Poemas de un octogenario

Hoy he visto

Hoy he visto

en este otoño sorprendente

a mi granado,

explotando a sus pomos sonrosados.

Y del tajo irregular, salir apresuradas las simientes,

pequeños rubíes ovalados cayéndose en cascada

sobre un suelo con hojas amarillas.

Mientras, por la calzada, pasan los automóviles

fuera de sí, alineados, escapando tal vez de los temores

de que el tiempo se acabe y los ardores

de no poder gozar del todo de la vida…

¡Pero basta tan poco!

¡Miren a un colibrí o a una babosa,

la frágil mariposa que aletea en el jardín, dejándose llevar

por suave brisa, sin tener que sufrir ninguna prisa!

¡Observen los colores que del añil al rojo

tiñen, por puro antojo

al jardín que alardea con sus sorpresas

como la telaraña que trasluce, mirada de costado,

o la abeja que liba sin pensar en su miel

o al hornerito aquél llevando barro para alzar su morada!

No veo feliz a la gente que pasa, pues aún no ha aprendido a valorar que tiene

un universo esperándolo siglos, hasta que añore valorar lo simple.

Por pasarla “a lo grande” se hipnotiza,

Creyéndose Señor.

¡Qué craso error!

Aprende de la vida si quieres llegar a viejo.

Es el consejo sano de este joven anciano

Que aún tiene ganas, al abrir su ventana,

de verle la cara al sol, cada mañana.

José Enrique Marianetti

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