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Cada vez más escuelas inician a sus alumnos en el mundo del vino

Más allá de la matemática y la lengua

Cada vez más escuelas inician a sus alumnos en el mundo del vino

En el número anterior Correveidile dedicó un espacio para resaltar la importancia del trabajo productivo a nivel familiar o comunitario. En esta edición les mostramos el trabajo de dos escuelas, la Nº 4-038 Arturo Jauretche y la Del Huerto, quienes realizan distintas actividades relacionadas con el mundo del vino y nuestra producción hortícola.

La Escuela Arturo Jauretche, se encuentra en la ruta provincial 15, Km. 36  de Ugarteche, Luján de Cuyo, una zona eminentemente rural. Aquí, los jóvenes no sólo aprenden los conocimientos básicos y comunes de toda Escuela sino que también se forman como futuros productores de alimentos sanos y confiables. Los egresados reciben el título de técnico en producción agropecuaria con especialidad en producción viti-hortícola.

María Alejandra Bringas, docente de Escuela y Lic. en Comunicación Social, es quien nos informa sobre estas actividades productivas de los alumnos, los pequeños productores de la Jauretche. Fue ella quien se movilizó para compartir con nuestros lectores la interesante labor de sus alumnos.

“La última parada” es el nombre de varios de los productos elaborados por jóvenes de cuarto año, que desde hace mucho tiempo se dedican a la elaboración de conservas, confituras y vinos, realizados con estricto análisis de calidad y respetando las normas de higiene y seguridad.

Esta labor comienza en octavo año con lo que se conoce como práctica liviana, procesos simples que van desde el mantenimiento de los espacios verdes, hasta siembra de flores de estación y la producción de compost -descomposición de materia orgánica- que funciona como abono para fertilización. Estos procesos se van complejizando desde primer año en adelante. Todo proceso productivo que se realiza tiene en cuenta las normas de higiene, seguridad y las BMP -buenas prácticas de manufacturas-. Los alumnos, en el último año, elaboran conservas, confituras -huevos de pascuas-, jaleas, dulce de membrillo en pan, vinos… Todo se realiza con estricto análisis de calidad.

Varios de los productos se denominan “La última parada” nombre de la promoción de cuarto año quienes han diseñado las etiquetas de sus productos con este nombre.

Andrés Villalba, alumno de 4<, explica las instancias del proceso productivo: “…se realiza el análisis de control de PH, trabajamos en diversas líneas de producción, una parte selecciona y pela la materia prima, otra fracciona, otra se encarga del llenado de envases y finalmente el baño maría para esterilizar”.

Los chicos de octavo año, están en este momento iniciando la línea de alimentos deshidratados utilizando hornos de secados y también el deshidratado tradicional o paseras, como comúnmente se lo conoce, diseñadas por los mismos alumnos.

La escuela cuenta con una bodega bien equipada para producir vinos blanco y tinto. Cabe destacar que la institución mantiene contacto directo con empresas privadas de la zona. Por ejemplo, recibe donación de uvas de la Bodegas Norton, así como de productores agrícolas, como el señor José Contreras, quien dona uvas para la elaboración de vino.

Seguramente estos jóvenes sabrán aprovechar sabiamente los frutos que la naturaleza nos brinda para procurarse, mediante su trabajo, una alimentación a base de productos  sanos y genuinos.

Dicen los pequeños productores

Melisa Jimena Cárdenas

“Técnicamente la elaboración de conservas que llevamos a cabo en la escuela es importante ya que aprendemos cómo elaborar un producto y si llegamos, en alguna oportunidad, a comercializarlo, también saber cómo hacerlo. Esto va más allá del título que la Escuela nos otorga porque podemos aplicar nuestros conocimientos en beneficio propio, ya sea en nuestras casas o en un futuro poder realizar un proyecto de micro emprendimiento (Pymes) de conservas”.

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