Desde el 2000 está al frente de la veterinaria que lleva su impronta en la calle Mitre de Chacras de Coria y desde hace cuatro años es la voz cantante de una banda bailable que destila alegría.
De tanto venir a Chacras de Coria de chiquito, sin querer un buen día, Eduardo Romero Gei terminó instalado en nuestro pueblo. Crecido en La Puntilla y en un entorno al que recuerda verde, limpio y en contacto con la tierra, la configuración de este lugar nada tenía que ver con el paisaje ya casi urbano que encontramos a diario. “Chacras era un pueblo tranquilo, sin tantos habitantes y con el movimiento justo. Noto un cambio muy grande en lo comercial y en la cantidad de nuevos barrios que fueron desarrollados”, opina ante la consulta de Correveidile.
En un primer momento no estudió medicina veterinaria por amor a los animales, confiesa, sino por una pasión inocultable hacia la biología. Enamorado del campo, la producción animal y la naturaleza, cursó la carrera universitaria en Río Cuarto y una vez recibido hizo unas pasantías en Jujuy, tras lo cual volvió a Mendoza. Abocado a la nutrición animal en fincas, en la veterinaria realiza clínica de pequeños animales, cirugías oftalmológicas y endoscópicas, artroscopías, además de ofrecer servicio de peluquería, venta de alimentos balanceados y objetos propios de un pet shop.
En cuanto a la música, asegura, siente afinidad desde pequeño. En la adolescencia indagó en el teatro y con el tiempo aprendió a tocar distintos instrumentos. Formó parte de numerosas bandas y durante diez años fue integrante de la Murga La Buena Moza, de donde también proviene su amistad y vínculo con los músicos que se presentan ahora bajo el nombre Los Hilarios (Orquesta Bailable), una formación de cumbias y cuartetos de la cual es cantante.
“Tenemos un montón de temas propios. Somos amigos y nos une la necesidad de hacer música. Convergimos en la cumbia y el cuarteto como lenguaje de encuentro musical y es la primera vez que me corro de la música seria, por decirlo de alguna manera, y de la mera escucha del público, para hacerlo bailar y que todos vibremos en la misma frecuencia. Está buenísimo”, dice.
En clubes de barrio, en fiestas privadas, en eventos municipales, Los Hilarios disfrutan de compartir su repertorio con el público y encaran una etapa de nuevas composiciones y mucho ensayo. Guitarra, acordeón, bajo, percusión y voces alimentan el espíritu festivo de la banda, con ocho integrantes que la pasan bien arriba y abajo del escenario. “No puedo estar sin música, es algo que me atraviesa. Del mismo modo la veterinaria es mi vida”, comparte el vecino de Chacras.