Días atrás se dio a conocer en la Feria del Libro, un volumen de relatos y reflexiones del juez Carlos Parma. Un libro y una presentación en la que el humor reinó a sus anchas.
Por Nicolás Sosa Baccarelli
La vida es demasiado corta como para ser tomada tan en serio, dice Charly Parma. No está aquí el magistrado, ni el profesor. No están ellos pero sin embargo hay alguien, porque detrás de la gravedad que imponen los códigos de procedimientos, a veces se encuentran hombres sin toga y sin corbata. Luciendo un moño blanco nos hace pensar que acaso esté, junto al narrador, el mago; el ilusionista que disfraza detrás de una sana artimaña una moneda, una palabra y hace que el público explote de duda y de ilusión. El quehacer del docente y del ilusionista -Parma es ambas cosas-, tienen mucho en común: destruir de un plumazo las certezas, hacer surgir la duda en el inhóspito suelo de la “verdad revelada y confirmada”.
“Cortos de Robertito Dandro (que por una letra no fue Sandro)” es, para quienes conocen a Parma, un diálogo con él mismo, un espacio de conversación con el narrador sagaz y vertiginoso que asoma en la reunión amistosa o familiar: una región híbrida donde el humor y la seriedad pierden sentido, matizan fronteras y tornan difusos sus límites. Gobierna en el “mundo Parma”, como en el “Dandro”, indiscutiblemente un enorme y ágil sentido del humor. En ese mismo tren pensamos acercarnos a los “Cortos”.
Dandro: la ternura como ideal
No hace mucho tiempo que conocimos este compendio de reflexiones. La primera lectura alcanza para advertir que no hay en los dichos de Dandro una idea de más, un punto de menos; un giro ocioso que tiente al corrector que censura, al censor que corrige, a meter las uñas y limar la frase. Y no lo hay porque cualquier esfuerzo que se enderece en este sentido va en contra de este sano desatino, de este desorden que nos sobrepasa, nos pone de cabezas, nos agita y nos llena de amistad.
Dandro ha demostrado ser no sólo el ultimo idealista como se lee en estas páginas, sino también un juglar de por aquí o de cualquier parte, que tiene miedo, furia, incertidumbre y fríoE como yo, como usted, como todos. Y para qué más: un decidor que se parece a uno mismo pero que dice lo que uno jamás se diría a sí mismo. Un sano inquisidor. Un conversador nato que venciendo su enorme frustración de una letra, de una sola letra que lo aparta de la fama de la rosa y del trigal, nos enfrenta y se anima. Dandro no es, como señalaba Walsh en un caso análogo, un héroe de película. Dandro es un hombre que se anima, y eso es mucho más que un héroe de película.
Pero por sobre cualquier otra cuestión don Roberto Dandro es un ser espantosamente cuerdo en cuya reflexión florecen las verdades como absolutas impertinencias. En un mundo de locos, las verdades son impertinencias. En un mundo de locos, el cuerdo es un pérfido, un delator, un ser que grita un secreto a voces: la verdad de que el juego debe terminar.
Quique el hegeliano, Teresita Bustos, Fernandez el glosador, entre tantos otros personajes, conforman el elenco de decidores de verdades en el que hasta un perro tiene sus razones, un perro absurdo e incoherente. Cualquier batalla gana Dandro, por cariño y esperanza.

En el Le Parc: Ricardo Montacuto, Rossana Villegas, Sosa Baccarelli, Angel Bloise, el autor Charly Parma y Norberto Parma, abogado y narrador.
La palabra del autor
- ¿Como surgieron los “Cortos”?
Creo que acompañaron a Charly Parma toda una vida. Son recuerdos de adolescencia míos, de amigos visibles e invisibles y aunque no se crea, hay mucho intelectual dando vuelta: Robertito Marchevsky, Andrecito Forestani, Borges, Hegel y mi viejo.
- ¿Es su primer libro “no jurídico”?
Seguro… me costó más de 15 años entre hacerlo y animarme a publicarlo.
- ¿Cómo se lleva el Parma escritor jurídico con el narrador? ¿Hay una lucha o una amistad?
La pregunta es muy difícil porque es existencial. Podría responder que no se conocen pero alguien me acusaría de psicótico (risas).
-¿Qué lugar ocupa el sentido del humor en su libro y en su vida?
El humor es un espacio de compromiso humano, de alegría y liberación corporal y mental. Robertito es la esencia del humor pensante. Tiene (tengo) mucha influencia “cordobesa”.
-¿Reconoce en Dandro un reverso de usted mismo?
Robertito Dandro es uno y es todos. Es el personaje que junto a sus amigos y amigas nos representa en nuestros sueños, nuestros miedos y también nuestros triunfos conclusos e inconclusos.
-¿Quién lo editó y donde se consigue el libro?
Editorial Acercándonos de Buenos Aires, Edición “libros de bolsillo” y tengo la esperanza de que se consiga en algún kiosco… en Chacras me comprometo personalmente!