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Beatriz Pérez Lasala: Escenarios naturales

Autodidacta en las formas y amante de los paisajes de su provincia, esta mujer encuentra en las telas, los óleos y su trabajo permanente, un diálogo con lo que la rodea y una forma de viajar a su esencia contemplativa.

La historia de Beatriz Pérez Lasala con la pintura de paisajes está asociada a un pasado afectivo y a una profunda conexión que siente con la naturaleza. Cuando a los 13 años dejó Mendoza para mudarse junto a su familia -una pareja de españoles y seis hijos-, a las Islas Canarias, guardó en su memoria las pocas pero profundas mañanas que vivió en los jardines del Museo Fader, a donde su papá la acompañó más de una vez a pintar, con sus óleos nuevos y sus bastidores.

A los 21, Beatriz volvió con la esperanza de quedarse a vivir nuevamente en su provincia y desde entonces lleva en colores a las telas, escenarios que parten de la realidad y de las propias fotografías que toma, para luego traducirla a un dibujo. “Creo que el arte está en la sangre. Mi papá con la pintura, la música clásica y el ballet; y mi mamá, con la ilustración, porque dibujaba precioso”.

En su caso, la abstracción ha sido por momentos obra de su producción y más bien a pedido. De vez en cuando vuelve a ella, aunque lo que la hace vibrar es el paisajismo, el tesoro emotivo de haber pintado al aire libre y el contacto directo que establece cada mañana entre los árboles y los pájaros.

“En algún momento indagué con otros materiales, como tinta china, acuarelas y lápices, pero donde mejor me manejo es con el óleo y además me encanta la sensación que produce por el aceite. Es donde me dejo llevar y me desplazo. Nunca sé cómo voy a terminar un cuadro, ni el proceso. En el momento en que está hecho la sorpresa es hasta mía”, comenta la artista de Chacras de Coria.

“Para mí pintar es terapéutico. No soy de inventar ni de crear. Mi gama favorita es la otoño en Mendoza en este lugar y lo que me nace son los colores cálidos. Me gusta pintar en mi hogar, tener la cocina al lado, el café, que entren mis hijos. Creo que la pintura siempre vendrá conmigo porque me hace bien y me lleva a un estado de serenidad”.

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