Como un río, que nunca es el mismo, todo fluye, se modifica, crece, se transforma. Todo muere para renacer. Dentro de nuestro cuerpo ocurre algo similar. El otoño es una estación con cambios muy visibles, que invitan a reflexionar y trasunta melancolía. El verano ha quedado atrás y con él, las ganas de moverse, salir. Para la medicina china el otoño es la época de la tristeza que se va con los sollozos; de los resfríos que se alivian a través de las flemas. Es la época de tos y de catarros.
Al ser la estación que cambia de polaridad, del yang al yin, es un tiempo de limpieza y depuración. Los órganos que exigen más atención son los pulmones, donde se purifica la sangre; el intestino grueso, por donde se elimina todo lo que no nutre, y la piel, que es un sistema que ayuda a eliminar toxinas y se considera como un pulmón más.
En el otoño, desde hace miles de años, se guarda para el futuro; pero hay que saber cuánto es necesario y cuánto es suficiente. Una de las emociones de esta temporada es la avaricia o codicia, que se traduce corporalmente en uno de los problemas del intestino grueso que aqueja a tanta gente: el estreñimiento. Limpiar los intestinos es siempre fundamental, pero particularmente en esta etapa.
La otra emoción es la melancolía. Los días se acortan notablemente. Al levantarse aún es de noche. El sol se hace cada vez más débil, los mediodías ya no son tan deslumbrantes. El elemento que corresponde a esta estación es el metal, equivalente del aire en la cosmogonía occidental, y que está vinculado a la comunicación y a las artes. Los yoguis afirman que respiramos para comunicarnos con el resto del mundo: cada vez que inspiramos, además de oxígeno, prana y energía vital, absorbo información del universo; cada vez que exhalo, ofrezco información de mí mismo.
El intestino grueso
El intestino grueso está compuesto por cuatro secciones: el colon ascendente, el transversal que corre por debajo del diafragma, el colon descendiente, el colon sigmoideo que termina en el recto, el canal anal y el ano. Su trabajo principal es absorver el agua de los desechos líquidos que arroja el intestino delgado, haciendo que se solidifiquen y puedan ser expulsados. La medicina china asocia este órgano a los dolores de hombro y de cuello. También trata algunos problemas pulmonares con enemas.
RESPIRACION CONSCIENTE:
La respiración es la única función automática en la que podemos intervenir directamente imprimiéndole la profundidad y el ritmo que necesitamos. La respiración consciente es un ejercicio que se puede practicar a diario, cuyo objetivo es ampliar la capacidad pulmonar. La lentitud al respirar es muy importante. Es el único vínculo entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Un cuerpo agitado, agita la mente, y viceversa. Cuando la respiración encuentra su propio ritmo, lento y pausado, se hace profunda. Entonces se conjugan sus dos aspectos: lo consciente y lo inconsciente se unen, se equilibran. Esta integración produce beneficios: la limpieza de los pulmones, la purificación de la sangre, la mayor alegría de vivir, la eliminación de las secuelas del estrés. El corazón y la circulación se revitalizan, desaparece la fatiga, aumenta la capacidad de concentración y la relajación se realiza fácilmente.
RESPIRACION SO-HAM:
- inhale lentamente, pensando en le sílaba “so”;
- retenga el mayor tiempo posible, sin esforzarse;
- exhale en el doble de tiempo de lo que ha inhalado, pensando en la sílaba “ham”;
- no hay que hacer ruido; si lo hace significa que está forzándose y eso le producirá tensiones.
TRABAJOS RESPIRATORIOS:
Recuéstese. Coloque una mano sobre el abdomen y la otra en el pecho. ¿Cuál se mueve más? Si es la de arriba, usted está respirando superficialmente:
- apoye un libro pesado sobre su abdomen;
- al inhalar, eleve el libro;
- retenga el aire;
- al exhalar, descienda el libro;
- repítalo varias veces hasta que domine esta técnica de respiración abdominal.
Fuente: Purna Yoga Integral