Horizonte de libertad y esperanza
Una oportunidad de cambio, una posibilidad de encuentro, mucho aprendizaje, es lo que el deporte despierta en quienes cumplen su condena en la unidad penal de Cacheuta.
Por José Félix Suárez – Especial para Correveidile
Primero fue la Fundación Rugby Sin Fronteras, aquella entidad que el 25 de febrero de 2011 -casi 40 años después del accidente de avión en la Cordillera de los Andes donde viajaba la delegación del Club de Rugby Old Christians- brindó un emotivo ejemplo de su noble espíritu con la organización de un partido homenaje que se jugó a 3.200 metros de altura sobre el nivel del mar, entre las piedras y las rocas de la solitaria montaña.
Después se conoció el proyecto de la Fundación Espartanos, una organización sin fines de lucro que con el apoyo de voluntarios y donantes procura desde hace ocho años bajar la tasa de reincidencia delictiva promoviendo la integración, socialización y acompañamiento de personas privadas de su libertad a través del juego del rugby, la educación, la espiritualidad y el trabajo.
El programa que comenzó en Buenos Aires continuó en Tucumán, Misiones, Tierra del Fuego, Córdoba, San Juan, Santiago del Estero, Corrientes, Chubut, La Pampa, Catamarca, Santa Fe y Mendoza. Una tarea muy valiosa detrás de los muros que busca obtener fuentes de estudio y de trabajo para quienes desean iniciar una nueva vida lejos del delito una vez que han pagado su deuda con la sociedad. La mayoría de las veces lo logran desde el momento en que encuentran o recobran la confianza en sí mismos.
Un dato oficial de “Los Espartanos” revela que en el último año, del 65% de reincidencia delictiva se bajó a un 5% desde que se instrumentó el citado plan de reinserción laboral a través de un deporte que tiene en el tercer tiempo el momento de mayor respeto y camaradería, cuando los rivales confraternizan y se estrechan en un fuerte abrazo luego de la dureza del juego y el fuerte contacto físico.
Los comienzos en Mendoza
Don Edgardo Galeano, un viejo y eterno maestro del rugby local y referente de Los Tordos, es uno de los voluntarios más activos desde su función de colaborador como entrenador. A través de su testimonio es como conocimos los comienzos de “Los Caciques” del Complejo Penitenciario Almafuerte, hace unos cuatro años.
Federico Genoud, Juampi Giol y Guillermo “El Negro” Navarro fueron los impulsores de la idea siguiendo los lineamientos de “Los Espartanos” y persiguiendo los mismos objetivos: la reinserción social de los internos y la transmisión de los principales valores del rugby, que en opinión de Galeano son la integridad, la disciplina, la solidaridad y la pasión, para hacer de los reclusos personas recuperables cuando cumplan su condena y recuperen su libertad.
Don Edgardo comentó, además, que a través del deporte se les inculca también el afecto, el compañerismo, el respeto y la mayor contención posible cuando resulta necesario. “Nunca han seguido o cumplido reglas que el rugby ahora les muestra y enseña cuando entrenan o juegan y que mejoran su personalidad y comportamiento diario”.
El equipo de voluntarios donde todos trabajan ad honorem se completa con Memo Seguí, que es el director técnico y un veterano de Malvinas muy respetado en el complejo, Julio y su hijo “El Negro”, que integró la formación como un jugador más en el partido reciente contra Peumayén M-19 en la cancha del Complejo Almafuerte.
La novedad es que hace poco se incorporó un cura, el padre Marcos Alemanny, ex pilar del Club Cuba en Buenos Aires, y que le da un marco de espiritualidad al programa, ya que al término de cada entrenamiento los miércoles y jueves, se reza un Padre Nuestro. Con el grupo se desempeña un psicólogo, Ulises Tocino, que pertenece al personal penitenciario y es el jefe de División.
Galeano, que es jubilado, al igual que Julio Navarro y Memo Seguí, apunta que la tarea que realizan les posibilitó sentirse útiles y necesarios a una edad en que muchas veces no le encuentran respuestas a las largas horas de cada día: “Nos sentimos bien y muy felices con nuestro apoyo”.
Sentimiento Cacique
El martes 25 de mayo, en una jornada de intenso frío, con una temperatura inferior a los 0 grados, se produjo el debut de “Los Caciques” del Pabellón 2-4 que integran unos 140 internos de entre 21 y 40 años de edad (30 fueron los que jugaron). El partido frente a Peumayén M-19, finalizó 30 a 20 en favor de Los Caciques (el resultado es tan solo una anécdota) y contó con la presencia de las propias familias de los jugadores, porque ese martes era el día de visita de cada semana.
El periodista de Correveidile compartió la reunión y vivió una experiencia distinta, muy emotiva, plena de matices, generosa en hechos buenos y positivos. Así, por ejemplo, los presentes no pasaron desapercibida la pancarta de “Sentimiento Cacique”. También llamó la atención lo que transmiten cuando entran a la cancha y se golpean en el pecho al grito de “¿Qué somos? Caciques” ¿Qué somos? Caciques”. Y lo repiten varias veces.
Estas son algunas de las opiniones de los jugadores internos, recogidas desde el anonimato.
Interno 1: “Quiero salir pronto y que me tengan confianza. Ya soy otra persona y estoy convencido de que puedo convivir en libertad sin crear riesgos ni problemas a la sociedad. Gracias al rugby y a quienes nos brindan su ayuda”.
Interno 2: “Estoy feliz, muy contento. Además de aprender algún oficio me gusta entrenar y jugar al rugby. Además me siento rehabilitado; si tengo una nueva oportunidad estoy seguro de que la voy a saber aprovechar”.
Interno 3: “Como capitán me siento muy orgulloso de mis compañeros y valoro mucho el compañerismo que hemos creado entre nosotros. El rugby nos da fuerzas para seguir creciendo y mejorando como mejores personas”.
Interno 4: “No le quiero fallar más a mi familia y me pone muy contento que me vengan a visitar y a verme jugar. Hemos aprendido que el deporte que practicamos transmite valores muy importantes”.
“Gracias Peumayén por visitarnos y competir con nosotros”, se escuchó al final del partido cuando los jugadores de ambos equipos se tomaron de los hombros e hicieron una ronda tras formar en círculo. También se pidió un aplauso para los familiares que habían llegado y se hizo entrega de un presente confeccionado por los propios internos al club visitante, lo que agradeció el dirigente Enrique Azzura, coordinador deportivo del Club Peumayén. Se agradeció incluso el arbitraje de Axel Muller, un rugbier radicado en Francia que de vacaciones en Mendoza prestó su valiosa colaboración.
Luego llegó el momento del tercer tiempo compartido por ambas formaciones en un clima de amistad y cordialidad. Finalmente hubo palabras de agradecimiento para las entidades que hacen posible la existencia de “Los Caciques” del Complejo Almafuerte: Gobierno de Mendoza, Ministerio de Seguridad, Dirección de Deportes, Servicio Penitenciario de la Provincia, Municipalidad de Luján y Fundación Los Espartanos, que según se dijo: “Es un paraguas que nos brinda protección cuando la necesitamos”.
De manera extraoficial se conoció el dato que de 14 internos que recuperaron la libertad solo 1 ha reincidido y está nuevamente entre rejas. Algunos de ellos trabajan en tareas de pintura y albañilería y otros en el servicio de tarjetas de estacionamiento de la Municipalidad de Luján.
El gesto del San Luis Gonzaga
Los padres de los alumnos de 4to. grado y 2do. año del Colegio San Luis Gonzaga compraron una bandera argentina y la donaron a los internos del Complejo Penitenciario Almafuerte que integran la formación de Los Caciques.