Por José Félix Suárez, Especial para Correveidile
Casi a los 72 años de edad, que cumplirá este 26 de octubre, después de haber recorrido un largo camino en la vida como futbolista del club Gimnasia y Esgrima y como preparador físico de esa y otras importantes instituciones, este vecino de Chacras de Coria desde 1983, Carlos Gil Aceituno, puede sentirse muy orgulloso de la semilla que sembró a sus espaldas con su innata calidad, compañerismo, don de buena gente, profesionalismo y un permanente esfuerzo personal.
En la imagen, el gol de cabeza que el “Cachorro” Aceituno le hizo al Atlético San Martín en la segunda final para clasificar al equipo que representaría a Mendoza en el Nacional de 1970. Victoria del Lobo 1 a 0 con esa conquista.
Por un lado, su linda familia: su mujer Norma Amelia Pacheco -profesora de educación física, hija del recordado Quito Pacheco y hermana del Mono Pacheco, ambos con raíces futbolísticas Albicelestes-; sus cuatro hijos: María Fernanda (30, abogada), María Gabriela (29, profesora de inglés), Marcos Gastón (27, jugador de tenis del Mendoza Tenis Club y administrador de la posada Villa Los Sauces, la empresa familiar) y Daniela (25, arquitecta), muy feliz abuelo de Indiana, de apenas dos añitos, “la regalona que nos cambió la vida a mí y a mi mujer”.
Por otro lado, su exitosa trayectoria como centro delantero primero y armador de juego después, con su buen juego, dominio de pelota, sello aristocrático y gran poder de definición, siempre con los colores de su amado Lobo del Parque, los únicos que lució durante su rica y extensa campaña entre 1960-1972. En 1968 tuvo la posibilidad de jugar en Gimnasia y Esgrima de la Plata, después de haber superado una exigente prueba, pero no llegó a concretarse porque no se logró un acuerdo económico, luego que los dos clubes habían acordado la transferencia de manera definitiva.
Aceituno se formó en los nobles potreros de Dorrego. Infancia y juventud que compartió con sus tres hermanos: Rodolfo, Alberto -quien también jugó en Gimnasia y Esgrima y posteriormente en San Roque- y Carlos. El “Cachorro”, así llamado por su espíritu jovial y extrovertido, fue el apodo que lo acompañó para siempre en las canchas y en la vida. Llegó a los Blanquinegros de la mano del inolvidable Mona García, la persona que semanalmente martes y jueves le pagaba el pasaje para que pudiera ir a entrenar. Desde su debut en la primera división como visitante del Deportivo Maipú, con solo 16 años, en la última fecha de 1960, oportunidad en que marcó los primeros dos goles. Fue la tarde que hizo realidad “el sueño del pibe”.
Ese día recibió $ 250 de premio, por decisión del dirigente Jaime Grau, para asombro de su mamá a quien Cachorro le llevó el dinero, la misma cantidad que ganaba mensualmente su papá Rodolfo como empleado de la CITA, la antigua estación de ómnibus en el centro de la ciudad.
Desde entonces sumó los campeonatos de 1964 y de 1969 de la Liga Mendocina, el título de campeón de campeones de la Copa 60 Aniversario que organizó Boca Júniors en Buenos Aires y donde en la Bombonera derrotó sucesivamente a Pringles (San Luis, 4-0), Pacífico (Neuquén, 4-0), General Paz (Córdoba, 1-0), Unión (Santa Fe, 3-1) y Talleres (Entre Ríos, 1-0). Además de los Nacionales de 1970, 1971 y 1972 en los que Gimnasia y Esgrima se convirtió en el mejor equipo mendocino de todos los tiempos, con un invicto como local de dos años y medio.
También logró una impecable tarea como preparador físico -estudios que realizó alentado por su maestro y amigo, el profesor Luis Rodríguez, del que fue un gran discípulo-, gestión que desarrolló durante cuatro años (1969-1972), en el mismo Lobo, con un gran compromiso y una enorme responsabilidad. “Para mí la función de ser jugador y preparador físico de mis amigos y compañeros resultó una doble responsabilidad. Siempre me manejé con cuidado y con mucho equilibrio en una labor que por esa razón fue muy especial. Por suerte el trabajo fue satisfactorio y la relación muy cordial y respetuosa, por lo que nunca se dañó el compañerismo”, reconoció en la reciente charla con este periodista.
Hace 50 años…
Cuando se están cumpliendo los 50 años de aquellas dos finales que se disputaron los domingos 11 y 18 de octubre de 1964, entre Gimnasia y Esgrima y Huracán Las Heras, para proclamar el campeón de esa temporada, el “Cachorro” evoca esos dos partidos que se desarrollaron bajo un clima y una fuerte presión en la cancha de Independiente Rivadavia. Cuenta por ejemplo que en los días previos aparecieron pintadas en todo Las Heras con leyendas intimidatorias y con tono de amenazas: “Victoria o muerte”, “Sangre en el césped”, “Globo campeón”.
Sin embargo, aquel Gimnasia y Esgrima de “Los Compadres” -Víctor Legrotaglie, el “Bolita” Sosa, el “Polaco” Torres y el “Cachorro” Aceituno -, aquel Lobo de frac, galera y bastón, aquel equipo de la excelencia y el toque, se sobrepuso al ambiente hostil y cerró con dos merecidos triunfos su consagración como campeón. El primero 4 a 1 con goles de Sance en contra, dos de Aceituno y el restante del Víctor con un impecable tiro libre -Lumbía descontó para el perdedor- y el segundo 2 a 1, conquistas de Montes de Oca y el Cachorro y Labriola para el Globo. Comenta Aceituno: “Huracán, al que le llevábamos dos puntos de ventaja nos alcanzó en la última fecha cuando nos ganó 2 a 1 en su cancha y forzó dos partidos de desempate. En uno de esos goles al sanjuanino Ramírez lo metieron con pelota y todo dentro del arco. En la primera final fuimos muy superiores y tuve la suerte de señalar dos goles y en la segunda, donde también pude marcar un gol, el trámite resultó más parejo. En ese partido se lesionó el Panza Videla y como no había cambios, se tuvo que ir a jugar de puntero izquierdo. Huracán nos apretó pero no pudo dar vuelta la historia”.
Aquel equipo del Lobo formó en esas finales con el sanjuanino Ramírez en el arco, el “Panza” Videla y el “Polaco” Torres en la extrema defensa, Silva, Bustos y el “Bolita” Sosa en el medio campo y Osvaldo Piantino, el Víctor, Aceituno, el “Negro” Montes de Oca y el “Geniol” Ledesma en la delantera. Plantel que se completó con el “Laucha” Ferreyra, “Chiquito” Bertolani, Di Stéfano, el “Negro” Castro, “Bebán” Guayama, Montenegro, Segundo Cortez, Sánchez y el “Documento” Ibáñez. Dirigidos por don Enrique Goldemberg durante el torneo y por el “Mona” García en las dos finales.
Equipo de Gimnasia y Esgrima que disputó las dos finales y se consagró campeón 1964. De izq. a der.: Alfredo Sosa, Carlos Aceituno, Alfredo Torres, Nicolás Bustos, Jorge Ferreyra, Domingo Ramírez, Mario Videla, Oscar Montes de Oca (capitán), Víctor Legrotaglie, Osvaldo Piantino y Héctor Ledesma. Aparece Al centro de la jugada Carlos Aceituno que parece empujar la pelota pese al esfuerzo del arquero Dieguez. Sin embargo es gol en contra del defensor Sance (camiseta oscura) de Huracán Las Heras. Fue el primer gol del Lobo en la primera final que ganó Gimnasia 4 a 1.