Cómo detectar, prevenir y tratar el estrés laboral

Según una investigación realizada este año por la consultora D´Alessio IROL sobre 500 personas, el 80% de los trabajadores del país dijo padecer estrés laboral, mientras que la mitad ha revelado padecer estrés frecuente, diario o semanal y se ha adelantado a 25 años la edad en la que se dispara la patología.

El estrés laboral es uno de los riesgos psicosociales que más afecta a los trabajadores, según la Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, entidad dedicada al estudio, promoción y difusión de la salud ocupacional en Argentina. Frente a esta problemática, el Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA) elaboró un informe para detectar y prevenir este tipo de afecciones o tratarlas a tiempo.

Desde el centro aseguran que “reconocer los síntomas del estrés no es tarea sencilla ya que es común confundirlo con algo natural que se siente por la cantidad de demandas y exigencias académicas, sociales o laborales”. Para muchas personas es difícil reconocer que padecen estrés ya que sus síntomas corresponden a dolencias concretas y al consultarlas con un médico, no encuentran la solución. Por esto pueden pasar años hasta que se descubre que tanto las dolencias físicas, como los síntomas psíquicos tienen su origen en el estrés.

“Es muy común que al sentir síntomas de estrés el paciente acuda a diferentes profesionales tratando de solucionar individualmente cada uno de los problemas, pero si se logra solucionar uno, simultáneamente aparecerá otro”, explica Gabriela Martínez Castro (MN 18627), directora del CEETA.

“El estrés puede provocar taquicardia, mareos, dolores de cabeza, constipación, diarrea, problemas gastrointestinales, contracturas, insomnio, dificultad para la concentración o la memoria, entre mucho otros síntomas”, agrega la especialista.

Un error ocurrente es que las personas crean que “son aceleradas”, pero en realidad no es así, están aceleradas por la gran cantidad de actividades que realizan. Les parece que estar acelerado es algo natural que corresponde al contexto y la falta de tiempo, pero en verdad es otro de los síntomas del estrés.

Por otro lado, el estrés elevado puede provocar trastornos por ansiedad generalizada y, en menor proporción, trastornos de pánico y ansiedad social. Durante los trastornos por ansiedad generalizada “la persona se preocupa excesivamente por cuestiones de la vida cotidiana y no puede priorizar, pues le resulta igual de importante la operación de riesgo de un familiar que llegar impuntual a una cita”, explica la especialista.

Por su parte quienes padecen fobia o ansiedad social sienten temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el individuo se ve expuesto a la posible evolución negativa por parte de los demás. Quienes padecen ataques de pánico “experimentan la sensación de estar cerca de la muerte, o la locura, sufre taquicardia, falta de respiración, ahogo, entre otros efectos”, dice Martínez Castro.

Tips para saber si estamos estresados

 Sentir distintos síntomas físicos (nombrados anteriormente) que, al ser consultados por un médico no provengan de ninguna enfermedad.

 Sentirse irritable y excesivamente preocupado.

 Sentir que cuesta interactuar en la vida cotidiana, ya sea académica, laboral o social.

Los desencadenantes para sufrir estrés son muchos, puede ser desde una alta demanda laboral u horarios extensos de trabajo, como una discusión, pasar un papelón delante de otras personas, la preocupación excesiva, un accidentes de tránsito, la inseguridad o problemas económicos.

Además de eventos que demanden mucho trabajo como un casamiento, nacimientos, embarazos, divorcios, entre otros.
Ante este tipo de situación lo primero que se debe hacer es diferenciar si se trata de una cuestión biológica o un ataque de ansiedad, lo que puede descartarse con un chequeo médico. “Siempre hay que tener en cuenta que tal vez estamos ante un cuadro biológico y no ante un simple cuadro de ansiedad. Los trastornos de ansiedad, muchas veces se confunden con enfermedades, por sus síntomas”, sostiene.

Finalmente, se recomienda que quienes sufren de alguna de estas patologías pidan ayuda, ya que cuando se llega a una situación en la que aparece un trastorno de este tipo la persona corre el riesgo de que incapacite su vida.

El tratamiento

La directora del CEETA asegura que “todos estos trastornos se recuperan con un tratamiento específico de terapia cognitivo-conductual (TCC) y la posible aplicación de medicación, en caso de ser necesario”. El tratamiento es breve, conducido por expertos en la materia, de forma tal que el paciente debe estar de alta a los 4/6 meses de haberlo iniciado, habiendo recuperado sus actividades habituales, sin sintomatología física ni emocional.

Los picos de estrés laboral afectan preferentemente a los dueños de empresas, quienes, se esfuerzan desmedidamente y de forma sostenida en el tiempo. Éstos además, sienten una gran presión a momento de la toma de decisiones lo que origina grandes riesgos de contraer enfermedades, afectando, paradójicamente, su rendimiento laboral y su calidad de vida.

Según Martínez Castro, “el trastorno de ansiedad más característico, en estos casos, sería el Trastorno por Ansiedad Generalizada, caracterizado por una preocupación excesiva que siente la persona ante determinados hechos de la vida cotidiana, como la exigencia laboral”.

La especialista asegura que, “aquellos que no pueden sustraerse de estas preocupaciones, pueden sufrir manifestaciones de tipo físicas, como palpitaciones, taquicardia, sudoración, problemas gastrointestinales, dolores de pecho, etc. O padecimientos psíquicos, tales como preocupación excesiva, irritabilidad, insomnio, tristeza y sentimientos permanentes de angustia”.

“El objetivo de la terapia Cognitiva-Conductual es devolverle, a quien lo padece, su calidad de vida anterior, y así, obtener el alta en cortos períodos de tiempo”, agrega la especialista.

Técnica para resolver problemas concretos

Finalmente, el CEETA recomienda una técnica efectiva para la resolución de problemas concretos, en 8 pasos.

1- Definir el problema

2- Descomponerlo en pequeñas partes

3- Analizar causas posibles del problema

4- Identificar un conjunto de posibles soluciones

5- Seleccionar una solución

6-Desarrollar un plan de acción

7-Poner en práctica el plan de acción selecto

8-Evaluar el proceso

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