Mopi busca un hogar. Tiene dos años y está esterilizada y vacunada. Convive bien con gatos y niños. Quienes estén interesados comunicarse con Susana Bonifazi al 2616945840 o 4312887.
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La rotura del acueducto más importante de Mendoza se produjo en Chacras de Coria, por segunda vez y en un mismo lugar. La primera fue en 1970, a raíz de un grave aluvión y la segunda por la excesiva presión del tránsito de vehículos en calle Viamonte, especialmente los caminos cargados con bateas de más de 30 kilos.
Por Eva Guevara
El incidente con el caño en la calle Viamonte al 4300 pasará a la historia, no sólo por lo que costó su reparación y el impacto enorme que causó el cierre del servicio en miles de hogares, sino por el estupor que causa ese cráter que aún permanece abierto, hasta nuevo aviso de la empresa Aguas Mendocinas.
Cual “zona cero”, que da lugar a todo tipo de comentarios, la situación es de esas que se salen de la normalidad. Los vecinos del lugar aguardan con impaciencia que la obra termine y se ponga fin a esto de vivir en un pueblo partido por la mitad, aunque también reconocen que lo peor ya pasó. Es el caso del vecino más próximo, Oscar Porreta, quien sintió temor en dos oportunidades, una con la rotura intempestiva de la cañería del gas, que fue el incidente previo a que se descubriera la magnitud del problema -una rotura en la cabeza o punta del acueducto de 1.100 mm que une la planta potabilizadora de Potrerillos con las de Benegas y Alto Godoy-. Y la otra, tras inundarse por completo el famoso cráter a tan pocos metros de los cimientos de su casa.
Para sorpresa de muchos, la rotura se produjo no por el mal estado de los materiales colocados en la década del ´50, época en la que operaba Obras Sanitarias de la Nación, sino por la vibración del tránsito. A todo esto también se corroboró un defecto de desviación que pudo ser causado por un movimiento aluvional o un sismo. Y es que son los mismos tramos que asomaron casi en posición vertical tras el trágico aluvión del año 70; según el recuerdo de Porreta a aquella postal de desastre hay que sumarle dos portones y un árbol de la calle tendidos en el barro. Como solución en los puntos de unión se aplicó hormigón armado y hierro, un parche que si duró hasta nuestros días puede que haya sido todo un logro de los técnicos de la empresa. Y es que según se supo, para desarmarlos y poder instalar la pieza nueva –diseñada especialmente de acuerdo al defecto de la inclinación- se rompieron tres martillos neumáticos.
En realidad, los técnicos que están en contacto con los problemas que a diario se presentan entre espesores de paredes y orientaciones de redes originarias y el desarrollo urbano actual, no están tan sorprendidos. Si bien es la primera rotura grande que ven en su historia, están prevenidos del condicionamiento que le genera a la red las decisiones que eventualmente toma, por caso, un intendente. Es el caso de Luis Carral, quien al desviar el camino de la Ruta Internacional permitió el tránsito pesado por calle Viamonte. Hoy esta situación tiene que tener un corte. Según relató el vecino Porreta, lo más claro que escuchó decir durante la crisis fue que se iba a prohibir el paso de esos vehículos que “muelen” las otras cañerías de agua domiciliaria que hay en Viamonte.
“Yo era chico cuando se hizo este acueducto y recuerdo que el Ingeniero Vélez explicaba que estaba diseñada para una calle de tierra, no para un carpeta asfáltica como la que existe hoy en día, ya que de ser así la obra requería una losa de hormigón más dos pestañas hacia los costados, cosa de proteger el acueducto de la vibración de los vehículos”, señaló Porreta.
Según especialistas consultados, sólo en este tramo el acueducto está un metro y medio debajo de la carpeta asfáltica. En general están a más profundidad o tienen una tapada más grande. Puesto que esta vez la rotura ocurrió en el contexto de una crisis hídrica y a escasos meses de que el titular de la empresa estatizada Aguas Mendocinas, Luis Böhm, detallara ante la Legislatura cuál es el déficit operativo mensual que acarrea -es de 5 millones de pesos-, la contingencia dejó al descubierto que, sin un plan de renovación de la infraestructura de red domiciliaria de agua y cloacas que está en mal estado o sobrecargada, no habrá posibilidad de sacar a flote este servicio básico recuperado por el Estado y pensar seriamente en dejar atrás los graves problemas derivados por la falta de inversión y mantenimiento desde hace bastante tiempo.
Cómo sigue la reparación