El nuevo libro de Alejandro Poquet y Vicente Espeche. Un abordaje a dos innovadoras experiencias de gestión que dejaron planteados nuevos horizontes en materia penitenciaria. Discutir el encierro para pensar la libertad.

Por Nicolás Sosa Baccarelli

El miércoles 30 del mes pasado, en horas de la tarde, se presentó en el Auditorio de la Universidad de Congreso el nuevo libro que Alejandro Poquet, reconocido penalista de nuestra provincia y vecino de Chacras, escribió en coautoría con Vicente Espeche.

Estuvieron presentes varios funcionarios del gabinete provincial, intendentes, jueces, fiscales, docentes, periodistas y estudiantes. La presentación contó con la participación de los reconocidos profesores Alberto Binder y Mariano Ciafardini.

Asamblea Penitenciaria y Red de familiares de presos es el título de la obra aún fresca, editada por EDIAR. El libro está prologado por Elías Carranza y dedicado al por entonces capellán Padre Jorge Contreras “que tanto ayudó a concretar estos ensayos y quien ofició de mediador entre las autoridades y los internos, para romper prejuicios y enfrentamientos culturales”, señaló Vicente Espeche.

Consultado en varias ocasiones por este medio sobre la problemática penal y temas afines,  Poquet nos trae en esta ocasión, junto a Espeche, un abordaje a dos experiencias desarrolladas por los autores, cuando Poquet se desempeñaba como Subsecretario de Justicia de la provincia y Espeche como coordinador de las actividades del sistema penitenciario. El número pasado anunciábamos en Correveidile que la obra era un eficaz conjuro al olvido en que dichos proyectos cayeron en Mendoza -ya tiene 14 años- en contraste con el vivo interés que despertaron en el resto del país.

La urgencia de un pensamiento colectivo

El libro narra dos experiencias inéditas centradas en un trabajo colectivo. Por un lado la Asamblea: espacio donde se dialoga, donde presos, familiares de presos, familiares de víctimas y guardiacárceles se conocen, conversan, derriban prejuicios, y terminan haciéndose eco unos, de las necesidades de los otros. Allí mismo están los jueces, los medios de comunicación, los analistas, todos, construyendo, al decir de Espeche, no una Asamblea, sino un “estado asambleario” en busca de un auténtico pensamiento colectivo.

En articulación con esto pusieron en funcionamiento la “Red de familiares de presos”, una experiencia sin precedentes hasta este momento, que supo rescatar a estos actores anónimos, ignorados, para reconocerles entidad y hacerlos partícipes de las instancias de diálogo.

En tren de mantenerse distante de lo que Poquet llama con su fina ironía “una cosmética de encierro”, las experiencias apuntan a un profundo cambio de paradigma en la dinámica penitenciaria. Recordó Ciafardini -actual Director Nacional de Política Criminal en Materia de Justicia y Legislación Penal- que las experiencias no estuvieron exentas de avances, retrocesos, el motín, el problema con la justicia, el problema con la prensa, entre otras cuestiones. Pero se lograron transformaciones de suma importancia.

“Dedicarse a la cuestión carcelaria no es una obsesión por el encierro, no es ocuparse de la vida de unos pocos infelices, de unas pocas hectáreas. No se trata de eso. Hablar del encierro es hablar también de la libertad. La cuestión social y política tiene detrás una cuestión penitenciaria. Se postula un orden, un orden que se acerca a la cultura”, reflexionó Poquet.

Mariano Ciafardini, Alberto Binder, Vicente Espeche y Alejandro Poquet

El preso como sujeto político

Ciafardini se explayó elogiosamente sobre la obra. “Se trata de un libro que me hubiera gustado escribir a mí. Me siento partícipe de este proceso. Se trata de una de las experiencias más importantes a nivel mundial sobre la problemática penitenciaria. Debe haber algunas similares, no las conozco”, remató. Y destacó que “desde el punto de vista de la ciencia política,  el poder siempre implica algún grado de consenso  de todos aquellos a quienes involucra ese poder. Al menos algún dejar de hacer, un  no oponerse con la suficiente fuerza”. Sobre esta premisa desarrolló su análisis para concluir que la obra de Poquet y Espeche “tiene la lucidez de reconocer al preso su dimensión política”.

Por su parte Alberto Binder expresó que “se trata de un libro de memorias, en el mejor de los sentidos: doble dimensión de lo histórico, de lo vivido y de los anhelos”.

Dijo encontrar en la obra un rescate de clásicas tradiciones de la ciencia penitenciaria, así como también de modernos conceptos que inspiran esta disciplina. Halló “muchas ideas que guardan una veracidad que han resistido al tiempo”.  En este sentido expresó: “La cárcel es un lugar donde urge que entre la bondad. No alcanza con la acción filantrópica”. Y valoró la cárcel como “espacio de Derecho.  El libro recuerda el lado luminoso de la luna. Ahora transitamos el otro lado”, cerró Binder con preocupación.

Parece paradójico, pero sólo parece. Es más, si se lo mira por primera vez, por arriba, desprevenidamente, parece una locura. Pero al meditarlo mejor la idea se muestra con mayor nitidez: pensar y discutir el encierro es un desafío para plantear un modo de construir libertad. Una libertad hacia adentro y hacia afuera.

Así, se bregó a lo largo de las disertaciones, por un diseño de un modelo democrático en todas las instancias de seguridad.

Pacto, bondad, coraje, consenso. Son, al decir de Binder, elementos a la vista en la obra de los coautores mendocinos.