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Elecciones “separadas”

El hecho de haber llevado a cabo el acto eleccionario circunscripto únicamente a la selección de los integrantes del Concejo, sin que fuera acompañado también de la votación por candidatos a cargos legislativos nacionales y provinciales, como se ha hecho en todos los casos anteriores desde 1983, provocó una concentración de la atención de los votantes en los temas y en los candidatos de tal grado que permitió privilegiar los objetivos propios de la elección por encima de otros temas y aspirantes extraños.

Es que la acumulación de elecciones producida en las ocasiones anteriores provocó, en todos los casos, el total desdibujamiento y, con ello –inevitablemente-, la desatención en los temas y candidatos locales. Consecuencia necesaria de este fenómeno es la pérdida de calidad de los hombres y de los temas propuestos.

Algo similar ocurre también con los respectivos temas provinciales que se ven sumergidos también en el “debate” de las cuestiones nacionales que son promovidos necesariamente por los esfuerzos publicitarios de las campañas realizadas en forma general en todo el país.

La inmersión de los candidatos provinciales y municipales, bajo las listas de los nacionales, en los escenarios políticos de los procesos electorales que acumulan todos los comicios generales, sustrae la materia de los dos espacios más próximos al ciudadano, más vitales y más perceptibles, luego, al momento del gobierno efectivo de la comunidad local.

La calidad de la elección, que es uno de los elementos palpables en que se hace efectiva la participación popular en el régimen democrático, exige transparencia; necesita de claridad en lo que se elige; impone apertura y conocimiento de los contenidos y de las personas que son objeto de la elección. Todo eso es “tapado” en las elecciones acumuladas de candidatos para puestos nacionales, provinciales y municipales; lo nacional tapa a lo provincial, tanto en publicidad como en información; lo poco que queda de lo provincial tapa a lo municipal y, en definitiva, cae abruptamente el debate y la calidad de los candidatos propuestos.

Debemos bregar para que lo que en esta elección fue una excepción, se convierta en regla y de ahora en más las elecciones sean separadas en fecha por cada tramo, nacional, provincial y municipal para que se den los respectivos debates y los candidatos apropiados para cada requerimiento. Y esto debe ser decidido ahora, cuando los procesos electorales están lejos y existe menor espacio para la especulación individual de conveniencia que cada partido inevitablemente realice de esta trascendental opción.

Alejandro Pérez Hualde

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