Por Alberto Lucero, ingeniero
Caminando por nuestra ciudad me encuentro un cartel que dice: “Tu celular también está hecho con minerales”, como intentando hacerme pensar que sin minería, yo no tendría celular.
Me parece una infantil estrategia comunicacional, porque ya todos sabemos que sin minería, la civilización humana no estaría donde está.
Fue gracias a la minería, es decir, a la utilización de los minerales contenidos en la corteza terrestre, que el hombre dejó atrás la edad de piedra en el holoceno y, con el cobre y el estaño entró raudamente en la edad del bronce.
El problema no es minería sí o minería no.
El problema es que quieren llevar a todos los mendocinos a aceptar un sistema de explotación minera que así como está, no nos conviene; un sistema que propone cambiar nuestra poca agua, por las sales de potasio que pensaban llevarse del sur de Malargüe; o que saquemos agua de las nacientes del Atuel para extraer hierro; o que afectemos el agua del río Grande para llevarse el cobre y el molibdeno que habría detrás de Las Leñas.
El problema no es la minería en sí; el problema son los fabulosos negocios de empresas gigantescas, para las cuales sacar el molibdeno y llevárselo en bruto, es nada más que SU negocio y no les importan los pasivos ambientales y sociales que ocasionen; ellos solo buscan SU negocio.
Y hablando de esos negocios, vuelvo al cartel que dice: “Tu celular también está hecho con minerales” y recuerdo lo que se está viviendo en el Congo para que el mundo pueda disponer de celulares.
Y recuerdo al coltán, que es la conjunción de dos minerales, (columbio y tantalio), fundamental para las industrias que producen aparatos electrónicos, centrales atómicas y espaciales, misiles balísticos, video juegos, aparatos de diagnóstico médico no invasivos, trenes magnéticos, fibra óptica, etc., pero la mayor producción del coltán, se destina a los condensadores y otros componentes de los teléfonos celulares.
Por desgracia para la República del Congo, ellos poseen el 80% de las reservas de coltán de todo el planeta y allí, desde 1990, han muerto más de 7 millones de personas, como consecuencia de las invasiones y las guerras, patrocinadas por quienes quieren manejar el fabuloso negocio del coltán.
Triste destino la región del Río Congo, origen de uno de los mayores reinos de Africa, que desde la llegada de los blancos, ha sido brutal y sistemáticamente explotada por portugueses, holandeses, belgas, ingleses y ahora por intereses que actúan bajo la máscara de grandes empresas sin nacionalidad, que arrasaron a sangre y fuego con marfil; oro; caucho, piedras preciosas y hoy con el coltán.
Patrice Lumumba en 1960 quiso cambiar esa realidad, esa espantosa metodología de explotación minera, entonces lo apresaron, lo fusilaron y quemaron sus restos mortales como represalia; luego pusieron en el gobierno a Joseph Mobutu quien era llamado “mi distinguido amigo”, por George Bush padre.
Mobutu se eternizó en el poder, el pueblo se rebeló y en 1990 se inició la Guerra Mundial Africana, el conflicto que más vidas ha costado en el mundo, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
En 1996, E.E.U.U apoyó al ejército de Ruanda para ingresar al Congo desde el Este y ocupar y dominar, con el saldo de miles de cadáveres, las áreas mineras del coltán, que desde entonces, sale regularmente a través de Ruanda al exterior, para que empresas con capacidad tecnológica suficiente, obtengan el codiciado tantalio en polvo, para luego revenderlo a los fabricantes de celulares y así el negocio, sigue funcionando.
Nadie en su sano juicio se opone a la minería, pero la mayoría de los mendocinos nos oponemos a los métodos de explotación minera que solo producen grandes beneficios para unos pocos y grandes sufrimientos para los habitantes de las “zonas de sacrificio”.
Luego de leer esos cartelitos: “Tu celular también está hecho de minerales”, sugiero entrar en cualquier buscador, como el Google y escribir una palabra mágica: COLTAN.
Aparecerán más de 500 mil páginas, para entender POR QUÉ DECIMOS, LO QUE DECIMOS.