Por José Félix Suárez - Especial para Correveidile
Fotos: Gentileza Osvaldo Pelichoti. Diario Los Andes
El reciente artículo del diario Los Andes, editado en el suplemento deportivo Más Deportes en su sección “Que Tiempos Aquellos, Nostalgia de Hechos y Personajes”, en el que se recuerda el primer gol de arco a arco del fútbol mendocino, marcado el sábado 14 de abril de 1962 por el arquero de Independiente Rivadavia, Raúl Amador González, a los 28 minutos del primer tiempo en un partido frente a Godoy Cruz Antonio Tomba y que finalizó uno a uno, trae a la memoria una situación similar que tuvo como protagonista al “Oso” Andrés Lavorante.
Recordado arquero de Chacras de Coria, a fines de los ’90 y comienzos del 2000, llegó a mantener una marca de 1.530 con la valla invicta tras 17 partidos. Récord que no fue oficializado por la AFA -Asociación del Fútbol Argentino- por tratarse de un torneo del ascenso.
Aquella increíble jugada se remonta al domingo 19 de marzo de 2000 en la cancha de Unión de Villa Krause, en San Juan, donde el local empató uno a uno frente a nuestro Chacras de Coria, por el Grupo 3 del Argentino “B”. El encuentro de trámite áspero, duro y parejo, muy disputado, como todos los de esa categoría, se encontraba igualado cero a cero cuando, a los 21 minutos del primer tiempo, Lavorante puso en ventaja a Chacras con un remate desde su propio arco. Por su parte, Pacheco, mediante la ejecución de un tiro penal, alcanzó la igualdad para Unión.
Dijo el Oso después de aquella insólita e increíble jugada: “Yo saqué, pero nunca pensé que la pelota terminaría en gol. Hice lo que hace cualquier arquero, pero cuando la pelota entró no lo podía creer. Este es mi primer gol en primera, ojalá pueda marcar muchos más. Fue un zurdazo que cruzó el largo de la cancha y cuando el esférico bajó, picó entre varios jugadores. Nunca pensé que podía ser mío, pero como nadie la tocó, terminó en el fondo del arco de Biazzotti. Debe ser feo para el arquero rival, me pongo en el lugar del guardavallas Biazzotti. Uno queda como héroe y el otro como víctima. No es justo. Pero son contingencias del juego bastante imprevisibles que no se dan con demasiada frecuencia. Creo que en Mendoza existía un solo antecedente, un gol de Raúl González allá por 1962. En mi caso tengo potencia, pero no técnica. Por eso no pateo ni los penales ni los tiros libres. Esta vez me salió justo, con la ayuda de la suerte”. A tanto llegó ese gol de arco a arco de Andrés Lavorante que el enviado especial de Los Andes a San Juan, José Ferrari, sugirió que esa fecha debía ser instituida como “El Día del Arquero”.
El partido
Unión de Villa Krause (1): C. Biazzotti, M. Gordillo (E. Magallanes), R. Ovejero, R. Pintor, M. Sánchez, M. Décimo, M. Pacheco, C. Atencio, M. Echegaray (J. Díaz), O. López Abaca y D. Verón (C. Conti). DT: Daniel Cersósimo.
Chacras de Coria (1): A. Lavorante, M. Bontorno, A. Villafañe, S. Aldunate, J. Méndez, M. Salvatierra (H. Muñoz), C. Cotela, C. Ponce (G. Angeletti), F. Ruel, W. Muñoz (C. Ballester) y M. Peruzzi. DT: Raúl Tamagnone.
Los Goles: Lavorante (CH) y Pacheco (U) de penal.
Expulsados: López Abaca y Décimo en Unión, Aldunate y Ruel en Chacras.
Arbitro: Víctor Cerdá (Santiago del Estero).
Cancha: Unión de Villa Krause (San Juan).
Era el pibe que todos hubiéremos querido tener en nuestro equipo. Alto, encarador y guapo para la pelota como pocos, encima era el arquero, esa pieza clave que te podría hacer ganar cualquier partido. De ahí arrastró el apodo de Oso.
Esa siesta de marzo del 2000, después de contener un ataque del Club Unión en su viejo estadio a las afueras de San Juan, Andrés se dispuso a sacar la pelota y, como era su costumbre, la mandaba a guardar al otro lado del área contraria. Sólo que esta vez, y tras el descuido de su colega rival, el destino quiso que entrara debajo del travesaño, sellando así un golazo de arco a arco, que todos recordaremos siempre.
Los festejos nos sorprendieron ya que varios de sus compañeros salieron para abrazarlo, mientras estábamos mirando las fotos de la jugada previa, en el display de las primeras Nikon D1 del interior de Argentina (hoy una verdadera pieza museológica).
Así fue entonces, como esa tarde, el Oso, entró en la historia del fútbol mendocino, junto a nuestro querido Príncipe González, de la Lepra, en el 62…
Orlando Pelichotti