Por Silvia Avagnina
A través de los sentidos podemos decidir sobre las cualidades de un vino. Lo importante es tener en cuenta algunos pasos fundamentales y conocer el vocabulario adecuado para hacer una descripción.
Cata: Considera al vino en todos sus aspectos -precio, botella, etiqueta, copa, lugar, luz, temperatura, evocación, subjetividad-. Es lo que hace el consumidor habitualmente, dando una opinión respecto al tipo, la calidad, las características.
Degustación: Describe y opina acerca del vino. Hace referencia a sus descriptores y está a cargo de expertos.
Análisis sensorial: Mide la intensidad de los descriptores organolépticos del vino. Utiliza jurados, un ambiente normalizado y pruebas codificadas analizadas por la ciencia estadística. Por medio del análisis sensorial, apreciamos la suma de las percepciones a través de los sentidos. La degustación invita a valorar la calidad de un vino y a conocer mejor su identidad, es una práctica contra la degradación de los sentidos. Permite rescatar las facultades sensoriales debilitadas por nuestra vida cotidiana, nos hace perceptivos y nos sensibiliza para apreciar, describir y comunicar los descubrimientos cuyos resultados somos capaces de juzgar.
La degustación: ¿Qué es? ¿Para qué sirve?
No se puede apreciar un vino si no se tienen mínimos conocimientos acerca de la degustación. Todos estamos capacitados para degustar, sólo que debemos entrenar nuestros sentidos, como un deportista se prepara para competir en su especialidad. No existe ningún equipo científico de medición capaz de detectar ciertas sensaciones fácilmente captadas por el hombre. Su aparato de percepción es de gran precisión, sensible y el más perfeccionado de todos.
Mecanismos utilizados
Son principalmente neurofisiológicos y psicológicos. Los órganos fundamentales para el análisis sensorial son los de los sentidos, capaces de percibir los estímulos sensoriales que emiten una gran parte de los más de 400 componentes que existen en el vino. Estas múltiples sustancias que se encuentran naturalmente en el vino estimulan las terminaciones sensibles de las células nerviosas (neuronas) y producen una “sensación”. Estas sensaciones se reúnen y sintetizan en zonas específicas del cerebro, que las evalúa y codifica. Son comparadas con otras que ya conoce el degustador y que tiene memorizadas. Si se trata de una sensación desconocida, no puede ser interpretada y pasa desapercibida o la confunde con otra. Si el cerebro la reconoce, se produce lo que se llama “percepción”, es decir, la interpretación real.
Tipos de degustación
Existen diferentes tipos y lo que tienen en común es la necesidad de conocer y entrenar los sentidos.
Del aficionado: el degustador busca un mejor conocimiento de los vinos y por lo tanto una mejor apreciación de los mismos. Su interés es llegar a diferenciar vinos entre sí y posteriormente identificarlos.
Comercial: interesa conocer el valor comercial del producto, su posible adaptación al gusto de los consumidores y su calidad en comparación con otros vinos.
Técnica: necesita una degustación analítica que permita conocer la composición del vino y poder seguir su desarrollo, conservación y crianza y controlar su calidad. El enólogo realiza una permanente búsqueda de posibles defectos con intención de mejorar el producto.
Dificultades que se presentan en una degustación
El lugar, la luz, la hora, los ruidos, entre otros, influyen sobre las condiciones de la degustación. Es importante el estado de salud y de ánimo del degustador. Es necesario un cierto entrenamiento de los sentidos. Es difícil codificar el vocabulario del catador. Se debe tener en cuenta la gran variedad de vinos que existe en el mundo.
Para interpretar un vino no hace falta ser un profesional, sino apreciarlo dentro de algunos parámetros que nos permitan señalar sus cualidades y defectos. Para ello es necesario tener una base de conocimientos, realizar ciertas técnicas y mucha práctica. Un curso nos brindará bases para enseñarnos a catar un vino, también información como las técnicas de elaboración, cómo interpretar una etiqueta o servir una botella. La mejor forma de aprender es probar y probar, poniendo en ello toda nuestra atención.