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Cuando la solidaridad y buena vecindad logran calidad de vida

Vecinos organizados

Bº Parque Drummond.

 El esfuerzo y compromiso de los vecinos de este barrio consiguieron convertir un páramo en espacio verde, en menos de un año y medio. Por estos días, allí mismo se juntarán para los brindis de fin de año y festejar lo logrado. Vida tranquila y segura sin necesidad de encerrarse tras los paredones.

Por Adriana Sayavedra

Eran cinco mil metros cuadrados de tierra abandonados a la buena de Dios, más cerca del baldío que de la plaza. Aún así, por tratarse del espacio común que por obligación todo loteo debe tener, hace unos años los vecinos lo llamaron Luis Castillo, en homenaje a uno de los primeros habitantes del barrio y como proyectando su anhelo de contar algún día con un espacio verde.

Hasta que hace un par de años, algunos decidieron tomar cartas en el asunto y se pusieron a trabajar. Agarraron la pala, literalmente hablando, ya que fueron los propios vecinos los que limpiaron, parquizaron, se ocuparon del riego, construyeron pérgolas y cancha de fútbol para los chicos. Todos participaron en alguna actividad, desde los más chicos hasta los mayores. Aún hoy lo siguen haciendo. Y así es que ahora todos se sienten parte de ese logro y, por ende, todos cuidan “su” espacio verde.

“No podemos esperar que nos solucionen todo”, cuenta la médica jubilada Nora Evans, inquieta y activa vecina, encargada de mantener encendida la antorcha de la buena vecindad y la solidaridad.

A cargo de la secretaría de la Unión Vecinal del barrio, Nora dedica el tiempo libre que le deja el haber terminado de ejercer la medicina, a la mejora constante de su entorno, muy bien acompañada por el resto de los integrantes de la comisión directiva.

Bioquímico convertido en tomero, abogado en albañil encargado de preparar la mezcla para las obras de construcción comunitaria, contador a cargo de las cuentas y el control de gastos de las cuotas; hasta la misma Nora quien, sombrero protector calzado, es la propia encargada de cortar el pasto del predio. Y tantos ejemplos más.

Unión Vecinal

Viene trabajando desde el año 2004. Actualmente su presidente es Eduardo Andreu y su secretaria, Nora. Son veintinueve socios que aportan una cuota mensual de $50, destinados a la gran cantidad de obras y servicios que se aprecian en este bello y tranquilo barrio lujanino. Vayan como ejemplo, además del logro y posterior mantenimiento del nuevo espacio verde, la contratación de un servicio de seguridad privada, la instalación de elementos de seguridad vial como reductores de velocidad y cartelería afín, las compuertas para los cauces de agua que permiten organizar los horarios del riego –tarea a cargo del vecino y bioquímico Alberto Arancibia a quien no es extraño ver a las tres de la mañana subiendo y bajando compuertas-, las luminarias de la flamante plaza y un etcétera bastante largo.

Gracias a las oportunas gestiones del delegado municipal de Drummond, Carlos Antúnez, este año lograron instalar algunos juegos para los niños. Mientras tanto, Nora, quien nunca se queda quieta, ya está pergeñando unos juegos construidos con palos de madera –donados por otro vecino comprometido- a semejanza de unos que vio en un viaje.

Como para no parar la maquinaria de los sueños, ahora están pensando en una metodología para clasificar la basura –aunque si el Municipio no instala el sistema de separación al momento de la recolección, cualquier trabajo vecinal en ese sentido es en vano-. También están gestionando contar con un profesor de fútbol para los niños del barrio en su flamante cancha. Desde la Dirección de Deportes municipal les prometieron que se lo van a proveer. Y seguramente lo conseguirán.

Con esta eficaz organización comunitaria en pos de un objetivo común, no puede haber más que buenos augurios para cualquier proyecto a encarar.

Barrios vecinos

Es un anhelo de los habitantes del Barrio Parque Drummond que los dos nuevos barrios que próximamente se levantarán sobre su límite Este, hagan coincidir sus propios espacios verdes con la plaza Luis Castillo, para así crear entre los tres loteos un gran pulmón verde en la zona, para beneficios de todos.

El origen

El Barrio Parque Drummond nació en 1953 cuando Samuel Evans Villanueva comenzó el loteo de las tierras heredadas de su madre, Luvina Villanueva de Evans, herencia a su vez de sus padres Samuel Villanueva y Amelia Castro.

Allí construyó su casa, en la que hoy vive su hija Nora Evans, la vecina activa. “Veníamos a pasar los veranos desde esa época. Por entonces habían solo 20 casitas, el resto viñas y la vista a las montañas”, recuerda. Tal vez allí radique la razón del amor y dedicación que Nora invierte en cuidar su barrio.

 

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