Apuntes para entender la técnica de fracking o fractura hidráulica.
Por geól. María Paz y biól. Bernardo Parizek*
El acceso a la energía es un tema de suma importancia, dado que la vida moderna depende íntimamente de ella para funciones tan diversas como cocinar, trasladarnos, calefaccionarnos, producir y recrearnos.
A partir del 2011 en la Argentina se comenzó en forma sistemática la exploración y explotación de petróleo y gas no convencional.
¿Qué son los Yacimientos No Convencionales? Son aquellos en donde el hidrocarburo (petróleo y gas) se encuentra confinado en la roca que le dio origen, la cual no cuenta con características naturales que faciliten su migración (permeabilidad/porosidad) en una roca reservorio, como es el caso de los yacimientos convencionales.
¿Por qué se utiliza el Fracking en los yacimientos no convencionales? La estimulación hidráulica se plantea como una herramienta alternativa que permite ampliar la vida útil de un yacimiento en explotación, por el agotamiento de petróleo y gas en el yacimiento convencional, el cual se extrae históricamente en nuestro territorio y corresponde a yacimientos que se caracterizan por encontrarse a menor profundidad.
Esta nueva técnica utiliza pozos más profundos (+2500m) y adiciona los últimos metros en tramos horizontales, vinculado al desarrollo de mayor ingeniería, insumos, coordinación y equipos/proveedores.
Implementación en Argentina
La técnica utiliza la presión de inyección de agua y la incrustación de arena en las microfisuras que deja el agua y los aditivos, desplazando al hidrocarburo de los poros y fisuras para poder ser utilizado.
Además de los aditivos especiales para facilitar la lubricación del trepano y el encamisado del pozo (cemento), se encuentran los aditivos propios del pozo. Los mismos constan mayoritariamente de ácido clorhídrico (50%), gelificante o gomar guar (25%) y el 25% restante está compuesto por surfactantes, ruptores de gel bactericidas y anticorrosivos. No se utilizan explosivos, por eso es una fracturación hidráulica.
Una vez generado el flujo del pozo se procede a instalar una válvula de explotación y retirar y remediar la locación.
¿Qué pasa con los acuíferos? Los acuíferos de agua potable se encuentran a menos de 300 metros de la superficie. No existe ningún trayecto físico entre la formación de interés y el acuífero, por lo tanto el mayor cuidado que debe existir en la perforación es sellar con el encamisado cualquier posibilidad de conectar el acuífero dulce con el petróleo y agua de formación (agua muy salada que puede tener hasta la misma edad del hidrocarburo). Los controles mayores se centran en mantener la locación seca en recintos confinados, no afectar el acuífero dulce y reutilizar el agua de perforación preferentemente que sea agua de formación.
Existen muchas dudas sobre esta técnica y un genuino debate. Es necesario que nos informemos y establezcamos una coherencia entre nuestras necesidades como sociedad, la tecnología que disponemos para explotar o no nuestros recursos, el desarrollo y el cuidado ambiental que toda actividad antrópica requiere.
Hay una tendencia contestaria a toda actividad productiva, que muchas veces está representada por grupos minoritarios con gran capacidad de difundir miedo. El reclamo social se concentra en que exista combustible más barato, más trabajo y controles confiables. Alimentar el debate en términos dicotómicos no parece útil. Los peligros de la práctica son la potencial contaminación del agua dulce y el mal manejo de efluentes de recirculación y esto vale para toda la industria petrolera.
*Ambos profesionales son parte de la consultora ambiental GT Ingeniería S.A. Fuente: Profesionales del área y IAPG. 2015 El abecé de hidrocarburos No convencionales.
