Se fue Gustavo, infinito dolor me embarga. Líder de un tiempo que no es ni tuyo ni mío sino de todos. Líder absoluto, showman, carisma, voz, manejo de tiempos y escenario. Una lágrima y un dolor que abarca toda mi adolescencia, todo mi crecimiento personal. ¡Gracias por todo y por tanto!!!
Admiro el talento de aquellos que lo tienen para determinadas cosas, escribir, cantar, hacer acordes, melodías, sonetos o palabras hiladas… y Gustavo hacía todo eso y encima bien. No fui yo so sola a verlo a River, junto a mi habían 69.000 personas más que cayeron a sus pies con el primer saludo. Noche inolvidable, concierto inigualable y sonidos irrepetibles. Haberlo visto exultante forma parte de mi vida y de hermosos recuerdos. Soda fue y seguirá siendo una bisagra, un antes y un después.
Resulta imposible escribir dos palabras cuando se ha dado tanto.
Mónica Acosta