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Casa Cerutti: la memoria colectiva está en marcha

La Casa Grande de los Cerutti, de calle Viamonte,  podría ser declarada de utilidad pública para convertirse en un centro cultural.

Por Eva Guevara

El pasado 17 de setiembre se conoció que la Cámara de Diputados aprobó la Ley que declara de utilidad pública y sujeto a expropiación el inmueble Casa Grande, el cual será sede del Archivo Nacional de la Memoria quien deberá destinarlo al funcionamiento de un espacio para la promoción de políticas de memoria, difusión y defensa de los Derechos Humanos.

Replicando el original presentado en el 2008 por la entonces senadora nacional, nuestra vecina Marita Perceval -hoy embajadora argentina ante la ONU-, el proyecto fue presentado por la diputada nacional Anabel Fernández Sagasti. La iniciativa recibió el aval de todas las fuerzas políticas y para su aprobación definitiva hay que aguardar el tratamiento en el Senado. Si éste se inclina por el sí, se abrirá la instancia judicial que sigue a toda expropiación, donde hay que tasar el inmueble y destinar la partida presupuestaria que corresponda una vez que un juez le ponga un número al monto indemnizatorio.

Historia y memoria

La memoria es una parte ineludible de la historia del pueblo de Chacras de Coria. Y si no pensemos en cuando pasamos a diario por la Casa Grande o Casa Mazzolari-Cerutti, todo ese predio es una gran herida del pasado. Los que hacia los años 60 eran niños o muy jóvenes recuerdan que la conocían cuando ya la bodega no funcionaba, y en esa memoria hay retazos grabados a fuego y en continuidad con la vida. Vecinos que recuerdan la biblioteca o la habitación llena de disfraces para las retretas y carnavales además de la buena estampa de Don Victorio Cerutti, el gran personaje de esa familia.

Y qué decir de las memorias de los nietos de Victorio, más retazos de un auténtico paraíso que se prolongaba en viñedos, olivos y cerezos atravesados de callejones, acequias y canales repartiendo el agua del Río Blanco. Pero claro, la historia es la que es y no la que queremos que sea. Por eso desde su edad adulta, los que recuerdan deben hablar de las pérdidas, y desde el dolor que es social y colectivo porque no sólo fue Victorio a sus 70 años, ni solamente su yerno el ingeniero agrónomo Omar Masera Pincolini, sino que fueron 30.000 los desaparecidos.

La gran pregunta es, esta historia que tiene como fecha clave un 12 de enero de 1977, ¿se puede transformar? ¿Podremos reapropiarla? Todo parece indicar que bajo el signo de la Verdad y la Justicia, la Memoria está llamada a cumplir ese rol, y el caso más emblemático es la recuperación de la Ex Esma que pasó de ser un centro clandestino de detención, tortura y exterminio (allí fue la última vez que testigos vieron a Victorio Cerutti) a ser un centro permanente de actividades culturales públicas y gratuitas que contribuyen a la comprensión de este proceso de transformación.

Casa Grande sÍ, Willrri no

En el 2011 se aprobó una ordenanza designando Barrio Casa Grande a la urbanización conocida como Will-Ri, por lo oprobioso del nombre craneado por el grupo de tareas que actuó bajo las órdenes del almirante Emilio Massera. Sin embargo, el cambio de nombre no se ejecuta porque le implica al vecino un trámite aparte de cambio de domicilio. No obstante, en la voluntad de los que tienen memoria reside una fuerza inquebrantable que no tiene que ver con lo que “le conviene” a tal o cual. No hay ventajas individuales por obtener, sólo hay lucha. Es como explican las Madres de Plaza de Mayo, en relación a esa voluntad que las ha hecho trascender a toda la humanidad; hoy muchas buscan saber qué pasó con sus hijos así como recuperar a los nietos que fueron apropiados.

Es de presumir que para alcanzar un nuevo estatus público para la Casa Grande queda un largo camino por recorrer, trámite que se podría sobrellevar mejor a conciencia de que lo que nos espera es un futuro lleno de vida. Y con Memoria.

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