Hoy a las 17 hs., la selección argentina jugará ante Sudáfrica en la búsqueda del tercer puesto del Mundial Inglaterra 2015. El partido se jugará en el estadio Olímpico de Londres.
Por José Félix Suárez – Especial para Correveidile
Entre el 27 de setiembre y el 30 de octubre pasado todos fuimos Pumas para acompañar a los rugbiers argentinos durante el desarrollo del campeonato mundial de ese deporte disputado en Londres, Inglaterra. Con la misma pasión, entrega, confianza e ilusión que cada cuatro años también nos provoca el fútbol ahora para apoyar una formación base, un tackle, un ingoal, un scrum, un penal y un festejado try. También cantamos el himno contagiados del mismo empuje y fervor de esos valerosos jóvenes de sangre caliente y músculos de acero que dejaron tan alto el prestigio del deporte argentino y que hicieron honor a la tradicional mística Puma.
Durante esos largos 34 días de sueños, ansiedad y creciente nerviosismo, envueltos en la misma bandera del país que tanto queremos, todos fuimos Pumas. Con nuestro aliento a la distancia, los puños apretados y la fe intacta para aplaudir de pie la hazaña de figurar finalmente entre las cuatro mejores potencias del mundo junto a Los All Blacks (Nueva Zelanda), Los Wallabies (Australia) y Los Springboks (Sudáfrica).
Honrados y complacidos de ese noble esfuerzo y conmovedor espíritu de lucha que tanto nos contagió desde el mismo comienzo de la dura competencia cuando en la jornada inaugural se le jugó de igual a igual a los fuertes All Blacks. Hasta alcanzar cuatro victorias consecutivas con un nivel cada vez más alto y un contundente juego ofensivo. La primera frente a Georgia (54-9) luego de una gran demostración de ataque y nada menos que siete tries. La segunda ante Tonga (45-16) nuevamente con un efectivo rendimiento colectivo y la conversión de cinco tries. La tercera contra Namibia (64-19) siempre con un ataque demoledor para señalar nueve tries y una elogiable mejora defensiva. La cuarta en cuartos de final con Irlanda (43-20) en la mejor actuación argentina en el mundial para sellar un triunfo muy celebrado y clasificar a la semifinal donde esperaba la poderosa Australia en el mítico Twickenham la catedral del rugby londinense.
Ese juego frente a Los Wallabies ante un marco de 80.025 espectadores resultó el más emotivo del mundial porque en el segundo tiempo, en desventaja por apenas siete puntos (15-22), Los Pumas con un sostenido asedio y un ataque permanente demostraron todo su coraje, amor propio, temple y ambición para intentar modificar un resultado que finalmente les fue esquivo ante la muralla defensiva de los australianos (15-29). Las lágrimas, el llanto, las miradas en el piso, los abrazos interminables, fueron la respuesta más digna a tan dolorosa derrota. El partido ante Sudáfrica del viernes 30, por el tercer y cuarto puesto, ahora en el imponente Queen Elizabeth, resultó el último acto de esa inolvidable gesta en la que todos fuimos Pumas. Más Pumas que nunca. Con el legítimo orgullo de que el mendocino Juan Pablo Orlandi fue otro de los héroes de la inolvidable gesta.