El Torrontés, única variedad autóctona de nuestro país

En el histórico edificio de la Enoteca, de calle Peltier, la Academia Argentina de la Vid y el Vino (AAVV) realizó una jornada técnica sobre esta variedad vitícola.

Con la coordinación de su Comisión de Enología, a cargo de Roberto González, la conferencia “El Torrontés: Nuevo Universo Aromático Argentino” se propuso alentar la actualización permanente de los conocimientos técnicos, su difusión y debate para enriquecimiento del sector vitivinícola. Y es que esta variedad de vino blanco, frutal y aromática, por ser la única y verdaderamente autóctona de nuestro país, posee alta potencialidad para desarrollarse como un nuevo varietal emblemático de Argentina, permitiendo además innovar y acercar nuevos productos a los consumidores jóvenes, ávidos de otros impactos sensoriales.

Durante la jornada, varios especialistas abordaron diferentes temáticas sobre este cepaje, tales como su historia -Cristina Pandolfi-, tipos de torrontés -Carlos Tizio-, su realidad actual y su futuro – Pablo Ghorzi-, costos de su producción -Laura Alturria-, defectos en su producción – Ángel Mendoza-, la influencia de la flora autóctona en los terroirs de los torrontés -Raquel Romano y Humberto Manzano-, denominación de origen e indicación geográfica -María José Iúvaro-, el origen y la evolución del torrontés riojano -Rodolfo Griguol-  y, finalmente, los estilos y requisitos solicitados en los mercados internacionales para elaborar Torrontés en el Valle de Cafayate, por José Luis Mounier. Finalmente, luego de las disertaciones de los especialistas se realizó una degustación que permitió a los participantes apreciar las características de los vinos Torrontés provenientes de distintas regiones: Cafayate –Salta-, La Rioja, Catamarca y Mendoza, así como diferentes estilos: vinos tranquilos, con y sin madera, espumantes y cosecha tardía.

Para saber

Este único cepaje autóctono de Argentina fue desarrollado a partir de las semillas de pasas traídas por los colonizadores españoles. Su origen genético proviene del cruzamiento de Moscatel de Alejandría y Listán Prieto. La implementación de un adecuado diseño del viñedo -orientación, densidad, etc.- y un manejo agronómico tendiente a lograr un buen equilibrio de canopia y a prevenir las quemaduras de sol, así como la determinación del momento óptimo de cosecha en función del producto a elaborar, permite disponer de materia prima de alta calidad. Del mismo modo, una cuidada gestión de la vinificación es clave para el éxito del trabajo con una variedad considerada “difícil” por los expertos, destacando sus aromas florales, frutales y especiados y evitando el dejo amargo que suele aparecer en determinadas condiciones.

En nuestro país, existen 7.832 hectáreas de variedad Torrontés, lo que representa el 3,54 % de la superficie vitícola del país. La principal productora es Mendoza con 3.533 ha. – 45,11 % del país-, seguida por La Rioja con 2.144 ha, el 27,37 %. Según los datos vertidos en la jornada técnica, la exportación de esta variedad se incrementó un 228 % en volumen entre 2004 y 2012, y un 505 % en valor FOB en el mismo período. No obstante representa solamente el 2, 20 % en volumen y el 2,39 % en dólares de la exportación total de vinos argentinos. Los principales destinos son Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Alemania.

Por su parte, la prensa especializada también dice lo suyo acerca de nuestro cepaje autóctono. Es así que, Wine Spectator, entre 1999 y 2012, otorgó puntajes entre 85 y 88 puntos para 110 vinos Torrontés con precios comprendidos entre 7 y 20 U$S la botella retail, con un 62 % de vinos originarios de Salta. Para Wine Advocate, desde 2000 a 2012, 182 muestras con precios entre 8 y 32 U$S la botella retail, alcanzaron de 83 a 92 puntos con un 20 % con notas sobresalientes de más de 90 puntos. De esta forma, y con todos estos aspectos considerados, la jornada técnica dejó como resultado conclusiones más que satisfactorias para los especialistas, quienes coincidieron en que el Torrontés, por su tipicidad, tiene condición suficiente para ser variedad emblemática de nuestro país, pero debe aún posicionar su imagen entre los varietales blancos y relacionarla a la diversidad que ofrecen los distintos terroirs. Esa es la tarea pendiente.

Historia de una cepa argentina

Por Cristia Pandolfi

Academia Argentina de la Vid y del Vino

Según el trabajo sobre la Caracterización de la Variedad Torrontés, de  José Rodríguez y Mirta Matus (2001) y otros autores, la Vitis vinifera L. llegó a América del Sur por las corrientes conquistadoras españolas y portuguesas. Al respecto, existen dos hipótesis: La primera sostiene que habría sido a partir de plantas provenientes de las Islas Canarias, traídas por Francisco de Caravantes y por Hernando de Montenegro, quienes habrían hecho la primera plantación de vid en 1551 en Valle de Concepción en Perú. La segunda considera que la variedad Torrontés proviene del desarrollo de semillas de pasas de uva traídas directamente de España. Esta última sería la más aceptada por los diversos autores por cuanto la vitalidad de las plantas se vería severamente comprometida por las largas travesías.

Por otra parte, la segunda posición se fortalece por distintos fundamentos, tales como la viabilidad de las semillas es mayor cuando el fruto está desecado, es decir es pasa, y porque los estudios realizados con cepajes criollos, como  el Torrontés, muestran gran heterogeneidad. Es decir, son “cepajes-población”, conformados por un conjunto de clones semejantes pero con las variantes individuales propias de la reproducción. Por otra parte, no existe similitud con otros cepajes españoles.

Agustín Borzi, María Jose Iúvaró, Chichi Barbeitó, Julieta Gargiulo y Edgardo Díaz Araujo.

Cristina Pandolfi, Roberto González y Laura Mounier.

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