Provocar la emoción a través de los sentidos y contar una historia para que el visitante recuerde el lugar, a la gente y su experiencia es la propuesta que trae a Mendoza Catherine Leparmentier, procedente de Burdeos y coordinadora de la red global Great Wine Capitals. Fue invitada a disertar en 2da Conferencia Mundial de Turismo Enológico que comenzó el pasado viernes*.
-¿Cuál cree que es la ventaja del enoturismo de esta provincia comparada con otras capitales de vino del mundo, especialmente Burdeos, en su caso?
-He venido varias veces a Mendoza y siempre me causa un gran placer. Me gustan mucho las viñas de esta región. Son muy diferentes a otras viñas que conozco, porque tienen un entorno natural único. La vista desde las bodegas hacia la Cordillera de los Andes con sus montañas nevadas es realmente espectacular y es algo que nunca se olvida. Además, los servicios enoturísticos desarrollados por las bodegas mendocinas son de muy alto nivel y responden perfectamente a las exigencias de los turistas internacionales.
-¿Cuáles son los ejes de su ponencia en Mendoza? ¿En qué panel participará?
-Mi presentación se enfocará en las Great Wine Capitals (GMC) y sus desafíos. GMC es una red internacional que apunta a promover sus ciudades miembros como destinos enoturísticos de excelencia y el desarrollo del turismo del vino. Organismos públicos y empresas privadas coinciden en esta misión.
-¿Qué opina de los vinos mendocinos y qué otro varietal destaca además de la cepa emblemática local, el malbec?
-Me gustan mucho los vinos argentinos, tienen la fuerza de sus orígenes. El malbec, obviamente entre los tintos. Pero también aprecio los blancos y tengo una verdadera debilidad por el torrontés argentino. Una historia interesante es que el malbec llegó a Argentina desde Burdeos. Originario de Cahors, Francia, esta cepa había sido plantada en la región de Burdeos a principios del siglo XVIII, donde se desarrolló y luego se exportó. Parece ser que llegó a la Argentina en 1846 y se adaptó muy bien a estos terruños secos y áridos. En Burdeos, el malbec estuvo totalmente destruido por la filoxera y fue remplazado por el merlot, pero aquí en Mendoza se convirtió en el varietal emblemático de la provincia y del país.
-¿Qué características resultan imprescindibles para que una bodega o establecimiento dedicado al turismo del vino pueda “seducir al visitante”?
-Hoy es mucho más difícil. Lo que hará la diferencia es la emoción que vivirá el visitante, lo que le quedará como recuerdo cuando regrese a su casa. Y para que la emoción quede, hay que tocar los diferentes sentidos, no solamente el gusto, sino también los aromas, el tacto –con la tierra, las piedras, la suavidad, la delicadeza de una copa de cristal–, la vista –estar a los pies de la cordillera–, y sobre todo no olvidarse jamás de contar una historia. El story telling es el elemento indispensable para que el visitante recuerde el lugar, a la gente y su experiencia.
A modo de ejemplo. Cuando hicimos la visita Château de la Rivière en Burdeos, y nos dirigimos a los túneles con kilómetros de galerías subterráneas, nos explicaron que para la segunda guerra mundial se escondían allí resistentes franceses. Sus mujeres debían traerles comida a escondidas para que no sean descubiertos. Uno se imagina lo duro que tuvo que ser y nos ponemos en la posición de ellos, cuando Francia estuvo ocupada por los alemanes. Esta visita tiene mucha historia y cuando la terminas te sientes bien de que ya hoy no son los mismos y queremos continuar en los tiempos de paz. Así esta visita queda en la memoria y asociada a los vinos que has degustado
-¿Blanco o tinto y dónde lo tomaría?
-Me gustan todos los vinos: blancos, tintos, rosados, licorosos, espumantes. Me gustan los de cepas que se expresan con fuerza, y me gustan los vinos de ensamblaje que donan otros sabores.
En Francia tenemos una fuerte tradición alrededor del aperitivo, casi siempre bebemos una copa antes de pasar a comer y después, obviamente, en la mesa. Ahí es donde cobra importancia el maridaje entre la comida y el vino.
Mini bio
En 1998, Catherine Leparmentier Dayot organizó la Red Internacional del vino y en junio de 1999 creó la Red Internacional Great Wine Capitals (GMC), donde ha trabajado como secretaria permanente. Desde la creación de la Red GWC, se ha dedicado con mucha convicción y energía al desarrollo del enoturismo en Burdeos y a la promoción de Burdeos como destino para los principales mercados extranjeros.
Después de estudiar lenguas extranjeras aplicadas en negocios y gestión, comenzó su carrera profesional en el gobierno regional de su país como consejera para las pequeñas y medianas empresas para el desarrollo del comercio de exportación y con la misma misión pasó un año en Zúrich, Suiza. Cuando regresó a Burdeos, trabajó en la Cámara de Comercio y de la Industria de Burdeos, un organismo público encargado de sostener el desarrollo de las empresas en todas sus actividades.
*Entrevista y nota: Prensa Gobierno de Mendoza