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José Luis Gallego: Vocación por contar

El narrador oral y cuentista visitó Mendoza para compartir su arte y la Biblioteca Popular Chacras de Coria fue sede de su magia a viva voz. Entrevista a un hombre que porta el don de narrar historias.


-¿Cuándo descubriste tu vocación por escribir y luego por contar historias a través de la narración oral?

-La descubrí cuando conocí a mi maestro de narración, que también fue mi maestro de séptimo grado: Juan Marcial Moreno. El nos contaba cuentos y eso sembró en mí la semilla y la posibilidad de contar. Años más tarde me reencontré con él y me empecé a formar como narrador. Siempre tuve una inquietud, unas ganas de crear e inventar historias; escribo desde chico y así me fui armando y perfeccionando. También estudié teatro con Julio Chávez y producción periodística con Enrique Symns. Mi hermana y mi mamá también me contaban historias, así que yo creo que todo eso me llevó a ser narrador de cuentos y escritor.

-¿Qué recursos ponés en marcha a la hora de narrarle a tus distintos públicos, de niños a adultos y a personas en situación de encierro?

-Ante todo, las ganas de contar. Después, las historias que me gustan, atraen y apasionan, una condición fundamental para que lleguen a los otros. Pero además hay un trabajo con la energía de la atención humana y álmica que uno aprende a atraer. Eso se genera con la voz, tejiendo diferentes climas con la mirada y con el cuerpo y uno así va armando una suerte de atracción e imán que hace que el otro se enganche y se sumerja en el mundo de los cuentos.

-¿Qué opinás sobre el uso de la tecnología, el contacto humano, la atención y la escucha?

-Creo que la tecnología es parte de la evolución de este ser complejo que es el humano. Es parte de alguna manera de nuestra creación y eso también es natural. Entonces creo que es efectiva y necesaria en las sociedades en las que vivimos y pueden potenciar nuestras formas de comunicación. Creo que la falta de escucha no tiene que ver directamente con la tecnología sino con la forma en la que la usamos. Pero ante todo, creo que tiene que ver con un gran nivel de individualismo en el que ha caído nuestra especie, alentados por una ola consumista, por un sálvese quien pueda. Los humanos cada vez nos escuchamos menos, hemos perdido el espacio de la ronda junto al fuego, de escuchar a los abuelos. Hemos caído en un individualismo extremo donde creemos tener todas las respuestas. La falta de humildad, de empatía, no son necesariamente consecuencias de la tecnología, creo que la tecnología ocupa un espacio de vacío, entonces las miradas se dirigen al Whasapp en vez de al alma, pero eso no necesariamente tiene que ver con la tecnología. Mi trabajo se ha visibilizado gracias a YouTube, a las charlas TED, a la televisión y a los formatos podcast, entonces el uso de la tecnología, la posibilidad de contar cuentos, de transmitir, se puede ver potenciada por la tecnología y no aplastada por ella necesariamente.

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