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Una práctica insalubre

La quema de combustible para proteger frutales contra el frío produce aún más frío y mucho daño.

Por Reginald Ward

En la madrugada del miércoles 13 de agosto hubo una gran quema de combustible en la zona sur de Luján. Ese día podía observarse una enorme nube negra, causada por esta equivocada y primitiva práctica. Los quemadores pueden utilizarse para calentar un taller techado con cuatro paredes, pero no una zona al aire libre, sin techo y sin paredes.

Con nuestras condiciones climáticas desérticas, cuando el cielo está despejado, existe radiación durante la noche hacia el cielo. Esta radiación enfría la tierra, pudiendo producir temperaturas bajo cero que provocan heladas. Cuando se quema, esta radiación es mayor. Mientras más combustible se quema, más radiación se produce.

El quemar combustible hace que la presión baje aún más y cuando esto ocurre, el ambiente se enfría. Al quemar combustible, el fuego consume el oxigeno en el aire, provocando gases de combustión muy tóxicos. Estos gases crean una barrera que dificulta la llegada de los rayos del sol a la tierra, disminuyendo la temperatura del ambiente. Es una lástima que no podamos disfrutar los lindos días mendocinos, a pleno sol, con días calurosos y noches frescas. En cambio, tenemos que inhalar gases tóxicos y sufrir intensos fríos no naturales, con pérdidas enormes en la producción de frutaso. Sugerencias para proteger nuestra producción frutícola y el medio ambiente:

* No hacer nada es mejor que quemar combustible.

* Regar durante el invierno para aumentar la presión y la humedad.

* Regar en tiempos fríos hace que el cultivo reciba energía en forma de calor.

* Hacer barreras con trincheras de árboles para contener el aire y así aumentar la presión que, a su vez, aumentará el calor.

* Poner cultivos con floración tardía.

* Cuidar nuestro medio ambiente para evitar cambios detrimentales.

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