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Rubén Da Silva: el hombre del chamamé

El músico nacido en Corrientes, criado en Misiones y viajado con la música por la Argentina y otros países latinoamericanos, toca más de cinco instrumentos que aprendió de oído y en su repertorio recorre estilos variados con influencia de la música ucraniana, alemana y litoraleña. Sueña con formar parte de una escuela para transmitir sus conocimientos y con la posibilidad de formar una banda en Mendoza que atienda el llamado del chamamé.


Rubén Da Silva nació en Santo Tomé, Corrientes, pero se siente misionero. De niño, sus padres compraron una chacra en la provincia vecina y trasladaron a sus hijos a la zona rural en la que creció, donde la escuela quedaba a 20 km., motivo por el cual abandonó los estudios en cuarto grado. Junto a sus siete hermanos, dos de ellos fallecidos, Rubén descubrió de pequeño el contacto con la tierra. Junto a su papá, recuerda, aprendió a los nueve años a plantar y cosechar té, caña dulce y yerba mate. Un aniversario antes descubrió en una guitarra vieja el amor por la música: “Aprendí de puro don”, afirma. A los 12 ya tocaba el acordeón de vecinos y amigos en el pueblo de inmigrantes en el que creció, donde la música litoraleña se mezclaba con ritmos alemanes o ucranianos. Amante del chamamé, a los 16 la pobreza en la que vivían lo llevó a probar nuevos destinos. “Ahí tomé la calle por mi cuenta”, dice Rubén en la redacción del Correveidile.

Los pasos de este descendiente de brasileños lo trasladaron en busca de suerte a Corrientes, Buenos Aires y Brasil, donde integró un grupo musical cuando tenía 18 años junto a una banda de hermanos con los que llevaron su música por Latinoamérica hasta que uno de ellos murió y el proyecto quedó disuelto. “Con ellos tuve la suerte de grabar el primer disco. Hacíamos música variada y también chamamé. Tocábamos durante seis horas en festivales con bailes para miles de personas”, dice Rubén, que al poco tiempo de quebrado el grupo regresó a la Argentina. Entonces se casó, tuvo siete hijos, luego se divorció, vivió de la música y otros trabajos esporádicos. Con la vuelta de la democracia se instaló en La Plata y formó una nueva agrupación que en 2001 corrió el mismo destino. Entonces continuó su carrera en soledad, tuvo un programa de radio en La Plata, y animó festividades con su talento innato.

“En 2004 pisé tierra mendocina”, agrega, y un año más tarde se instaló en Chacras de Coria. Empezó pintando casas en la ciudad y arreglando jardines, tarea que aún desarrolla, hasta que encontró trabajo como casero en una familia del pueblo. El clima, los buenos vecinos y la tranquilidad lo llevaron a permanecer en Luján junto a su novia desde hace diez años, una chaqueña con la que comparte las tareas de la casa. “En Mendoza tengo cierta dificultad para encontrar unas buenas guitarras para el chamamé, ya que mi intención es armar un grupo acá y sueño con participar de una escuela de música para enseñarle a los chicos. La música es un don que viene del viento. El músico, creo yo, nace músico: ve, escucha y aprende. Tocar el acordeón me inspira muchas cosas; tengo tres temas propios dedicados a Mendoza: un chamamé que se llama Pisando nieve, una rancherita que titulé El cosechero y otra canción, Pasando la Cordillera. No los he grabado, pero los tengo en la cabeza. Lo del acordeón creo que viene por parte de mi familia italiana. También toco violín, teclado, trompeta, bajo electrónico y percusión de batería”, detalla este hombre, que después de la nota sorprende con las canciones que le compuso a esta tierra.

2 Comentar este artculo

  1. chachi argamonte Dijo:

    saludos amigo ruben de parte de un formoseño que supo compartir unas lindas guitarreadas en la plata,, chachi

  2. Diego Dijo:

    Hola, dónde puedo contactar a Ruben Da Silva

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