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El viñedo del Gran Hotel Potrerillos, de la mano de un chacrense

Juan Dallapé, autor de un original desafío. Está ubicado a más de 1.400 msnm, es de Malbec y forma parte de la propuesta paisajística y turística del reinaugurado hotel de montaña.

Por Roxana González

Juan Dallapé vive en Chacras y siente que toda su vida está ligada a la tierra, las uvas y los  frutales. De niño, caminaba entre juegos por las fincas de la familia. Y de grande, cuida aquellas viñas heredadas, que siguen produciendo frutos que se vuelven vino. Su cercanía a la viticultura lo fue conectando con otros hacedores y así es que nació su oficio complementario: la construcción e implantación de viñedos.

Justamente por estos lazos entre quienes producen uvas y elaboran vinos, es que Juan se conecta laboralmente con la familia Porreta, dueños de Bodega Staphyle, y referentes de CEOSA, integrante junto con NellJoy del grupo empresario a quien se le concesionó el histórico hotel. Son ellos quienes le proponen el gran desafío de pensar un viñedo que acompañe la propuesta turística y paisajística del emblemático establecimiento.

Juan nos cuenta que le sorprendió el ofrecimiento, porque no se trataba de construir un viñedo más. Era sentar un precedente en una zona de montaña como Potrerillos, donde no existen otros emprendimientos vitícolas, no hay mayor conocimiento sobre el comportamiento de las plantas de vid y además, por tratarse de un viñedo que iba a formar parte del paisaje del tan añorado hotel. Ese carácter ornamental también implicaba una responsabilidad adicional.

Un Malbec crece al pie del dique

Con honestidad, Juan recuerda haberles dicho a quienes lo entusiasmaron con esta propuesta: “yo no tengo experiencia en viñedos de altura, pero conozco a quienes ya se animaron a retos similares, como un viñedo implantado en Villavicencio, cerca de la reserva y el hotel”.

Una de las certezas fundamentales para dar el primer paso fue el hecho de saber que en el predio del hotel había un pozo para la provisión de agua. Lo siguiente fue estudiar el suelo y prepararlo para la llegada de los barbechos de vid. Eso sucedió hacia finales de 2014 y para la inauguración del hotel, -que tuvo lugar el pasado 29 de abril-, las plantas ya se posaban en el último alambre.

“Son 2 hectáreas de Malbec, implantadas a 1.432 msnm, conducidas en un espaldero alto y con una disposición que abraza al hotel y culmina en el lago, dando la sensación óptica de que la viña termina en el agua, es una verdadera postal”, comenta con entusiasmo Juan, quien reconoce que este viñedo tiene una doble misión, porque no sólo se espera lograr un vino con sus uvas, sino que además debe recibir a los turistas que visitan el hotel, ofreciendo una imagen viva de la Mendoza vitivinícola.

Entre otras características técnicas que le comentó al Correveidile nuestro vecino de Chacras, mencionó un sistema de riego por goteo, que además de irrigar la viña, contribuye en la lucha contra las heladas.

Es sabido que la vid es una planta noble, que existen exponentes en lugares remotos y el mundo brinda con vinos de sitios insospechados para el cultivo de las uvas. Hasta hoy el viñedo de Malbec del Gran Hotel Potrerillos ha expresado “una muy buena adaptación”, según lo que nos relata Juan Dallapé. Él es consciente de que el desafío continúa, que el manejo y cuidado de esas plantas es la clave para seguir soñando con el día que pueda descorchar una botella del vino de esas uvas Malbec, que se dieron el gusto de nacer al pie del lago Potrerillos, en la precordillera mendocina.

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