Abogada de profesión y apasionada por naturaleza, Gilda Alonso es la creadora de una marca de cosmética que aborda el vino desde su experiencia olfativa y sensitiva. Una vecina de Chacras de Coria que siempre va por más.
Gilda Alonso, una chacrense apasionada y emprendedora. Foto: Javier Gallar
“La memoria olfativa lleva a los recuerdos, a las vivencias, a las experiencias y emocionalmente nos hace vibrar”, dice Gilda Alonso en la redacción de Correveidile. Entusiasmada por la celebración de la primera década de Aromas del Vino, comparte sus inicios al frente de la idea, cuando la pasión por la cosmética y el vino convergieron en busca de un sueño material que conquista los sentidos. Ligada como abogada al asesoramiento de bodegas, un buen día, en una feria de la ciudad italiana de Bolonia, tuvo una ocurrencia: vincular aquellos descriptores aromáticos del vino mendocino con la creación de fragancias que sintetizan el espíritu de la cultura de la vid. Así fue como aprovechó su experticia legal, su perfil ligado al comercio exterior, su curiosidad permanente y sus ganas de emprender para dar un paso siempre adelante, conformar un equipo y concretar un sueño con personalidad olfativa.
“Crear un perfume es como hacer música e ir en busca de las melodías”, sintetiza esta mujer que apunta a transmitir mediante obras inéditas, un recorte de la naturaleza transformado en productos de cosmética. “Cuando tenés una idea lo importante es agregarle valor y ser perseverante”, considera nuestra vecina, una enamorada del vino, que llegó a Chacras de Coria hace trece años con la intención de disfrutar de la calidad de vida que a pesar de todo distingue a nuestra localidad.
Carácter y personalidad distinguen desde un principio a su empresa, que trabaja de la mano de su impulso, sus investigaciones de mercado y un cuerpo de enoperfumistas además de un laboratorio cosmetológico ocupado en darle sustancia a la tarea. Convertida en comunicadora de los sentidos y en embajadora del perfume de la uva, sus fragancias invitan a descubrir los descriptores aromáticos de los distintos varietales que esconde cada frasco.
Gilda Alonso es una convencida de que el enoturismo debe ofrecer alternativas novedosas que ya están en marcha: desde expresiones artísticas vinculadas a la pintura, hasta emprendimientos como el suyo, que abordan lo que sucede en las tierras de nuestra geografía desde la metáfora y el olfato. Distribuidos en bodegas, wine shops, vinotecas y hoteles de primer nivel, los productos de Aromas del Vino se dividen en perfumes, emulsiones corporales, óleos y sales aromáticas inspiradas en nuestra bebida nacional y de un tiempo a esta parte, en el aceite de oliva. Los aromas más representativos de nuestros viñedos, Malbec, Torrontés, Cabernet, son entonces los que resalta en cada creación la marca mendocina que pasea sus notas por el mundo y le rinde culto al terruño local.
“Para mí la pasión es vivir en estado de permanente creación e innovación. Pasé y paso horas investigando y desde un principio supe que debería asumir riesgos. Cada lanzamiento es un nuevo riesgo, pero creo que la clave está en ser serio y profesional a la hora de trabajar. Hay que atreverse y perder el miedo”, resume Gilda, quien además es miembro de la Organización Argentina de Mujeres Empresarias (OAME) y de Mujeres del Vino Argentino.