El actor, con su impronta y su pasión por el arte, marca un camino en la adultez digno de admiración.
Por Onelia Cobos
Vive en Chacras desde 1995. Lo admiramos desde su llegada. Incansable, imparable, nos ha demostrado que la jubilación es una puerta que se abre para concretar asignaturas pendientes.
Estudiar, actuar y filmar han sido sus ocupaciones permanentes. Ha completado dos carreras terciarias después de jubilado. Ha sido escolta de bandera en ambas carreras. Ha ganado premios en teatro y en cine.
Fanático del fútbol y la lectura, ha escrito cuentos de fútbol que narra en las escuelas invitando a la gente joven a leer y a reír.
Este mes de noviembre, más de mil personas, en dos funciones, con “Mujeres vestidas de tiempo”, una obra escrita y dirigida por Renzo Bruno, llenaron dos días el Teatro Independencia. Cato actuó impecablemente allí, haciendo reír -como siempre- en los monólogos que configuran la obra.
Además sigue en el elenco de “Viejos los trapos” desde los comienzos del grupo que iniciara y fortificara Darío Anís, hoy director del Teatro Independencia.
En el presente, Renzo Bruno con su juventud, empuje y dedicación, dirige el elenco al que ingresó cuando tenía 5 o 6 años.
Los monólogos de “Mujeres vestidas de tiempo” atraviesan las vidas singulares y reales de cada personaje, descubriendo que todos ellos soñaron con actuar en algún momento de sus vidas y hoy el tiempo transcurrido actúa mágicamente integrándolos en un sueño hecho realidad.
La comedia musical es el género que corre tristezas y angustias, desazones y frustraciones para glorificar la risa y en él Renzo Bruno y sus 25 actrices y actores parecen moverse con absoluta comodidad. Acaban de concretar con éxito total una experiencia de viaje cultural del grupo a Buenos Aires.
Esta experiencia existencial les ha permitido reír desde la adultez ignorando diabetes, artrosis, hipertensión, compartiendo la alegría.
Volviendo a Cato, comprobamos que el inmenso esfuerzo familiar en la vida le sigue pidiendo acompañamiento a Mariana, su hija con capacidades diferentes y junto con Marisa, su esposa, nos regalan la cosecha increíble de ayudarla a participar de “La gran vía” en el Independencia.
La zarzuela, que aglutina a la familia Borbón en pleno, en su puesta en escena, se convierte en la otra punta del acierto de inclusión de la adultez mayor en actividades donde el arte es herramienta terapéutica.
El fantástico mundo de emociones donde se mueve Cato, ha hecho posible, también, la devolución en tiempo de narración “Este pibe está loco” del agradecimiento al joven profesor (28 años) por la impecable excursión cultural a Buenos Aires, que organizara.
Entonces un Teatro Independencia completo, abrigó por tres días un abanico de sentimientos nacidos desde el alma y para el disfrute total del corazón.
No nos cabe dudas, el asombro de Chacras lo invitó desde Las Heras para quedarse y regalarnos, su humanidad, su sensibilidad, su fantástica percepción de la adultez, mágicamente vivida.