Archivo | abril 7th, 2014

¿Qué pasa con la alcantarilla? -->

¿Qué pasa con la alcantarilla?

Vecinos de la calle Benjamín Matienzo reclaman por la falta de barrido de su calle, especialmente cuando se acumula arena a raíz del desborde de la acequia.

El problema es que al ser la cuneta poco profunda -algo sobre lo que vienen llamando la atención desde hace tiempo- cuando trae agua, ésta se desborda e inunda el puente y la calzada, dejando al retirarse todo el barro que arrastró.

Lo peor es que al secarse este barro, se convierte en arena y al pasar los autos por allí, levantan una “polvareda muy molesta”. Si la arena fuera levantada en tiempo y forma, alegan, esto no sucedería.

Los vecinos quieren destacar que han ofrecido colaborar con el municipio proveyendo los materiales necesarios para esta obra de arreglo de cuneta.


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Nuevo auto eléctrico: A cuidar el aire del futuro -->

Nuevo auto eléctrico: A cuidar el aire del futuro

El vehículo de la Universidad Nacional de Cuyo no genera combustión, no produce emisiones de dióxido de carbono y tiene una eficiencia energética del 90%. El prototipo simboliza la voluntad de la Universidad pública por señalar el camino a la aplicación del conocimiento.

Por Eva Guevara

Especialistas del Instituto de Energía de la UNCuyo tomaron un auto de calle, más exactamente una furgoneta Peugeot Partner, y le diseñaron una serie de baterías recargables con electricidad proveniente de tres posibles fuentes: la tradicional de la red pública, un equipo de paneles fotovoltaicos, o sea, energía solar, o bien, energía eólica.

La prueba piloto ha sido pintada de amarillo y gris y ya está en uso como vehículo de vigilancia policial para la seguridad del campus universitario. Según explicó el Ingeniero Dante Bragoni, Secretario del Instituto, el motor tiene varias ventajas, minimiza la contaminación acústica, no produce emisiones de dióxido de carbono y su costo de mantenimiento es menor. Mientras en un vehículo a nafta, de cada 100 litros, sólo 34 se transforma en energía tractora, en éste, la cifra se eleva a 90.

El prototipo que circula por el campus de la Universidad.


Esa alta eficiencia a la hora de mover las ruedas, hace de respuesta a la problemática ambiental que es global.  Respuesta que equivale a colaborar, a capturar el conocimiento, aplicarlo y divulgarlo.  Eventualmente, si en el ámbito industrial o comercial hubiese interés en desarrollarlo, el prototipo está completamente disponible. Funciona con un motor eléctrico y la tracción es posible gracias a un circuito de potencia de 72V alimentado por un banco de 12 baterías. Un cargador de baterías, incorporado al vehículo que se conecta a la red de energía eléctrica de 220V, proporciona la energía para reponer la carga de las baterías luego del uso.

En una primera etapa se realizó una revisión y mantenimiento mecánico de la unidad. La segunda etapa incluyó el análisis y la fabricación de los elementos necesarios para el montaje del motor eléctrico, tales como soportes, embrague y servicios de control, circuito de potencia e instalación de baterías, refrigeración y redistribución de pesos para mantener el balance del vehículo. Y en la tercera etapa se realizó el montaje del motor, ajustes y pruebas de funcionamiento e integridad de los circuitos de potencia y control.

Calefones solares y bíocombustibles. La Universidad hace punta.

Con el vehículo puesto en la calle, se hizo la presentación pública, oportunidad que sirvió para difundir otras acciones de la Universidad encaminadas al mismo objetivo. El Ingeniero Bragoni dio el ejemplo de los calefones solares instalados en el Comedor Universitario y en las residencias, pero también el de los biocombustibles. Son provenientes del aceite de colza e incluso de otros aceites usados y se elaboran en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería. Hay de dos clases, el biodiesel que ya se emplea para mover varios vehículos de la Universidad Nacional de Cuyo y el bioetanol, que aún está en la etapa previa de elaboración. Este tipo de biocombustible exige una calidad mayor que es más difícil de lograr. Todo el esfuerzo parte de la base de la producción del topinandur, más conocido como papa chanchera. Se trata de un tubérculo rico en hidrato de carbono fermentable. Para poder ser usados en la producción de etanol, o sea, para  destino energético, su cultivo puede ser regado con aguas residuales urbanas.

Otro modelo de auto eléctrico que también anduvo por Chacras contratado para un festejo.

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El fogón: Palabras, expresiones y refranes muy nuestros -->

El fogón: Palabras, expresiones y refranes muy nuestros

Por Nicolás Sosa Baccarelli

BAQUEANO

El diccionario de la RAE define esta expresión como “Experto, cursado. Práctico de los caminos, trochas y atajos. Guía para poder transitar por ellos”. Sarmiento en “Facundo…”  clasifica a los gauchos en cuatro tipos: el baqueano, el rastreador, el cantor y el gaucho malo. Al baqueano, lo califica de “personaje eminente, y que tiene en sus manos la suerte de los particulares y de las provincias”. Así lo describe: “El Baqueano es un gaucho grave y reservado que conoce a palmos veinte mil leguas cuadradas de llanuras, bosques y montañas. Es el topógrafo más completo, es el único mapa que lleva un general para dirigir los movimientos de su campaña… Modesto y reservado como una tapia…  encuentra una sendita que hace cruz con el camino que lleva: él sabe a qué aguada remota conduce: si encuentra mil, y esto sucede en un espacio de mil leguas, él las conoce todas, sabe de dónde vienen y adónde van…”

En este pasaje Sarmiento consagra en nuestra literatura esa clásica exageración con olorcito a leyenda, según la cual “el general Rosas, dicen, conoce por el gusto, el pasto de cada estancia del sud de Buenos Aires”.

El viajero francés Xavier Marmier señala que “en el conocimiento del terreno, en la agudeza del oído y de la visión, hay una similitud que sorprende entre el camellero árabe, el cazador de los Alpes, el pastor nómade de Laponia, el trampero del Oeste en América del Norte, y el baqueano de la América del Sur”.

Escribía Lucio Mansilla: “el baqueano  anuncia también la proximidad del enemigo; esto es diez leguas y el rumbo por donde se acercan… Casi siempre es infalible. Si los cóndores y cuervos revolotean en un círculo del cielo, él sabrá decir si hay gente escondida o es un campamento recién abandonado o un simple animal muerto”.

Muchos son los nombres que encarnaron este oficio y que viven en la memoria de los argentinos. Algunos sirvieron en los ejércitos de la Independencia. Por su colorido recordamos a José Luis Molina, capataz de la estancia de Francisco Ramos Mejía. Se cuenta que cuando el gobernador bonaerense Martín Rodríguez detuvo a su patrón y se desembarazó de muchos de los indios que residían en esa conocida estancia, Molina escapó a las tolderías y llegó a liderar cierta población indígena. En abril de 1821, al frente de un malón de 1500 hombres a punta de lanza, asaltó y destruyó al por entonces incipiente poblado de Dolores. Luego de escapar, fue acusado de traición por los indios, por lo que solicitó (y obtuvo) protección en los cuarteles. Llegó a ser capitán de baqueanos en las expediciones de 1826 y 1827 del coronel Federico Rauch a la Sierra de la Ventana. Años más tarde se puso a las órdenes de Juan Manuel de Rosas.

Sentenció el viajero español Ciro Bayo: “si el baqueano es la brújula de la pampa, el rastreador es el sabueso”. A éste último nos dedicaremos en nuestro próximo encuentro.

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