Categoría | Arquitectura

Cuando el paisaje es el protagonista

Por Adriana Sayavedra

“Primero eligieron el paisaje y recién después buscaron un terreno que tuviera ese paisaje”, cuenta el arquitecto Miguel Liendo cuando describe la casa que construyó para unos clientes amigos. Y fue así que cuando este matrimonio encontró este lugar en el distrito de Las Compuertas, donde la cordillera se vuelve omnipresente, decidió que allí levantaría su hogar.

La amistad con los propietarios le permitió al arquitecto interpretar cabalmente sus gustos y demandas para elaborar aquella propuesta que cumpliera sus sueños, incorporando en su trabajo mucho de sicología.
El desafío era armonizar las condiciones fundamentales a tener en cuenta: una casa

dedicada al paisaje y que transmitiera siempre la sensación de cobijo y contención. Menuda tarea la de articular ambas premisas cuando por lo general en la búsqueda de vincular el exterior con el interior o de capturar un paisaje, esa sensación de protección se pierde.

El musguito en la piedra. Las piedras de las paredes no fueron lavadas, como usualmente se hace y se utilizaron tal cual la trajeron de la cantera, por lo que aún conservan el musgo con que llegaron y que la dueña de casa se encarga muy bien de regar, incluso dentro de la casa.

Finalmente Liendo lo resolvió con una casa de forma semicircular, que incorpora el paisaje en todos los ambientes, muy luminosa, de 400 metros cubiertos distribuidos en una planta con dos desniveles: uno hacia arriba que da cabida al estudio y otro en subsuelo para la cava, más un sector de huéspedes ubicado en uno de los extremos de la vivienda y totalmente independiente.

Una ventana al cielo. Mirab se llama este tipo de abertura inspirado en la arquitectura oriental utilizada para destacar un determinado paisaje.

“Si bien la intención siempre fue capturar la vista de la cordillera, no era menos importante mantener la sensación de cobijo. Por eso la casa va recogiéndose en sí misma, para mantener esa condición de abrigo, de protección, pero siempre abierta al exterior”, explica Liendo quien eligió la nobleza de la piedra –elemento estrella- y la madera para acentuar la simplicidad del proyecto.

Ya antes de llegar, se advierten los picos y los perfiles de la fachada que copian las líneas de la montaña, recostada como fondo de la vivienda.

Impactantes paredes de ocho metros de altura realizadas con molón -piedra de grandes dimensiones sin forma artificial, utilizada tal cual se rompe traída desde San Rafael- se alzan en perfecta armonía con el entorno. “Para poder trabajar con piedra de ese tamaño, la escala de las paredes crece y adquiere tanta altura como ancho, por eso tienen un metro en la base para terminar en el remate en 40 centímetros” explica el arquitecto. “Esto es así ya que para poder articularse con el paisaje, la casa debía tener un tamaño determinado, una proporción determinada”.

Nada más entrar, una vez sorteado el bello camino creado con islas de cemento sobre un estanque de agua que rodea toda la fachada, lo primero que impacta es la abundante luminosidad y la amplitud visual, con espacios perfectamente conectados en los que el Cordón del Plata se hace dueño.

La monocromía en el color de la casa nos remite a la tierra. La elección de los colores fue muy consensuada con la propietaria. La idea era mantener una arquitectura que no se destacara sobre el paisaje sino que se integrara, por lo que se evitó utilizar colores blancos u otros disonantes, que desentonaran.  Los colores tierra, acompañados por el uso del roble o petiribí logran ambientes muy armonizados, que fue el objetivo guía de todas las definiciones.

El mobiliario del salón, de estilo contemporáneo, se acomoda a la perfección con el estilo arquitectónico. Allí el protagonista es un gran cuadro de caballos del artista mendocino y vecino de Chacras, Martín Rodríguez.

Una original biblioteca aparece como una síntesis de la casa: el dibujo de la desarticulación de las paredes se repite en los estantes y en la inclinación de sus columnas. Y, como por descuido, desde los estantes aparecen los escalones que llevan al entrepiso, un espacio dedicado al estudio del dueño de casa.

Interior y exterior se fusionan en toda la superficie de la casa.

Una vez ubicados allí, llama la atención una ventana en el techo al estilo de la arquitectura de oriente, a la que llaman mirab, creada especialmente para capturar una vista en particular. En este caso es la del volcán Tupungato que aparece magistralmente enmarcado sobre el Cordón del Plata. Desde este ambiente se logra una generosa perspectiva de todo el salón, con el maravilloso paisaje exterior de fondo.

Las carpinterías de PVC, con doble vidrio, están foliadas para que se asimilen a la madera, en este caso de roble americano. De esta manera no se resigna la belleza en pos de la eficiencia. Este tipo de carpintería es de altísima prestación, con una hermeticidad del cien por ciento y no implica mantenimiento alguno, pero al semejarse a la madera, no desarmoniza con el paisaje. Una propuesta inteligente que aporta comodidad y calidad de vida a la familia.

Colaboraron en este proyecto:

XILEMA: línea exterior, decks y pérgolas.

KAISER: aberturas en PVC.

MADERAS VICTORIA

ENERGE: energía renovables.

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