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El pueblo tiene nuevo párroco

Se llama Osvaldo Scandura y viene de la Parroquia del Corazón de María. En su gestión estará acompañado por el vicario parroquial, Pbro. Augusto Jorge Baracchini, el sacerdote colaborador Daniel Aporta y Ramón Pilutti como diácono permanente. La prioridad por los jóvenes.

Osvaldo Scandura es el nuevo Párroco de la iglesia de Chacras de Coria. Desde el pasado 7 de febrero, este sacerdote diocesano nacido en el departamento de San Martín, estará al frente de la comunidad católica de la zona al menos por los próximos seis años.

Es sacerdote desde hace 20 años, ya que fue ordenado el 10 de marzo de 1995. Se desempeñó como formador de seminario durante cinco años –al inicio de su apostolado-, y más tarde dirigió la Parroquia Inmaculado Corazón de María, en la Quinta Sección, donde estuvo hasta ahora, durante 14 años.

En diálogo con Correveidile, se muestra feliz de estar en este lugar y destaca el cariño con el que la comunidad chacrense lo ha recibido.

“Mi llegada a la parroquia se da en el camino a la obediencia; como sacerdote, el obispo nos va pidiendo estos cambios. He asumido con mucha alegría este paso; haber venido a esta comunidad de Chacras de Coria con la confirmación de que todos mis destinos han sido bajo la advocación de la Virgen”, comenta.

En estos días, Osvaldo ha recibido gente, visitado enfermos y celebrado misas. Sin embargo, afirma que no ha tenido mucho tiempo para comenzar a desarrollar sus proyectos, que son muchos. Formar a la gente en la mirada de Jesús es su principal desafío.

Nos explica que normalmente un Párroco trabaja con dos organismos con los cuales rige,  gobierna y santifica: uno es el Consejo Pastoral y el otro es el Consejo de Asuntos Económicos designado por el Derecho Canónico, integrados por laicos de la comunidad. A través de distintas áreas de acción, junto a ellos el Párroco lleva a delante su misión. “La iglesia es muy sabia –nos dice- nuestro camino, el modo de trabajo, es transferir al mundo a través de aquellas personas que trabajan en ella. Hay una metodología que hace al bien común, ya que formamos parte de una comunidad. Un orden, una orientación para que reine la paz. Lo que tratamos de educar hacia adentro es lo que la iglesia pretende que el laico lleve a sus ámbitos: trabajo, el bien. Cuando hay caos no hay paz, y así vamos cercenando los cimientos de cosas importantes”.

Osvaldo afirma que su prioridad son los jóvenes a quienes apuesta todo su compromiso. Jóvenes que transiten la vida acompañados por los adultos. “No son el futuro, son el presente –dice- y debemos ponernos al lado de ellos, hay que estar con ellos. Que las brechas generacionales no sean tan grande, es necesario además saber estar”.

Al recordar su adolescencia y juventud afirma que la iglesia le brindó un espacio que le dio la posibilidad de pensar y discernir, siempre desde la libertad y con responsabilidad. “Eso es lo que hay que transmitirle a los chicos: que sepan detenerse a pensar, que se den tiempo para transitar un camino, reflexionar, asimilar. Y no que hagan y después piensen. La iglesia contiene y guía: no es encierro, da espacio, es vuelo”.

Su pensamiento comulga con la idea de que las personas ocupen los lugares para los que han venido a la vida. La sociedad debe comprender el valor de cada ser humano en su conjunto. “Debemos valorar a los ancianos, a los jóvenes, a los adultos, uniendo, aportando y agradeciendo lo que hemos recibido. Una sociedad que no valora a sus ancianos es una sociedad que está en la decadencia”.

Y refuerza que su misión es pastoral, acompañar, unir y ver cómo aprovechar mejor las fuerzas: allanar los caminos, hacer valorar el don del otro “ya cada uno tiene algo que aportar” asegurando que “aún el que está ahí tirado puede ser el puente mío de salvación, porque me hace pensar en lo que he recibido y me obliga a agradecer”.

Osvaldo reitera su orgullo de estar en Chacras, servir a la comunidad y testimoniar el amor de Dios, contento de hacer su voluntad y convencido de que la obediencia es lo que le da la libertad de Jesús.

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