Asignatura pendiente
Falta de inversión, de control y mantenimiento, acequias impermeabilizadas, podas mutilantes, entre otras causas, nos llevan sin prisa y sin pausa a una situación de emergencia en materia de medio ambiente en el mediano plazo. Hablan los especialistas.
Por Adriana Sayavedra
La carencia de una adecuada regulación municipal y el incumplimiento de la completa y detallada legislación provincial existente, permiten que a diario nos encontremos con árboles talados, erradicación de añosas alamedas y, peor aún, que se sequen en pie o que no se reforeste en tiempo y en forma. Sumado a ello, la falta de control y de una correcta gestión del arbolado por todos los organismos con competencia son otras de las causas de esta problemática.
Como habitantes de una zona árida debemos tomar conciencia de que las erradicaciones de forestales constituyen una irresponsabilidad con nuestros contemporáneos y descendientes y una falta de respeto a nuestros antepasados, aquellos visionarios que, con muchísimo esfuerzo y tesón, nos legaron el oasis que hoy nos permitimos destruir.
En este sentido, y como una forma de reparar en algo los errores cometidos, en el año 2008 se realizó en nuestra provincia un Congreso sobre Arbolado Público, cuyo resultado fueron tres leyes que, hasta ahora, luego de cuatro años de existencia, siguen siendo ignoradas por los entes a cargo de la gestión del arbolado público: municipios, Dirección de Vialidad y Departamento General de Irrigación; y también por los particulares, ya sean frentistas -enemigos declarados del árbol de la puerta de su casa- o emprendimientos comerciales.
Estas leyes provinciales son: la Nº 7873, Declaratoria del arbolado público como patrimonio cultural; la Nº 7874, Gestión para la recuperación y mejoramiento
del arbolado mendocino; y la Ley Nº 7875, que declara la emergencia del
arbolado público.
Para los especialistas en el ramo, Sergio Carrieri y Salvador Micale, presidente y vice del Concejo de Defensa del Arbolado Público de Mendoza respectivamente, existen diversas causas del lamentable estado de nuestro patrimonio forestal.
Mientras Carrieri pone el acento en la falta de inversión en arbolado publico y de adecuación de los códigos municipales a la leyes que lo protegen, para Micale el problema central es que los organismos a cargo de su cuidado hacen caso omiso no sólo de la legislación existente, si no también de los órganos consultivos en la materia. “Existen organismos adecuados para asesorar al respecto, como el Concejo de Defensa del Arbolado y la Facultad de Ciencias Agrarias, pero éstos son ignorados por el ente municipal. Los municipios actúan sin asesoramiento y después reaccionan ante el hecho consumado”, se lamenta el especialista.
Acciones mínimas
La noticia esperanzadora es que en el pasado mes de septiembre, a pedido del secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia, ingeniero Marcos Zandomeni, el Consejo de Defensa del Arbolado elevó un informe con las acciones mínimas, necesarias e imprescindibles para revertir el franco avance del deterioro de nuestro arbolado. Entre ellas figuran la instrumentación de una política de Estado, adoptar la decisión política de hacer cumplir la Ley 7874 y su decreto reglamentario, dotar a la Dirección de Recursos Naturales Renovables de los recursos materiales y humanos, además de la cobertura y el apoyo político para cumplir correctamente sus funciones, entre otras.
Es de esperar que el organismo provincial recoja el guante a la brevedad posible. Y si los municipios se hacen eco, cuánto mejor.
En caso contrario, si la falta de gestión continua y las comunas siguen sin destinar recursos, el asunto se va a poner tan serio para nuestros consultados que el gobierno provincial va a tener que asumir la responsabilidad del mantenimiento y control del arbolado, ya que se trata de una cuestión de salud pública. “Es imprescindible que reaccionen, especialmente por el tema del calentamiento global. Dentro de 30 años va a estar muriendo gente por el calor y entonces la única defensa que tenemos, según la OMS, es la forestación de las ciudades”, alerta Carrieri.
Todo esto deja al descubierto la imperiosa necesidad de que se adopte una política de Estado en salvaguarda de nuestro patrimonio forestal con acciones a corto, mediano y largo plazo, en la que queden comprometidos todos los organismos con competencia: municipios, Vialidad, Irrigación, Edemsa, como así también la misma comunidad. Sería un paso imprescindible, además, para recuperar la perdida cultura del árbol.
Para nuestros entrevistados se deben tomar medidas en forma urgente, y actuar como estadistas, pensando en los próximos cien años de nuestro patrimonio forestal, tal cual hicieron nuestros visionarios antepasados. Tanto Micale como Carrieri recomiendan una serie de acciones para llevar a la práctica en diferentes plazos y otras para desechar por completo:
Qué hacer
-Destinar presupuesto y recurso humano especializado para la gestión del arbolado público en las áreas de Espacios Verdes.
-Adecuar los códigos de edificación municipales a las leyes de arbolado público.
Los municipios, como sus agentes de aplicación, deben adecuar sus reglamentaciones a las necesidades de los forestales y dictar ordenanzas en consecuencia.
- Revalorizar los viveros municipales para que exista disponibilidad de ejemplares adecuados a los requerimientos de cada lugar y no se siga cometiéndo errores por falta de disponibilidad .
- Censo forestal, que permita elaborar un diagnóstico. Pocas comunas lo han realizado, a pesar de que lo estipulaban las leyes del arbolado público. Para Micale, el gobierno provincial debe exigir que se haga de una vez por todas y por personal capacitado, ya que “no se trata solamente de contar árboles”.
- Dotar de los recursos humanos y materiales necesarios a la Dirección de Recursos Naturales Renovables para que pueda cumplir su función eficientemente. Hoy no cuenta con los recursos suficiente para que ejerza el control necesario.
Qué no hacer
La maldita poda
La poda acorta la vida de los árboles. Es un concepto en que coinciden enfáticamente ambos especialistas.
“Cualquier vecino poda el árbol de su frente como si fueran frutales, es algo irracional”, se lamenta Salvador Micale y explica el porqué. “Los frutales se podan con un criterio económico: para que den más frutos y más bajos para facilitar la cosecha. El arbolado público no debe manejarse con el mismo criterio ya que sus beneficios son ambientales”. Mientras mayor es su copa, mayor cantidad de oxígeno y protección nos brinda. Solo se le debe realizar la poda de formación, dentro de los tres primeros años de vida del forestal, y con personal capacitado, a cargo del municipio. “No es una tarea que pueda realizar cualquiera”, resalta Micale.
Por su parte, Sergio Carrieri es contundente cuando afirma: “La poda mata”. Y explica que cuando de un árbol se extrae más del 30 % de su copa comienza el fin de la vida de ese ejemplar. Tronco y raíces comienzan a secarse en la misma proporción de ese porcentaje de copa que le fue podado.
“Las personas creen que son las dueñas del árbol que está en la puerta de su casa, pero esto no es así, es un bien público. El árbol sobrevive a esa persona y varias generaciones deben gozar de él. Entonces los vecinos solamente pueden cuidarlo, para que viva los 100 años que como mínimo vive un árbol. No tienen derecho a tocarlo y, si lo hacen, tiene que recibir una multa infernal. Peor aún es cuando el municipio es el que hace estos desastres de la poda mutilante. Es irracional, ya que es el ente municipal el que debe evitar las podas clandestinas de los vecinos”.
Riego escaso y acequias impermeabilizadas
Para Micale, “la falta de agua no es tal, porque sí hay agua”. Según nuestro entrevistado
Mendoza tiene aproximadamente 400 mil hectáreas bajo riego, de las cuales el arbolado público ocupa solamente el 1 %. “Entonces lo que falta no es el riego sino la gestión de riego. Hay acequias por donde durante meses no pasa el agua, además de que las están cubriendo con cemento. La legislación dice cómo deben cementarse las acequias: dejando los nichos reglamentarios”.
Escaso personal idóneo y estructura
Según la experiencia de Micale, el problema atraviesa toda la administración pública: oficinas llenas de personal pero nadie que haga el trabajo de campo, en las tareas que hace falta. Asimismo, tampoco se nombra gente idónea en los puestos que corresponden, especialmente en las áreas de espacios verdes y arbolado. Para Carrieri, “la desconexión que actualmente existe entre las áreas de Espacios Verdes y Obras Públicas de los municipios es totalmente nociva”.
La “Ciudad bosque”
“Mendoza es conocido por el Aconcagua, el Parque San Martín, el arbolado público, las acequias de riego y, por supuesto, el vino. Pero cada vez tenemos menos árboles y en peores condiciones”. Salvador Micale
“La generación que nos está gobernando nació y creció con una arboleda que ya estaba. Creen que es natural y que no le pasa nada si no le destinan fondos, entonces utilizan el dinero para obras más mediáticas. Esto sería comprensible durante uno o dos años, según la coyuntura, pero no 40 como llevamos evitando la inversión en arbolado. Así vamos a perderlo en el mediano plazo”. Sergio Carrieri
El árbol es un instrumento para la calidad de vida.