Nuestro pueblo, Chacras de Coria, hace mucho tiempo comenzó a adquirir un perfil turístico. Muchas personas que habitaban en forma permanente en la ciudad de Mendoza optaron por este paraje como lugar de veraneo o para sus fines de semana. En un entorno rodeado de pequeños viñedos, muy cerquita de la montaña, con un clima ideal en verano, con callecitas angostas pobladas de añosos árboles y, sobretodo, con la paz y amabilidad de sus pobladores. Era un pequeño paraíso muy próximo a la ciudad. Como todo pueblo de “las afueras” contaba con los servicios indispensables, un par de almacenes, un “boliche” donde los parroquianos saciaban el hambre y la sed al terminar sus faenas, la cancha de fútbol, la farmacia, la escuela, una cabina telefónica, el centro de salud, la comisaría, el registro civil y la parroquia. Y una plaza  maravillosa como pocas hubo en Mendoza.  Eso era prácticamente todo. No faltaba nada y nada sobraba. Había concordia, paz y seguridad. ¿Para qué más?

Pero el “avance del progreso” trajo lamentables modificaciones que aunque previsibles y hasta anunciadas hoy son ya irreversibles. Nuestro pueblo fue literalmente invadido en los últimos veinte años por los más variados emprendimientos económicos-comerciales. Gastronomía en primer lugar y una gran oferta de negocios comerciales con mayor o menor éxito. Obviamente este “progreso” impuso un severo cambio en la fisonomía pueblerina de Chacras. Nuestras callecitas angostas no fueron diseñadas para un flujo vehicular desmedido ni para que cientos de personas circularan por ellas desenfrenadamente.

Desde esta columna de Correveidile nos hemos ocupado y preocupado -y lo seguiremos haciendo- por el bien común de Chacras. En más de una ocasión solicitamos y advertimos a las autoridades municipales de turno que si no se tomaban medidas serias para controlar o regular el desmedido crecimiento comercial y el caos vehicular la situación de nuestro turístico casco histórico iba a colapsar. Y esto, muy lamentablemente, lo pudimos comprobar este fin de semana (20 y 21 de abril) cuando el municipio organizó un hermoso evento para festejar al Malbec.  Una buena idea, con mucha concurrencia de público, un éxito tal vez, pero a nuestro parecer en el sitio equivocado.

Chacras ya no necesita promoción municipal para posicionarse como un hito turístico. Este galardón lo obtuvo hace muchas décadas y por mérito propio. Necesita un poco de sentido común por parte de las autoridades que se “encargan” de organizar este tipo de eventos. Seguramente, por desconocimiento, no previeron el caos vehicular que esto provocaría. Chacras no fue pensada para que simultáneamente arriben cientos de vehículos que no encuentren sitio donde estacionar -lo hicieron en doble fila sobre Viamonte y otras calles cometiendo “inadvertidas” infracciones-. Al mediodía del sábado 20 de abril se había cortado el tránsito por el acceso a la plaza y muchos conductores foráneos tomaban calles circulando en contramano. Amén de esto muchos comercios de los alrededores se vieron severamente afectados por el cierre de las calles al tránsito vehicular. Incluso la parroquia tuvo que cerrar las puertas del templo para que la misa pudiera ser escuchada por los fieles debido al alto volumen de la música que emanaba desde la plaza y que desde la organización del evento se negaron a bajarla.

En fin, si el municipio desea realizar este tipo de eventos en buena hora. Este tuvo mucha concurrencia. Pero hay otros lugares que necesitan ser promocionados como turísticos y que no traerían consecuencias negativas, por ejemplo la Plaza de Luján de Cuyo.