El fin de semana en que festejamos la llegada de la Primavera, con nieve en esta oportunidad, los vecinos de calle Pueyrredón y prolongación Medrano, alertaron y reclamaron por la tala de una serie de grandes álamos -blancos y criollos- sobre el frente de un terreno particular, pertenecientes al arbolado público.

Desde el municipio aseguran que la erradicación de los forestales cuenta con la autorización de la Dirección de Recursos Naturales Renovables. Por su parte, desde este organismo explican que fue autorizada -con replante inmediato y obligatorio- debido a que los álamos blancos estaban afectados por cancrosis basal, bacteria que entra a los árboles por las heridas producidas por las podas.

Sin embargo, se observa que además de los cuatro álamos blancos autorizados, también fueron erradicados otros forestales, al parecer no incluidos en la resolución de autorización, entre ellos un bello álamo criollo. Otra consecuencia de la desidia de la sociedad por los árboles y de los organismos competentes por controlar y mantenerlos  saludables. 

Chau a la postal de Potrerillos

También la típica alameda de la ruta que lleva a las villas cordilleranas, bordeando el Río Blanco, fue talada en gran parte.

Según nos informan desde la Dirección de Recursos Naturales Renovables, los árboles murieron de pie, por falta de riego y por las constantes quemaduras que los provocaban los acampantes descuidados que suelen apostarse a su vera para el tradicional picnic criollo.

El problema de la falta de riego sigue sin resolverse y torna improbable la necesaria reforestación, ya que si no existe la previsión de riego, no tiene sentido volver a plantar forestales. Sería destinarlos a una muerte por inanición anunciada.