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Dias de junio o quién recuerda a Mr. Henry Smar

Junio tiene días para memorar. Días que significan, días que deberían hacernos reflexionar. En junio 3 nace Manuel Belgrano y en junio 20 muere el creador de la bandera argentina.

El 7 de junio es día del periodista, un 14 de junio muere Jorge Luis Borges; un 24 de junio nace Ernesto Sábato y muere Carlos Gardel.

El 5 es el Día Mundial del Medio Ambiente, el 15 es el día del libro…

 Sin embargo, en nuestras efemérides no hay ningún día de junio que se dedique a los padres. Pero este 19 de junio, por ser el tercer domingo del mes, se “festeja” el día del padre.

En nuestra provincia, por ley Nº 5131, el Día del Padre es el 24 de agosto.

Toda efemérides tiene una razón de ser. No resulta de un capricho antojadizo y debe tener algún fundamento. Es decir que la fecha en que se conmemora tal día debería estar relacionada con algún suceso acaecido ese día.

El 24 de agosto fue padre, de su única hija, Mercedes –nacida en Mendoza, justamente-, Don José de San Martín, el Libertador de Argentina, Chile y Perú.

Por iniciativa de la profesora Lucía Zuloaga, en 1953, se acepta como Día del Padre el 24 de agosto en el calendario escolar de todas las escuelas argentinas.

Pero esta decisión, paulatinamente fue cayendo en el olvido y prácticamente se dejó de lado. De hecho, en Argentina se impuso el tercer domingo de junio para homenajear a los padres.

Esta fecha tiene su origen en EEUU. En 1909, Sonora Smart Dodd quiere rendir homenaje a su fallecido padre Mr. Henry Smart solicitando se rece una misa en su memoria.

Mr. Henry Smart, para los argentinos un ilustre desconocido, tuvo el mérito de haberse quedado viudo y criar solo a cinco hijos.

En 1966 el presidente de U.S.A. Lyndon Jonson firma una proclamación que declara al tercer domingo de junio como Día del Padre.

Empresas extranjeras radicadas en nuestro país iniciaron una fuerte campaña publicitaria, a fines de los años sesenta, para que los argentinos reconociéramos y festejáramos el Día del Padre en junio y no en agosto. Parece que lograron su cometido que no es otro que fomentar el comercio.

Si nos ponemos a pensar en estas tres semanas previas al 19 caeremos en la cuenta de que tanto la TV como los diarios dedicaron un fuerte espacio para vender regalos a los padres.

Nuestra reflexión no quiere desmerecer a un viudo norteamericano e idolatrar al General San Martín.

Pero es de sentido común que esta festividad, que debería ser íntimamente familiar, se ha transformado en algo absolutamente frívolo, en una competencia de ofertas y de cantidad de cuotas para comprar regalos y hacer felices a los padres.

Vamos perdiendo nuestras tradiciones y adoptando otras impuestas por la publicidad o por las modas. Resulta que ahora, para el Día de las brujas, el 31 de octubre (¿¡) vemos a un grupo de chiquillos disfrazados golpeando nuestra puerta y preguntando ¿Dulce o travesura?

Si paulatinamente vamos dejando valores que nuestros antepasados nos enseñaron como simientes para forjar una patria grande y fundamentalmente nuestra, no nos extrañemos que pasado un tiempo cambiemos la bandera celeste y blanca por otra que tenga un montón de estrellitas y luces de colores.

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