron cariño en cada relato.

Su vivencia resultó muy particular y atractiva, con respuestas arquitectónicas ingeniosas y funcionales: acondiciona su casa con una estufa Roket, que mantiene el ambiente cálido y confortable; utiliza paneles solares para abastecer de energía la vivienda y tiene un vivero que funciona de filtro natural y regulación bioclimática. Además, utiliza sistemas constructivos basados en reciclaje para sectorizar espacios, entre otros detalles encantadores de su mundo cotidiano consciente.

Finalmente, en Espacio Jereb, que generosamente abrió sus puertas para el evento, la gastronomía, el arte y la arquitectura se conjugaron para cerrar la experiencia y saborear las ideas de los participantes, quienes confían en el poder de las utopías y los sueños para cambiar el mundo. Así culminó esta instancia vivencial del proceso proyectual y la catedra seguirá trabajando dentro y fuera del aula para aquel sector de Luján de Cuyo.

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