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Un ejemplo de vida y amor al deporte

La pequeña  Vicki  patina con el corazón

Por José Félix Suárez.

Especial para Correveidile.

María Victoria Pepe ha sido  protagonista de una singular hazaña porque en muy poco tiempo  se clasificó en el  2do. puesto entre 28 inscriptos en el Campeonato Regional de Patinaje Artístico  realizado en La Rioja el 20 de junio pasado y en el 4to. lugar entre 34 participantes en el Campeonato Nacional desarrollado  el 23 de setiembre último  en la ciudad de Villa Mercedes en San Luis.

El mérito de la pequeña Vicki, como se la conoce cariñosamente en la intimidad del  hogar que comparte en su Chacras de Coria natal con su familia –su papá Eduardo, su mamá Graciela que es profesora de inglés y su hermano Santiago que tiene 14 años y juega al rugby en el club Peumayén de Luján de Cuyo– es que compite  en inferioridad física en una disciplina  que requiere un gran equilibro, una enorme estabilidad.

La joven deportista, que el 9 de este mes cumplirá 13 años de edad y que a raíz de una malformación nació sin su brazo izquierdo, se convirtió en la personita más feliz de la tierra cuando en ambas oportunidades se la distinguió entre las mejores patinadoras, primero  de Cuyo y después del país por la coordinación, prestancia y perfección de sus movimientos  en las pruebas  de  “técnica y destreza”  e “interpretación musical” en que se dividieron ambos torneos.

Vicki, quien representa al Club del Personal del Banco Mendoza, lució espléndida con su habitual elegancia, sensibilidad y armonía, para orgullo de sus padres y de sus profesores Silvana Martín y Luis Doña, quienes la guían y protegen con especial dedicación y cariño. Su gran virtud tras años de entrenamiento y aprendizaje es que patina de una manera absolutamente natural en un deporte de permanente riesgo por la posibilidad de alguna caída a raíz de  un  paso en falso, un resbalón o un mal movimiento. Se puede decir que Vicki patina con el corazón.

La pequeña deportista sonríe tímidamente en la charla con Correveidile acompañada de su mamá Graciela y de su profesora Silvana, quien merece un párrafo aparte para recordar sus valiosos éxitos como  patinadora a nivel provincial y nacional en la década del ’80 cuando, con 24 años, además de ser campeona argentina en pareja ocupó el 10mo. puesto  en el Mundial de Italia.

Vicki no oculta su felicidad, se la nota íntimamente dichosa, con una gran alegría interior, propia de los logros que acaba de alcanzar en la quinta  categoría  “C” y en la modalidad libre e individual que es donde participa.  Sus palabras encierran  una gran fortaleza espiritual  cuando comenta sus comienzos en el difícil arte del patinaje artístico:  “empecé a patinar  desde muy chiquita, apenas a los cuatro años, y a los siete ya había aprendido a atarme los patines con una sola mano. Siempre  hice todo con naturalidad, de manera normal, nunca me sentí disminuida ni discriminada. El apoyo de mis padres fue fundamental para que me sintiera segura y capaz de mis propias fuerzas. Desde pequeña me consideraba  como una niña más que deseaba aprender a patinar porque era el deporte que más me atraía. Me fascinaba ver a  las demás chicas cuando patinaban en la pista con tanta gracia y belleza  hasta que yo también me animé.  Por supuesto que en los comienzos con mucho esfuerzo y una gran dedicación personal a la par de mis estudios, de las tareas de la casa como aprender a cocinar y arreglar mi cuarto y de los juegos con mis amiguitas. Estoy en séptimo grado del Instituto San Pablo y también estudio inglés. Siempre le puse mucho empeño a lo que hacía y a medida que me animaba descubrí que el desafío era mucho mayor. Le hacía mucho caso a mis profesores que me recomendaban que debía tener  mucho cuidado con mi brazo derecho  por lo que debía evitar accidentes, golpes o lesiones.  Voy cuatro veces por semana al club, que por suerte queda a la vuelta  de mi casa, y de modo permanente  trato de perfeccionar mi estilo, de mejorar cada día un poco más. Nunca pensé que podría llegar a competir de manera oficial porque tomaba el patinaje como una actividad recreativa, como una expresión corporal para sentirme libre y hacer lo que más me gusta. Lo cierto es que ahora he vivido dos experiencias que me han hecho muy feliz y que he podido compartir con mi familia y mis profesores. Estoy muy agradecida, no tengo palabras para pagar tanto amor”.

Elogios

Además de su mamá Graciela, que muestra complacida un video del campeonato nacional realizado recientemente en Villa Mercedes, donde se aprecian los desplazamientos de Vicky con la soltura y elegancia que tanto se le elogia, entre el aplauso del público que supo valorar su enorme talento, su profesora Silvana Martín es la otra persona que cuida cada detalle para que  pueda patinar segura y feliz. Silvana cuenta a Correveidile: “a todas mis alumnas las quiero y apoyo por igual, pero Vicki es la personita que requiere más atención y un cuidado especial. Ella sabe cuánto la queremos y lo orgullosos que estamos de su crecimiento en el estudio y el deporte. Le costó mucho empezar y todo lo que ha conseguido lo logró con mucha constancia porque debió superar una situación socialmente difícil. Así se insertó en la sociedad, en el deporte, para llegar a competir y ubicarse entre las cuatro mejores patinadoras del país en su categoría”.

La profesora Martín comenta además que tiene alrededor de 160 alumnas mujeres con apenas un varón, Jesús Vildoza,  que es sub-campeón argentino y monitor en el cuerpo de profesores. Señala por último su agradecimiento a las autoridades del Club del Personal del Banco Mendoza por el amplio apoyo que le brindan al patinaje artístico.

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