Año electoral. Las PASO y las generales municipales, provinciales y nacionales. Cuarto oscuro caliente. Falta de iniciativa política y liderazgo en la clase dirigente, por un lado. Un electorado por lo general desencantado y alejado de la política partidaria, por el otro. El desafío de abordar los grandes temas y de enfocar en una perspectiva política provincial que guíe el rumbo. Características de un año electoral dinámico y complejo desmenuzado por un especialista: el politólogo y académico Walter Cueto*.
Por Adriana Sayavedra
Con las recientes elecciones primarias municipales del 22 de febrero pasado –las primeras en todo el país-, en las cuales los municipios de Capital y San Carlos seleccionaron a los candidatos de cada partido político a intendente y concejales, se inauguró un calendario electoral que durante el año llevará a los mendocinos a las urnas en cuatro oportunidades.
Un año que comenzó muy intenso con la muerte dudosa del fiscal Alberto Nisman y que deja al descubierto el sórdido entramado de fuerzas que operan ocultas al interior del poder político. Entre sus consecuencias, una marcha multitudinaria realizada por la sociedad en varios puntos del país el 18 de febrero pasado que buscó expresar en silencio su desconcierto e incertidumbre.
Porque, por más que dicha movilización estuviera atravesada por intereses políticos que poco tenían que ver con los valores republicanos que reclamaba, también dejó en evidencia la profunda necesidad de la gente de poder confiar en sus dirigentes. Y esa es, precisamente, la asignatura pendiente para todos aquellos que anhelan asumir los próximos cargos en juego: recuperar la credibilidad de la gente.
En unos pocos días la presidenta hablará por última vez como tal ante el Congreso, en la apertura de sus sesiones ordinarias. Se dispara así la dinámica del juego político que, complejo y visceral, tomará entonces un ritmo vertiginoso al calor del conflicto electoral por la renovación de autoridades en todo el país.
Mientras esto sucede, se tejen y entretejen alianzas entre partidos –algunos bastante disímiles ideológicamente hablando- lo que lleva a complejizar el escenario político, ya de por sí bastante difícil de entender para el vecino de a pie. “Los dirigentes no dan la impresión de estar pensando en acuerdos programáticos, si no más bien de repartija de cargos”, comenta el profesor de la UNCuyo, Walter Cueto.
Nuestra provincia no queda ajena a estos tejes y manejes, acuerdos y alianzas apuradas.
En este contexto de confusión, para el analista, debería cobrar relevancia el debate racional de ideas por encima de la puja por la distribución de cargos, tan propios de la clase política de nuestros tiempos. Es así que la necesidad de entender y abordar los grandes temas, como el uso eficiente de nuestros dos recursos fundamentales: agua y suelo, entre otros, es la tarea primera que nuestros políticos deben emprender, según el buen entender de nuestro entrevistado.
Por su parte, entre la gente, en momentos de una arraigada banalidad fogueada desde los medios de comunicación, nadie parece interesarse mucho en programas y plataformas de gobierno. “Y ante una campaña vacía de propuestas e ideas, la cosa se agrava”, asegura Cueto.
Las perspectivas no son de lo más alentadoras. “El componente estructural más grave es una clase dirigente muy débil, muy poco formada, con una ciudadanía cada vez más independiente, pero no independiente en el sentido de jugarse por sí mismos sino en el sentido del “no te metás”.
El año de las urnas
“Comenzamos un año que supone vamos a tener exacerbados la competencia, el conflicto que significa la puja por ganar elecciones y la emergencia de determinados candidatos”.
“Candidatos que cada vez son menos programáticos, que no nos dicen hacia donde vamos. Les falta esa visión estratégica que atienda a qué cosas hacer en Mendoza.
En realidad, nadie está pensando en cómo sigue el país, las provincias y particularmente la relación de las provincias con la nación. Particularmente, en Mendoza, en los últimos años hubo un decaimiento en la relación Mendoza- Nación que se nota mucho. La próxima gestión en la Provincia, sea cual sea, no podrá definir un programa de gobierno en serio, sino define antes cuál será su relación con la Nación. Una nación que prácticamente hoy se lleva el 70% de los recursos del país, los concentra y los redistribuye de manera no institucionalizada”.
Democracia electoral
“En la medida que la democracia electoral funcione y mande, obviamente no hay posibilidades de pensar con tranquilidad en la Provincia. Hacen falta dirigentes tranquilos, que no estén pensando en la reelección, en cuál es el próximo salto que pegan, porque en esas circunstancias, no se preocupan de abordar los problemas estructurales, que son los problemas de todos, incluso de ellos”.
“Si tuviésemos un sistema electoral de preferencias, sería más fácil para la gente que quiere votar personas y combinar gente sin tener que votar a todo el bloque. La emergencia de Pino Solanas, puede ser leída en este sentido. Obtuvo un resultado que llama a pensar que efectivamente hay electorado que sigue dispuesto a apostar a programas. Y que quiere votar después en función de si se cumplió o no con dicho programa”.
“En cambio, tenemos un sistema electoral que alienta una democracia que fortalece al criterio electoral, fortalece el interés de la dirigencia por perpetuarse, por seguir ocupando cargos. Se trata de una clase política que hace mucho tiempo dejó de pensar en términos estratégicos la provincia. Como consecuencia de esto, nos encontramos con programas anuales y presupuestos donde se va atendiendo la demanda cotidiana, pero no hay proyectos que permitan proyectar a futuro con una visión estratégica”.
“Este criterio de democracia básicamente electoral, nos ha debilitado como sociedad y como gobierno, nos impide mirar y proyectarnos hacia delante”.
¿Cómo estamos hoy?
“Creímos que habíamos salido por obra y gracia del Espíritu Santo de la crisis de 2001 y, en realidad, esto no es asi. Hoy vivimos resabios de aquella crisis, tenemos cosas sin resolver, cosas muy estructurales y muy de fondo. Particularmente me refiero al nivel de preparación de la clase dirigente.
Independientemente de si tenemos un buen sistema electoral o no, el tema es a quien tenemos para elegir: las opciones hoy pasan por gente que no ha hecho un proceso de formación y experiencia significativa, gente que mientras actúa en la gestión no demuestran interés por incorporar en ese tiempo de trabajo la experiencia y el estudio de cosas que van saliendo en el mundo. Así nos encontramos con una clase política que desde el punto de vista funcional, es cada vez más analfabeta”.
“Además, estamos retrasados institucionalmente: seguimos pateando para adelante las reformas institucionales importantes, como el caso de la reforma constitucional de la provincia, el caso del ingreso a la administración pública por concurso, y varios etcétera más”.
“El problema es que la administración pública está reconocida por todos los partidos que juegan en el ruedo de la política como el gran botin”.
Hay autores en materia de ciencias políticas que hace tiempo, desde la época de los ’70, advierten sobre los procesos de cartelización de los sistemas de partido. Es decir que se manejan como un cartel, como un oligopolio económico que acuerda y decide entre ellos cómo se van a repartir el manejo del Estado. En ese proceso, la clase dirigente es la única que interviene y la gente común no participa. Y a decir verdad, a la gente ya no le interesa tampoco, tan grande es el nivel de farandulización de la política”.
Mendoza
“Antes de discutir cual es la diversificación productiva para Mendoza, la nueva matriz, es prioritario resolver como provincia el tema del suelo y el del agua. Sin eso resuelto, no se puede seguir discutiendo sobre el paso siguiente. Lamentablemente la dirigencia política no está preparada para atender estas problemáticas, porque los tiempos políticos la están llevando para otro lado”.
“Estamos discutiendo la matriz productiva, esto es minería si minería no, antes de pensar en cual será el modo de redistribuir las bases de esa matriz productiva que son dos recursos esenciales en una provincia como la nuestra: el suelo y el agua”.
“En segundo lugar estamos incorporando un sistema electoral nuevo, pero las reglas de juego institucionales básicas, como el de la constitución, todavía siguen sin que le hechemos mano, solo se proponen cambios cosméticos”.
“Yo pregunto: ¿qué pasaría si de una vez por todas les diéramos un régimen a los municipios que los habilite a tener sus propias cartas, que obligue a los gobiernos locales a tener otra mirada sobre su propio territorio. Hoy se arreglan con las reglas de juego que tienen y así son las cosas que van saliendo”.
Cómo reordenar
“No hay seguridad ni convencimiento por parte de la gente de que el dirigente político sepa adónde va, si tiene los equipos que necesita y si tendrá una relación fluida con las personas. Estos son, justamente, los tres elementos que hacen falta. Hay que buscar liderazgos, equipos, pensar las ideas centrales de una gestión de gobierno e instalarlas, mostrarle a la gente que debe votar a su candidato porque tiene propuestas, equipo y comunicación con la gente para que ayude con el seguimiento de la gestión. Hay que darle credibilidad a la gente, programas de gobierno creíbles, no sólo promesas. Políticas de Estado, especialmente en educación y en seguridad”.
En este punto el analista sugiere “ buscar gente fuera de la gestión pública”, para recuperar esas áreas vitales para la comunidad y específicas funciones de un Estado de derecho.
* Walter José Cueto, una eminencia
Politólogo. Diplomado Superior en Ciencias Sociales, FLACSO. Argentina. Docente-investigador en la Fac. de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo: Profesor titular de Estado/Sociedad y Política y de Teoría Política. Director del Centro de Estudios sobre Innovación Institucional para la Gobernabilidad Democrática (CEII). Miembro del Instituto Argentino de Estudios Constitucionales y Políticos. Observador Electoral y Consultor sobre Reforma Política, Institucional y Legislativa.