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Editorial: Truco o trato

Es probable que muchos lectores que pasen de los 50 recuerden, seguramente con cierta nostalgia, que en las escuelas primarias el 31 de Octubre la efeméride correspondía al Día Universal del Ahorro. Para esa fecha, cada maestra, además de dar una clase alusiva a la importancia que debíamos dar al ahorro, nos ofrecía estampillas de distinto valor. Entonces cada niño, según sus posibilidades, adquiría una, dos o más y las pegaba en una libreta que tenía valor legal, ya que tenía el aval de la Caja Nacional de Ahorro Postal (hoy Caja Nacional de Ahorro y Seguro). Aquellas estampillas eran canjeables por dinero real cuando el ahorrista lo deseara.

La familia y la Escuela inculcaban estos valores.

Hace algunos días muchos habremos visto a varios niños y niñas disfrazados, con más o menos gracia, de patéticos personajes que en horas nocturnas deambulan por el barrio tocando el timbre de las viviendas para espetar: ‘ dulce o travesura’; a lo que el buen vecino debería corresponder con un puñadito de caramelos. Sí, los padres de esos niños los disfrazan y los invitan a festejar Halloween (Noche de brujas) sin que nadie sepa muy bien qué están festejando en realidad. Cierto es que esta nueva moda se podría interpretar sólo como un juego inocente infantil. También es cierto que el Día Universal del Ahorro pasó al olvido.

Paulatinamente vamos adoptando modas o costumbres que no nos pertenecen y las aceptamos con naturalidad. Muchos también aprovecharon el Cyber Monday (¿?) otra costumbre importada.

Dentro de este mundo globalizado deberíamos ser capaces de discernir lo que realmente es nuestro, que nos pertenece, no por lo que dice la publicidad de TV o gráfica, sino porque fueron o deberían seguir siendo valores aprendidos y aprehendidos en el seno familiar y también  en nuestras escuelas. Cuando, paulatinamente, lo absurdamente foráneo se va instalando en nuestras vidas como si fuera natural y olvidamos los elementales valores que nos dan idiosincrasia transitamos por senderos sinuosos o peligrosos que no llevan a buen destino.

Si algunos niños disfrazados golpean nuestra puerta con inocencia y preguntan: ¿Dulce o travesura?, lo mejor sería hacerlos pasar, convidarles una mermelada casera de damascos y conversar un rato con ellos para que cuenten sobre todo lo que saben de Halloween y de paso reflexionar sobre tradiciones argentinas.

En este espacio editorial, en más de una ocasión, hemos reivindicado al 24 de agosto como Día del Padre que fue reconocido en homenaje a José de San Martín, también llamado Padre de la Patria. Esa fecha nos recuerda el natalicio de su única hija. Sin embargo la publicidad y los comerciantes instalaron un día de junio para homenajear a un ignoto norteamericano que crió a sus hijos siendo viudo.

En fin, la próxima semana festejaremos el Día de la Tradición. Charlen con sus hijos sobre esta fecha, explíquenles quién fue Martín Fierro. También evalúen si es más lindo un niño vestido de gauchito o uno disfrazado de algún monstruito televisivo.

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