Por el ing. Alberto Lucero
Hola amigos:
La minería a cielo abierto, tan defendida últimamente por aquellos sectores a los que les conviene económicamente que desembarque en Mendoza, es una actividad insostenible por definición, ya que la explotación del mineral se realiza hasta su agotamiento, y como ningún filón es de tamaño infinito, al agotarse el yacimiento sobreviene el lógico abandono de las tareas por parte de la Empresa.
Por lo tanto, hablar de desarrollo sostenible; de crecimiento económico; de impacto social y otras lindezas de este tipo de minería, es engañar a la gente.
No hay crecimiento sustentable y mucho menos crecimiento del capital social; a lo sumo, algunos pocos, durante un tiempo, recibirán una parte de los beneficios, pero para la Sociedad en su conjunto, no es la solución para ninguno de sus problemas fundamentales.
Por eso la idea de avanzar contra viento y marea para radicar emprendimientos megamineros, sin el consenso social de los pueblos afectados es suicida y en los distintos lugares donde intentan hacer pié aparecen voces disidentes que, con reclamos pacíficos y un amplio apoyo vecinal, exigen poner freno al avasallamiento del clamor popular; a la dilapidación de los recursos naturales y a la contaminación múltiple que producen.
Y para muestra, veamos un emprendimiento que ya estamos padeciendo en Catamarca, con la mina de Oro y Cobre Bajo La Alumbrera, propiedad de la empresa suiza Xstrata Copper y de las canadienses Goldcorp y Yamana Gold, que teóricamente extraen allí el oro desde 1997, pero en realidad, están llevándose dentro del barro que transportan a Suiza, una cantidad muy elevada de otros minerales valiosos y tierras raras, cuyo costo supera con creces el del oro que ellos mismos declaran que les llegó a Suiza y por el cuál nos pagan las magras regalías, acordadas durante la década de los´90.
Allí, en Bajo la Alumbrera, desde hace más de 10 años, las comunidades que habitan las zonas circundantes a la mina como Belén, Andalgalá, Santa María y Tinogasta, conformaron asambleas y denunciaron a las empresas extranjeras dueñas del yacimiento Bajo La Alumbrera, por el tremendo impacto ambiental que están produciendo en la zona; por la contaminación; por la angustiante falta de agua; por los cambios en la morfología del terreno; por los peligros latentes de los químicos con los que trabaja la empresa; por los efectos nocivos para los cultivos aledaños del polvo producido por explosivos y otros daños más, tapados gracias al escaso control del gobierno a estos emprendimientos, esperando un progreso social que nunca llegó pues Catamarca, con 17 años de “progresos mineros”, sigue siendo una de las provincias más pobres del país; todo eso movilizó a las asambleas a cortar el acceso a la mina de los vehículos con explosivos, tóxicos y otros insumos para la empresa y ello produjo una represión policial, donde fueron detenidos y procesados más de treinta vecinos.
Ya está fehacientemente comprobado que la mega minería es la responsable de la destrucción de ecosistemas milenarios, en glaciares y periglaciares, tal como hizo la empresa Barrick Gold en Pascua Lama; también es responsable de un alto consumo de agua y de energía, (Bajo La Alumbrera utiliza alrededor de 100 millones de litros de agua por día y consume casi tanta energía eléctrica como toda la Provincia de Tucumán), compitiendo así con el abastecimiento a otras actividades productivas y con el abastecimiento a todas las poblaciones cercanas; por supuesto, también es responsable de generar empleos solo durante un corto plazo y es responsable de ocasionar el agotamiento de valiosos recursos naturales, que en algunos casos, como el del oro, no tiene otro destino que el de ir a parar a los Bancos de los países centrales, dejando acá enormes pasivos ambientales.
Con ese antecedente y cientos de antecedentes más en toda Latinoamérica, desde estas columnas venimos advirtiendo que la Sociedad Mendocina debe tener bien en claro que la Mega Minería genera impactos de todo tipo mientras opera la mina, y más impactos aún cuando cierra.
Además, es una gran amenaza a los otros recursos naturales en los que se basa el desarrollo de variadas actividades, estas sí sustentables en el tiempo, como son el turismo, la agricultura y la ganadería de secano.
Todo esto nos obliga a analizar estos proyectos desde una perspectiva general, mucho más amplia, evaluando si es necesario seguir dañando el ambiente y amenazando los medios de vida de provincias enteras, por agotar esos recursos no renovables, que proveerán un poco de pan para hoy y vuelta al hambre para mañana.
Y en particular, para analizar el impacto que producirían en la provisión de empleos, no se conformen con nuestras opiniones y entren a cualquier buscador como el Google y escriban EMPLEOS EN LA MEGAMINERÍA.
Encontrarán más de 160 mil páginas, para entender porqué decimos lo que decimos. Hasta la próxima.-