Gracias
Gracias por tu sonrisa
Matinal, vespertina
Nocturna y postprandial.
Gracias por cobijarme
A la sombra
De tus arcos filiares,
Como el pórtico oscuro
Del amor que nos dimos.
Gracias por tolerar
El desparpajo
De estar todavía en cama
Ya pasadas las diez.
Gracias por darle el alba
Y a mi ocaso
Un sentido distinto
Y darle a nuestro tiempo
Un rico contenido basado en el amor.
Gracias por moverte muy queda
Mientras duermo
Como si fueras mi ángel de la guarda.
Gracias por el sabor marino
De tus besos
Sal de la vida eterna.
Gracias por tomarme la mano
Apretándola fuerte
Por mirarme a los ojos
Y al rozarme la piel
Tentar mi humanidad a poseerte.
Gracias por emanar un clima de armonía
Que aliviana las horas y así
Prolonga el día.
Gracias por inclinarte ante las rosas
Con un gesto de amor por la natura
Que refleja, patente, tu ternura.
José Enrique Marianetti