Categoría | Destacados, Vecinales

Pura y el Merendero de Agrelo

“Hora feliz” es el nombre de esta iniciativa solidaria que lleva adelante una mujer con vocación de servicio.

Por Onelia Cobos

Pura llegó a Mendoza desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, hace 15  años. Había cumplido entonces, su tercer año de matrimonio. El comienzo de una nueva vida en un país extranjero fue duro, tal vez más de lo que imaginó alguna vez. Sin recursos, sin casa, sin trabajo, vendió sus pertenencias para comprar las comidas de los primeros días. Poco a poco se rodearon, ella y su esposo, de gente conocida que los conectó con los tomadores de mano de obra.

La tierra los tuvo como cosechadores y les devolvió el sustento diario. Pura no deja de sonreír cuando habla, y mira siempre a los ojos del otro. Ama a los niños. Tiene un solo hijo, adolescente ya. Esta es la razón que la llevó a organizar un merendero en Agrelo: preparar canciones, juegos y cocinar empanadas para los niños, llenan su mundo interno de felicidad.

No está sola en esta tarea, nos cuenta. Ha conseguido el aporte de leche gracias al senador Ernesto Mancinelli, de Libres del Sur, y cuenta con el apoyo del Centro Cristiano Pentecostal.

“Hora feliz” es el nombre del merendero. El perfil de Pura abre una gran reflexión. ¿Cómo es posible, desde la sencillez de una vida laboral de servicio doméstico, ensanchar el corazón en la solidaria mirada, a un niño deseoso y necesitado de leche, cariño, atención y tiempo personal?

Cuando tiembla la esperanza en este mundo de peores o ningún empleo, cuando la miseria  moviliza la “geografía numerosa del hambre”, el amor a los niños sin alimento suficiente, encuentra caminos de apoyo imprevisibles.

¿Por qué han proliferado los merenderos? ¿Dónde fallamos como sociedad? ¿Por qué hemos permitido que la escuela no alcance a cubrir necesidades básicas?

Citando a Sarmiento, podemos decir que a falta de buen salario, comida abundante, vestimenta -y la libertad que emerge como valor-, abrimos las puertas a peticionar en otras áreas. Interrumpimos primero la educación del adulto y por ende arrastramos a la niñez a las carencias.

¿Encontrará este siglo desacreditado por tanta inútil destrucción, el camino del trigo a pleno campo convertido en pan? ¿Encontrará el alimento abundante en la mesa familiar celebrando  todas las alegrías contenidas? ¿Desaparecerán los merenderos por necesidades totalmente satisfechas y el amor más tierno cubrirá la existencia infantil? ¿Podrán las familias de cualquier parte celebrar el largo tiempo terminado en flores?

­Para colaborar con el proyecto “Hora feliz” comunicarse con Pura Maid al 2615189542.

Deje su comentario