Archivo | mayo 20th, 2015

Arquitectura: Viviendas por Ayuda Mutua -->

Arquitectura: Viviendas por Ayuda Mutua

Esta construcción de casas en Mendoza entre 1960 y 1975 es patrimonio de la cultura habitacional provincial.

Por Alfredo Méndez, arquitecto

En 1960 el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV)  de Mendoza decidió iniciar acciones innovadoras para ofrecer soluciones asequibles a las familias residentes en villas de emergencia, en continuo crecimiento en el conglomerado Gran Mendoza y en otras localidades  de la provincia.

A fin de lograr una  producción  habitacional de bajo costo, el IPV dispuso experimentar  mediante  el sistema de obras por administración,  la construcción de viviendas por ayuda mutua, en el que las familias participantes aportan sin cargo la mano de obra, quedando a cargo del organismo oficial la provisión de terrenos, materiales, herramientas y asistencia técnica y social.

La exitosa aplicación de tal esquema en un primer proyecto piloto, demostró que era posible alcanzar costos de construcción compatibles con la capacidad económica de las familias participantes, haciéndoles viable el pago de las cuotas de los préstamos concedidos por el IPV.

El programa logró la posesión de viviendas propias a familias residentes, en aquel entonces,  en numerosas villas de emergencia de la Provincia, algunas de  antiguo asentamiento, como  las de “Campo Flores” y “Olivares” ubicadas en el borde oeste de la Ciudad de Mendoza y el Departamento de Godoy Cruz.

¿En qué consiste el sistema de construcción de viviendas por ayuda mutua?

El sistema se basa en  la participación de los propios interesados en la construcción de sus viviendas, mediante el aporte de su mano de obra en horas libres. Los participantes se organizan en grupos de trabajo, contando  para ello con la asistencia de una entidad promotora (estatal, municipal o civil) que les brinda asesoramiento técnico-social,  les facilita el acceso a la tierra y les suministra  materiales de construcción y equipos de trabajo.

Los proyectos que se realizan mediante este sistema son de especial interés para los grupos sociales de menores ingresos sin capacidad de hacer aportes considerables para el pago de viviendas construidas por planes oficiales de obra pública y las ofrecidas en el mercado inmobiliario.

La experiencia indica que el sistema se aplica exitosamente aunque los participantes no conozcan de antemano los distintos oficios de la construcción; basta con que algunos de ellos tengan ciertos conocimientos básicos, quedando a cargo del personal del PV la capacitación del conjunto.

Como requisito para la ejecución de proyectos de vivienda por ayuda mutua se estima indispensable una labor de educación e información destinada a la preparación de los jefes y jefas de hogar participantes, incluyendo los aspectos sociales, económicos y técnicos de mayor relevancia, como así también el posterior uso y mantenimiento de la nueva vivienda.

Ventajas y conveniencias del sistema de ayuda mutua

Desde el punto de vista económico se obtiene una sustancial disminución del costo de las viviendas y como consecuencia de ello del monto de la amortización, con lo que resulta en la práctica una mayor facilidad para el pago de cuotas y una menor incidencia de la vivienda en el presupuesto familiar. En los barrios construidos por ayuda mutua en Mendoza se registraron reducciones de las cuotas en más del 50% en relación a las abonadas en las operatorias tradicionales, incluyendo el pago del lote.

Otras ventajas económicas del sistema se derivan de la ocupación productiva de los participantes en sus horas libres, acrecentando con ello el producto bruto nacional con la producción de nuevas viviendas, que de otro modo no sería posible construir. Asimismo, la disminución del costo de las viviendas incrementa el alcance de los  fondos públicos destinados a programas habitacionales.

Desde el punto de vista social el sistema de ayuda mutua contribuye a resolver en escala mucho mayor el problema de las villas de emergencia, conventillos urbanos y ranchos rurales, focos de marginación social y origen de graves problemas para el Estado y la sociedad en su conjunto.

Se reconoce ampliamente que la ayuda mutua es uno de los medios de mayor fuerza educativa para despertar y desarrollar el espíritu de solidaridad y de superación, ambos absolutamente indispensables para el progreso de las comunidades.

Para muchas de las familias modestas la ayuda mutua constituye el único camino genuino para obtener una vivienda propia decente, facilitándoles una movilización social ascendente respecto a su situación anterior. Esta acción de acercamiento y  ocupación de los espacios entre las zonas de mayores distancias sociales provoca un aumento del nivel de aspiraciones y del sentido de viabilidad de su logro, elementos indispensables en un proceso de desarrollo intenso y sostenido.

Desde un punto de vista general, uno de los principales méritos del sistema estriba en no constituir una técnica aislada para construir viviendas, sino un método que contribuye al desarrollo comunitario integral.

Desde el punto de vista educativo, favorece la formación de personas y comunidades responsables de su propio bienestar, que no esperan todo de la acción del Estado.  Crea además una relación profunda entre la familia y su vivienda, fruto de su esfuerzo y trabajo, valores que no se alcanzan cuando desde el Estado se entregan unidades habitacionales sin mediar ninguna contribución personal de los destinatarios.

Síntesis de los logros  del Programa de Ayuda Mutua del IPV Mendoza 1960-1975

  • Producción alcanzada: 2.640 viviendas, en proyectos ubicados en la mayoría de los departamentos de la Provincia.
  • Proyectos con mayor número de viviendas: Barrio San Martín (Aeroparque), Departamentos de Las Heras y Capital, 705 vivienda; Barrio Infanta, Departamento de Las Heras, 625 viviendas.
  • Destinatarios: familias residentes en villas de emergencia y viviendas precarias en otras localizaciones urbanas y rurales.
  • Función de las  familias participantes: aporte sin costo la mano de obra para la producción de bloques de hormigón  y construcción integral de  las viviendas.
  • Funciones del IPV: provisión de financiamiento,  asistencia técnica y social, terrenos, materiales de construcción, maquinaria  y  herramientas.
  • Primera incorporación de trabajadores sociales a los equipos profesionales del IPV, quienes participaron en la programación y ejecución de los proyectos de ayuda mutua.
  • Funciones de los Municipios: distintos apoyos logísticos, administrativos y técnicos para la programación y ejecución de los proyectos.
  • Beneficios logrados por las familias participantes: posesión de la casa propia, cuotas de rembolso asequibles, aprecio por las viviendas autoconstruidas, capacitación laboral en oficios de la construcción, afianzamiento de los lazos comunitarios a nivel barrial.
  • El Programa del IPV de los años 1960-75, por los resultados y época en que fue ejecutado, se considera pionero en ámbitos académicos, gubernamentales y civiles latinoamericanos, manteniendo sus valores  sociales y pautas metodológicas como modelo aplicable en la actualización de políticas de vivienda vigentes  sin alcance para la resolución de la problemática habitacional de sectores menos favorecidos.

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Mauricio Llaver: Impresiones en primera persona -->

Mauricio Llaver: Impresiones en primera persona

El periodista Mauricio Llaver celebra la edición de su primer libro, en el que reúne más de un centenar de columnas publicadas en un periódico estadounidense para la comunidad hispanoamericana. Charla con un vecino que deja testimonio de sus intereses múltiples.

Desde octubre de 2002, Mauricio Llaver se da semana a semana un gusto: escribir lo que tiene para decir. Lo hace, en verdad, desde mucho antes, cuando de joven dio los primeros pasos en periodismo. Sucede que desde aquel año a esta parte sacude de su pluma un abanico de temas -desde la historia del champagne hasta el Papa Francisco- para los lectores de El Sentinel, el diario que se edita en Fort Lauderdale, en Florida. Este vecino de Chacras de Coria, de amplia trayectoria en el diario Los Andes, actual director de la revista Punto a Punto y uno de los creadores del programa radial “In Vino Veritas”, es también el autor de “Columnas de El Sentinel”, un libro en el que recorre experiencias personales y lecturas de la realidad en 140 artículos.

-¿Cómo llegaste a El Sentinel?

-En el año 2002 hice un fellowship en el Sun Sentinel, un diario en inglés al que llegué por una convocatoria de editores, en mi caso lo era de Los Andes. Estuve un mes y medio trabajando en Estados Unidos y a los pocos meses de volver abrió El Sentinel para la comunidad hispana. Desde entonces tengo una columna en la que puedo escribir de lo que quiera, con opiniones que pueden ir desde los Beatles hasta el crecimiento económico en China. Para mí es un privilegio porque en Argentina no existen ese tipo de columnas.

-¿Qué te ha llevado a escribir una columna semanal durante trece años?

-Que soy periodista, que tengo intereses múltiples, que siempre fui un lector voraz y ecléctico y que entonces siento que puedo escribir de muchas cosas. Esto para mí representa un canal de expresión ideal y lo hago con mucho placer.

-¿Cuál es la línea editorial de El Sentinel?

-Es un diario para la comunidad hispana del sur de Florida, lugar donde viven muchos latinoamericanos, con un volumen tal que justifica que haya diarios en español. El contenido, como el público, es heterogéneo y apunta a reflejar la vida de esas personas.

-¿Qué te impulsó a realizar esta selección de artículos y convertirla en libro?

-Un día, en mi caminata matutina por las calles de Chacras de Coria -algo que hago siempre- pensaba en que me iba de vacaciones por un mes, entonces tenía que dejar adelantadas cuatro columnas de fondo, porque no se puede especular con la coyuntura. Ahí me puse a pensar que tenía muchos artículos del estilo y a la vuelta del viaje recopilé el material para ver si daba para editar un libro. Cuando comprobé que podían superar el paso del tiempo decidí volverlas libro.

-¿Cuál es el estilo periodístico que planteás en las columnas?

-Cuando empecé a escribir para El Sentinel me costó un poco: en Estados Unidos son muchos los que escriben en primera persona. Acá no se estilaba eso cuando yo empecé; en los últimos años esto ha cambiado por el auge de los blogs y las redes sociales. Una vez que encontré ese tono me di cuenta que tiene grandes ventajas.

-¿Qué ventajas encontraste en el uso de la primera persona?

-Que para una columna podés utilizar aspectos de tu vida personal además de experiencias. Hay una columna sobre Lionel Messi, por ejemplo, o de cuando perdimos la final en el Mundial del año pasado. Ahí yo pude traducir el dolor de un argentino en ese momento desde un punto de vista absolutamente personal. Hay un capítulo entero en el que narro viajes y comparto cosas que me han sucedido a mí.

-¿Cuándo te diste cuenta que querías ser periodista?

-Debe haber sido a los 7 u 8 años. Yo leía de todo con enorme voracidad y copiaba notas de El Gráfico, que era lo que más me importaba en la vida. En ese cuaderno escribía crónicas deportivas también. Siempre tuve una atracción irresistible hacia las letras. Donde hay una letra yo la tengo que leer: no puedo pasar por una librería sin entrar o por un kiosco de revistas sin indagar en lo que hay.

-¿Qué recorrido hiciste a nivel profesional?

-Estudié Periodismo en la Universidad Maza y un año después de recibirme hice un posgrado en Relaciones Internacionales. Más tarde gané una beca del Rotary para un intercambio de grupos de estudio en México y a mi regreso entré en Los Andes, donde estuve 15 años.

-Este es tu primer libro, ¿cómo vivís este momento?

-Con una enorme satisfacción porque de algún modo es un resumen de mi vida. No es una acumulación de columnas sino que habla de las cosas que me hacen vibrar, de mis viajes, de reflexiones sobre mi país. Imagino que algún día van a encontrar mis nietos este libro y habrá algo que les pueda interesar y que haya superado a la coyuntura, que es de lo que vivimos los periodistas.

-¿Cuál es tu relación con Chacras?

-Me siento muy cómodo acá. Yo nací en Junín y me vine en el 2001; desde el primer día me sentí como en mi casa. Chacras tiene algo genial y es que podés salir en ojotas y bermudas sin problemas. Me parece que es un lugar en el que no tenés que simular nada y te podés mostrar como sos, circular con comodidad absoluta.

-¿Qué cambiarías de este lugar?

-Considero que está creciendo demasiado, aunque aún así creo que mantiene el espíritu de pueblo chico y eso es maravilloso, pero, bueno, en los alrededores de mi casa no había casi nada cuando me vine y ahora hay casas, galpones y la infraestructura no da porque las callecitas son las mismas de siempre. Creo que falta regulación.

¿Dónde encontrar “Columnas de El Sentinel”, de Mauricio Llaver? En el kiosco de Chacras, en García Santos, Librería Técnica, Antü (La Barraca Mall) y en el kiosco de autores mendocinos de San Martín y Garibaldi de Ciudad.

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