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TC en Luján- 75 Aniversario del Turismo de Carretera

El circuito Viñas y Sierras y la vuelta de Luján

Por José Félix Suárez. Especial para Correveidile.

Histórica largada de la Vuelta Ciudad de Luján de Cuyo del domingo 9 de agosto de 1951. Entre otros, los coches de Oscar Alfredo Gálvez (1), Daniel Musso (2), Pablo Gullé (3) y Juan Gálvez (6). (Foto gentileza Saúl Contardi)

En el 75 Aniversario del Turismo de Carretera, la tradicional y más antigua categoría del automovilismo deportivo en el país, nos viene a la memoria aquel Primer Gran Premio Argentino de Carretera que se corrió durante 10 días, en agosto de 1937, y en la que resultó victorioso el  volante  arrecifeño  Angel Lo Valvo,  quien participaba con el seudónimo de “Hipómenes”. Resulta esta una buena ocasión para rendirle un merecido homenaje al Automóvil Club Luján, aquella institución pionera y precursora de la actividad tuerca en la provincia a fines de los ‘40 y comienzos de los ‘50.

El vecino de Luján, Don Saúl Contardi, uno de los fundadores de aquella entidad que seguía los pasos del Automóvil Club Mendoza y que a partir de 1938, con el obligado paréntesis de la Segunda Guerra Mundial, organizaba el Gran Premio Vendimia, evoca aquellos lejanos tiempos en que pilotos del prestigio y la popularidad de los hermanos Oscar y Juan Gálvez,  Eusebio Marcilla -“El Caballero del Camino”-, Marcos Ciani, Daniel Musso, Félix Alberto Peduzzi y Julio Devoto, entre otros, pasaron por Mendoza con sus pequeñas cupecitas, una verdadera  atracción que despertaba el interés  de los aficionados que se volcaban a las rutas con pasión y entusiasmo. Era la llamada época de oro del automovilismo mendocino con la presencia de referentes como el alvearense Víctor García, el “Ñato” Pablo Gullé, Julio César “Pichón” Castellani, su hermano Florentino “Tino” Castellani, Julio Cussac, Salvador Ataguile, Guido Maineri, Manuel Cubillos,  José Malizia,  Antonio “Fosforito” Fernández,  Sebastián Sbriglio, “Chapeque” , Francisco Camarda, José Chiavetta,  Pedro Gutiérrez,  José “Pipo” Maimone, Pedro Giannoni,  Tomás Arroyo,  Humberto Ianizzotto,  Arturo Zanichelli, Salvador Cartellone,  Carlos Albanesi,  Salvador Nochila y H. Cirulessi.

El “Aguilucho” Oscar Alfredo Gálvez le saca una vuelta de ventaja al coche 26 del piloto de San Luis, Luis Parnisari en la Vuelta Ciudad de Luján de Cuyo. (Foto gentileza Saúl Contardi).

Se recuerdan de ese entonces las Mil Millas Argentinas, la Vuelta de Añatuya, la Vuelta de  Rafaela,  la Vuelta de Entre Ríos,  La Vuelta de Santa Fe, la Vuelta del Chaco, la Vuelta de La Pampa, la Doble Vuelta de Rojas, la Vuelta del Oeste –luego Vuelta de Juní-, la Vuelta de Olavarría, la Vuelta de Córdoba, la Vuelta de Coronel Pringles, la Vuelta de Chacabuco, la Vuelta de Tres Arroyos y el Gran Premio de Turismo de Carretera que habitualmente definía el Campeonato Argentino porque otorgaba doble puntaje. 

En Mendoza, además del Gran Premio Vendimia que se corría anualmente, se habían disputado el Premio Minero-Malargue, la San Rafael-Mendoza,  Circuito Cuadro Nacional-San Rafael,  Circuito del Rio Diamante,  Circuito El Borbollón y las 500 Millas del Rio Diamante. Además de las tres ediciones de la Vuelta de Cuyo organizadas por el Automóvil Club Mendoza.

En Luján, el Viñas y Sierras

Cuenta don Saúl Contardi que Roberto Michelutti, un conocido mecánico de la zona, fue electo como el primer presidente del Automóvil Club Luján y que por iniciativa de Polo Vera rápidamente se comenzó a trabajar en la organización de la primera edición del Circuito Viñas y Sierras en un trazado de 11 kilómetros 200 metros de extensión con largada en la actual rotonda del Inmigrante. Luego los corredores debían tomar por Guardia Vieja hacia el Norte subiendo por la vieja ruta Panamericana donde giraban al Oeste para bajar por Bernardo Ortiz hasta Sáenz Peña. Finalmente los coches tenían que dirigirse hacia el Este donde hacían la conocida S para empalmar nuevamente por Guardia Vieja, circuito que debían cumplir 30 veces hasta completar 336 kilómetros. La primera edición del Viñas y Sierras –en total fueron cinco- carrera contó con una espectacular concurrencia de 24.000 personas que dejaron una recaudación de $ 37.068, todo un récord para la época.  Destaca que el Automóvil Club Luján destinó el 50% de lo obtenido a la Sala de Primeros Auxilios del departamento y que otro monto de $ 3.700 fue destinado a la ayuda social que entonces realizaba la primera dama María Eva Duarte, esposa del presidente Perón. Contardi comenta a Correveidile que incluso en 1951 se corrió el Gran Premio Ciudad de Luján.

Historial

Las crónicas del diario Los Andes de esos tiempos cuentan que el Circuito Viñas y Sierras empieza con el triunfo del alvearense Víctor García quien, al comando de una cupé Ford V-8, venció en la primera edición el domingo 10 de julio de 1949 escoltado por Daniel Musso y Manuel Cobas. Juan Gálvez, el llamado “Capitán Atma” -por la publicidad de su coche-, el eterno Nro. Uno de las pampas y las llanuras argentinas, piloto de la escudería Ford, fue el brillante vencedor de la segunda edición en abril de 1950, seguido del mendocino “Pichón” Castellani y de Daniel Musso.  La tercera edición, de abril de 1951, trajo la esperada victoria del “Ñato” Pablo Gullé que conmovió a los mendocinos y a los hinchas de Chevrolet escoltado por el “Aguilucho” Oscar Alfredo Gálvez y Florentino Castellani.  En 1952, en la cuarta edición, volvió al éxito Juancito Gálvez tras protagonizar un espectacular duelo con el “Ñato” Gullé que se definió por apenas siete segundos en un final tan electrizante como emotivo. La quinta y última edición, de mayo de 1953, coronó nuevamente a Juan Gálvez seguido de su hermano Oscar y del sanjuanino Julio Devoto, conocido como “Ampacana”. Los Andes refiere que en la edición de 1951 se encontraba inscripto un volante entonces desconocido que luego haría historia en el automovilismo deportivo argentino: el maestro sanjuanino Eduardo Copello,  mendocino por adopción, quien debió abandonar en la misma línea de partida porque no le arrancó el auto.

Con su excelente buena memoria Saúl Contardi evoca que en el mismo escenario se disputó el domingo 9 de agosto de 1951 aunque a 20 giros la primera y única edición de la Vuelta  Ciudad de Luján de Cuyo que llevó a la victoria al que quizás haya sido el ídolo más grande del TC de todos los tiempos: el “Aguilucho” Oscar Alfredo Gálvez, seguido de su hermano Juan y de “Pichón” Castellani. Comenta también que aquella histórica competencia se promocionó como “Reelija a Perón” por las elecciones presidenciales del año siguiente. Indica por último que la estricta prohibición a partir de 1954 de organizar carreras en circuitos callejeros significó no solo la desaparición de la Viña y Sierras sino también del Automóvil Club Luján. Ha pasado el tiempo y ha quedado el eterno recuerdo de una época que resultó inolvidable cuando nuestro departamento fue protagonista del TC. Por lo que Luján de Cuyo está en la bella historia, única e irrepetible, de estos 75 años de vida de la categoría más popular del país.

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